Climate change and investing. The uses and abuses of green finance
The Economist [2021], "Climate change and investing. The uses and abuses of green finance", The Economist, London, 6 de noviembre, https://www.economist.com/leaders/the-uses-and-abuses-of-green-finance/2...
Las instituciones financieras, que representan casi 9 billones de dólares en activos, se comprometieron a eliminar la deforestación de sus carteras de inversión. Así lo ha señalado la Alianza financiera de Glasgow para las emisiones cero, una asociación precedida por Mark Carney, exgobernador del Banco de Inglaterra, dicha organización mediante su portafolio de alrededor 130 billones de dólares en activos espera reducir las emisiones de sus préstamos e inversiones a cero en 2050.
“Desplazar la economía de combustibles fósiles a fuentes limpias de energía requiere una amplia relocalización del capital”. Para 2030 se requiere una inversión en energía limpia alrededor de cuatro billones de dólares por año, el triple de los niveles actuales. Con los incentivos de ganancia adecuados, los inversores tendrán el control de los activos que crean las emisiones de gases de efecto invernadero, sin embargo, existen 3 principales problemas para las inversiones "verdes".
Primero, The Economist estima que las empresas listadas no controladas por el gobierno representan apenas del 14 a 32% de las emisiones globales. Las compañías del estado, como Saudi Aramco y Coal India, al no operar bajo la influencia de un gestor de fondos institucionales o por banqueros del sector privado, tienen menor presión de disminuir sus emisiones, lo cual constituye un gran problema pues ambos son los mayores productores de petróleo.
Segundo, en la actualidad no existe una metodología efectiva para medir la huella de carbono de un portafolio sin incurrir en errores de doble contabilidad. Las emisiones de un barril de petróleo pueden aparecer en las cuentas de las empresas que extraen, refinan o queman petróleo. Y las metodologías que rastrean las emisiones a partir de flujos financieros son aún más incompletas.
Tercero, los incentivos del sector privado aún no están alineados con la eliminación del carbón. Las empresas financieras tienen el objetivo de maximizar la relación riesgo ganancia de sus clientes y propietarios, no obstante, hasta ahora la única forma de hacerlo es diversificar los portafolios y vender los activos sucios para poner sus ganancias en empresas con bajas emisiones como Facebook. Esta alternativa supone que las empresas que componen el S&P500 serán las más beneficiadas.
“Si se elimina el estigma puede ser rentable tener activos que legalmente generen contaminación sin tener que pagar impuestos”. Los accionistas, al vender empresas o activos contaminantes, inducirán a que estos activos financieros sean comprados por empresas de capital privado o fondos de cobertura, lejos del ojo público.
Lo que tiene que hacerse es promover una metodología capaz de medir la huella de carbono, de tal manera que las métricas climáticas sean estandarizadas. Por el lado del sector público,
el gobierno de Estados Unidos se encuentra obligando a las empresas a emitir reportes de carbón y siendo más estrictos con los impuestos al carbón. Por parte del sector privado, los fondos de pensiones y otros propietarios de activos deberían invertir en firmas contaminantes y utilizar sus acciones para inducir a estas empresas a hacer un cambio, además de que los inversionistas institucionales necesitan construir fondos de capital para financiar nuevas tecnologías como el cemento verde.
El mundo requiere de un precio generalizado del carbón para que los flujos financieros hagan maravillas, ya que un precio del carbono alinearía el incentivo de las ganancias con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Aquello impactará a todas las empresas, no sólo a las controladas por inversionistas institucionales. “El trabajo del sistema financiero sería entonces amplificar la señal enviada por el precio del carbono”. Las anteriores medidas combinadas generarían un poderoso motor para cambiar el funcionamiento de las economías.
A pesar del entusiasmo del sector financiero por disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero la realidad es que para que los flujos financieros se destinen a mitigar el cambio climático se requiere de la cooperación entre Estado y empresas, a fin de que sea la búsqueda de una ganancia lo que de lugar a una reasignación del capital.