Karl Marx's Ecosocialism. Capitalism, Nature and the Unfinished Critique of Political Economy

Cita: 

Saito, Kohei [2017], Karl Marx's Ecosocialism. Capitalism, Nature and the Unfinished Critique of Political Economy, New York, Monthly Review Press.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2017
Tema: 
Crítica y emancipación de la teoría de Karl Marx respecto la ecología y las crisis ambientales.
Idea principal: 

Kohei Saito es doctor por la Universidad de Berlín. Es profesor de economía política en la Universidad de la Ciudad de Osaka, Japón. Ha publicado artículos sobre la ecología de Marx y se encuentra trabajando en el proyecto MEGA (Marx-Engels-Gesamtausgabe), el cual tiene el objetivo de estudiar los cuadernos de Karl Marx.


En 1970 surgió una crítica hacia Marx basada en la idea del siglo XIX de que el economista-filósofo y sociólogo creía en la dominación completa de la humanidad sobre la naturaleza, que los desarrollos económicos y tecnológicos serían ilimitados. Para estos críticos dicho pensamiento llevó a Marx a descuidar el carácter destructivo de la industria y tecnología moderna hacia el medio ambiente, incluso John Passmore llegó a escribir “nada podría ser más dañino ecológicamente que la doctrina hegeliano-marxista”.

En los años posteriores, la teoría del valor de Marx fue señalada de antropocentista. Según Hans Immler, conocido por La naturaleza en las teorías económicas, el aspecto no ecológico de Marx se fundamenta en el absolutismo del trabajo humano como una única fuente de valor y descarta la contribución de la naturaleza en la producción de valor. La concentración unilateral sobre el valor y su descuido fundamental de la esfera física y natural hacen de su teoría incapaz de analizar las amenazas de la realidad socioeconómica, como la destrucción de ambiente. Por otro lado, se decía que el materialismo histórico de Marx elogiaba el progreso de la tecnología y las fuerzas productivas bajo el capitalismo. El falso hiperindustrialismo de Marx se volvió un estereotipo, particularmente en el mundo anglosajón.

En Alemania, país donde nació Marx, recientemente Thomas Petersen y Malte Faber comentaron que fue demasiado optimista respecto a que el proceso de producción podía organizarse de tal manera que no incurra en ningún material dañino para el medio ambiente. Rolf P. Sieferle rechazó la posibilidad de la ecología de Marx, al comentar que Marx erróneamente creía que los límites del crecimiento de los factores naturales se desacoplarían en el futuro. La visión de Sieferle e Immler afirmaban que el materialismo histórico era completamente anti-ecológico "en su fe en los efectos positivos del crecimiento tecnológico y económico ilimitado". Dicha critica ya no puede aceptarse en el siglo XXI. (p. 10).

Aquella critica ha comenzado a ser enmancipada por el trabajo de Paul Burkett (Marx y la naturaleza) y de Bellamy Foster (Ecología de Marx), quienes han analizado los textos de Marx y encontrado dimensiones ecológicas suprimidas en la crítica de la economía política de los años ochenta y noventa. Hoy en día se reconoce la importancia de la ecología de Marx, tanto a nivel teórico como práctico, hasta el punto de que el prometeísmo o hiperindustrialismo es considerado como falso.

Foster y Burkett analizan las crisis ambientales como una contradicción del capitalismo, bajo el enfoque de la "ruptura metabólica". Ambos conocidos como ecosocialistas de segunda etapa en el movimiento ambientalista. Principalmente es Foster quien relata los desarrollos mas recientes del pensamiento ambiental socialista. No obstante, sus trabajos permanecen a la reserva de los primeros ecosocialistas, por ejemplo, Ten Brento, André Gorz, etc., quienes degradan las contribuciones ecológicas de Marx.

Hasta el día de hoy, los primeros ecosocialistas argumentan que Marx “no anticipó adecuadamente el cambio climático actual debido al uso masivo de energía fósil”. Daniel Tanuro sostiene que la época de Marx es ahora tan lejana en términos de tecnología y ciencias naturales que su teoría no es apropiada para un análisis sistemático de los problemas ambientales actuales, especialmente Marx no puso atención en la energía fósil en contraste con otras energías renovables.

Por otra parte, Jason Moore, dirige su crítica contra Foster, afirmando que falta una teoría del valor en el enfoque de la ruptura metabólica. Para Moore, Foster no comprende la transformación histórica dinámica de todo el ecosistema a través del proceso de acumulación capitalista. Además, Moore comenta que el análisis de Foster no es más que una teoría estadística y ahistórica de los límites naturales, por lo que es inevitable que el enfoque de la ruptura metabólica tenga implicaciones apocalípticas.

Este libro se propone comprender el carácter sistemático inminente de la ecología de Marx, ya que existe una continuidad con su crítica a la economía política y los trabajos tanto de Foster como de Bukett, en ocasiones, dan una falsa impresión de que Marx no abordó el tema de manera sistemática sino más bien de manera esporádica y marginal. Adicionalmente el proyecto MEGA (Marx-Engels-Gesamtausgabe), tiene por objetivo publicar los cuadernos de Marx que rastrean el surgimiento y desarrollo de la crítica ecológica del capitalismo de manera más vívida, desentrañando aspectos desconocidos de El capital.

En los últimos años de vida de Marx, el economista-sociólogo estudió la teoría ecológica del siglo XIX e integró nuevos conocimientos en su análisis de la sociedad capitalista. “Marx se separó conscientemente de cualquier forma de prometeísmo ingenuo y llegó a considerar las crisis ecológicas como la contradicción fundamental del modo de producción capitalista” (p.13). En dichos manuscritos el concepto clave es “metabolismo”, que es la interpretación sistemática de la ecología.

A diferencia de otros estudios, este libro pretende demostrar que no es posible comprender todo el alcance de la crítica de la economía política de Marx si no se considera su dimensión ecológica. Mediante la exploración de la teoría del valor de Marx y la cosificación, se revela que Marx trata la naturaleza en su conjunto como un lugar de resistencia contra el capital, donde las contradicciones del capitalismo se manifiestan con mayor claridad. En este sentido la ecología de Marx proporciona uno de los elementos más útiles para investigar las crisis ecológicas como contradicción central del sistema histórico actual de producción y reproducción social.

Es importante aclarar que Marx en un principio no era ecológico, sino productivista. Fue hasta después de un proceso de sofisticación de su propia economía política que estudió diversos campos de las ciencias naturales, que le permitieron estudiar el problema del desastre ambiental como una limitación impuesta al proceso de valorización del capital. Los primeros rastros de sus motivos ecológicos se hallan en los cuadernos de Marx de 1844, mejor conocido como Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 . En este escrito, Marx hace uso de la relación entre la humanidad y la naturaleza como tema central de la teoría de la alienación, de hecho, la contribución fundamental de Marx en el campo de la ecología radica en su examen detallado de las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza en el capitalismo.

“Para Marx el capitalismo se caracteriza fundamentalmente por la naturaleza y una relación distorsionada entre los seres humanos y la naturaleza, en consecuencia, visualiza la idea emancipadora de 'humanismo = naturalismo' como un proyecto de reestablecimiento de la unidad entre la humanidad y la naturaleza contra la alienación capitalista” (p.14). El concepto fisiológico de “metabolismo” para criticar el ambiente como una manifestación de las contradicciones del capitalismo, la permitió a Marx comprender las condiciones naturales universales transhistóricas de la producción humana e investigar sus transformaciones históricas radicales bajo el desarrollo del sistema moderno de producción y el crecimiento de las fuerzas de la producción. Marx examinó cómo la dinámica históricamente específica de la producción capitalista mediada por categorías económicas cosificadas, constituye formas particulares de praxis social humana hacia la naturaleza, es decir, el aprovechamiento de la naturaleza para las necesidades de la máxima acumulación del capital. La nueva lectura de Marx presta poca atención a una simple reconstrucción categórica de la sociedad capitalista, en este libro lo que el autor enfatiza es el método práctico y crítico del materialismo de Marx, que va más allá del análisis de “forma” se ocupa de la interrelación entre las formas económicas y el mundo material concreto, los cuales están relacionados estrechamente con las dimensiones ecológicas. “En la medida en que el análisis de Marx considera la destrucción de la naturaleza bajo el capitalismo como una manifestación de la discrepancia que surge de la transformación formal capitalista de la naturaleza, es posible, examinar las categorías económicas formales en estrecha relación con las dimensiones físicas y materiales de la naturaleza” (p. 16).

De acuerdo al autor, si es posible concebir correctamente el papel del material en relación con las formas económicas, la ecología de Marx resulta no solo el componente inmanente de su sistema, sino también una base metodológica útil para analizar la actual crisis ecológica global.

Puesto que Marx no pudo completar su propio sistema de economía política en vida, el proyecto MEGA se dispone a reconstruir el sistema inconcluso. Por ejemplo, los ocho manuscritos originales del volumen 2 de El capital, publicados en la segunda sección del MEGA de 2012, de modo que en lugar de leer una mezcla de manuscritos elaborados por Engels, es posible observar con mayor claridad cómo se desarrolló la teoría de circulación del capital de Marx. Las notas de los cuadernos personales de Marx se vuelven cada vez más importantes, pues se ha muerto la única fuente que permite rastrear el desarrollo teórico de Marx después de 1968, después de haber publicado el volumen 1 de El capital.

Lo anterior resulta curioso porque en los últimos 15 años de vida, Marx produjo un tercio de sus cuadernos, los cuales ahondan en temas como la biología, la química, la botánica, la geología y la mineralogía. A pesar de esfuerzos exhaustivos, se deduce que Marx no pudo integrar la mayor parte de su última investigación sobre las ciencias naturales a su crítica de la economía política. No obstante, el autor sostiene que Marx habría enfatizado con más fuerza el problema de la crisis ecológica como la contradicción central del modo de producción capitalista. De ahí la importancia de este trabajo que permaneció desatendida durante más de un siglo.

La lectura cuidadosa de los cuadernos de Marx revela que en realidad no hay una visión utópica del futuro socialista, basado en el aumento infinito de las fuerzas productivas y la libre manipulación de la naturaleza. Por el contrario, reconoció seriamente los límites naturales, tratando la compleja e intensa relación entre el capital y la naturaleza como una contradicción central del modo de producción capitalista.

Un aspecto relevante que llevó a Marx a abandonar conscientemente cualquier modelo prometeíco y reduccionista de desarrollo social fue la teoría de Liebig. Esto puede afirmarse por la comparación de sus cuadernos de 1850 y los de 1865-1866. Y es que después de 1868, Marx optó por estudiar más libros de ciencias naturales. Después de un tiempo, Marx relativizó su evaluación de la teoría de Liebig incluso argumentó la necesidad de que una sociedad post capitalista realizará un intercambio relacional con la naturaleza. Desafortunadamente la ampliación de su crítica de la economía política hizo de su finalización una tarea extremadamente difícil.

“La economía política de Marx permite entender la crisis ecológica como una contradicción del capitalismo, según la cual el impulso ilimitado del capital por la valorización erosiona sus propias condiciones materiales y eventualmente lo confronta con los límites de la naturaleza (p. 20)”.

La teoría del metabolismo de Marx otorga una posición importante a la naturaleza como espacio de resistencia contra el capital, porque el capital no puede subsumir arbitrariamente a la naturaleza en aras de su máxima valorización; al intentar subsumir la naturaleza el capital no puede evitar destruir, en una escala cada vez mayor, las condiciones fundamentales para el libre desarrollo humano.

En última instancia, Marx encontró en esta destrucción irracional del ambiente, creada por el capital, una oportunidad para construir una nueva subjetividad revolucionaria que demanda constantemente una transformación radical del modo de producción capitalista para realizar el desarrollo humano sostenible. En este sentido, la ecología de Marx no es determinista ni apocalíptica, sino que enfatiza la importancia de restringir el poder cosificado del capital y transformar la relación entre humanos y naturaleza para asegurar un metabolismo social más sostenible.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La revisión de los cuadernos de Marx ha replanteado la contradicción principal del modo de producción capitalista, es decir, la destrucción del ambiente como consecuencia de la valorización del capital. El redescubrimiento de la crítica de la economía política de Marx representa no solo un nuevo marco teórico para generar políticas dirigidas a gestionar la crisis ecológica, sino que, al mismo tiempo es un alternativa que sugiere que las relaciones entre la naturaleza y la humanidad deben ser repensadas.