Industria extractiva y violencia en el noreste de México
Roux, Ruth [2018],“Industria extractiva y violencia en el noreste de México”, Revista Internacional de Humanidades, University of Illinois Research Park, 5(2):23-33, https://www.researchgate.net/profile/Ruth-Roux/publication/325098384_Ind...
Ruth Roux es profesora en la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Extractivismo y reforma energética
El artículo comienza brindando una serie de definiciones sobre extractivismo. En primera instancia, el concepto hace referencia a un patrón de desarrollo económico que se basa en la explotación de grandes cantidades de recursos naturales sin procesar y destinados a las exportaciones.
En América Latina se aplican dos modelos de extractivismo: 1) el modelo clásico que se caracteriza por las actividades productivas de las empresas transnacionales en los mercados locales o regionales (se trata de la economía de enclave, es decir, la presencia de capital monopolista vinculado al mercado mundial); 2) el modelo neo extractivista, donde el Estado adquiere un papel preponderante en la extracción de recurso naturales y en el proceso productivo. En este segundo modelo, el Estado actúa a través de empresas estatales o de manera indirecta, a través de impuestos u otros mecanismos de regulación. Países latinoamericanos que siguen este modelo son Ecuador, Bolivia, Venezuela, Argentina, Brasil y Uruguay.
El extractivismo provoca una depredación de la naturaleza, aunado a la contaminación, la destrucción del ambiente, la exclusión de las comunidades rurales y la violencia. Así, la violencia puede ser considerada como una condición necesaria para la actividad extractivista.
La autora del artículo cita el concepto extrahección, acuñado por Eduardo Gudynas. Esta palabra hace referencia a la apropiación de los recursos de la naturaleza mediante la violación de derechos humanos. En este sentido, la destrucción de ecosistemas, la contaminación, la pérdida al acceso al agua, etc., son violaciones de los derechos humanos de tercera generación y erosionan la calidad de vida.
Gudynas también propone un marco para entender el extractivismo. La primera etapa del marco hace referencia al "extractivismo depredador" donde este tipo de actividades se realiza a gran escala y el valor de los productos no incluye la destrucción social y natural. La segunda etapa del marco es el llamado "extractivismo sensato", donde los proyectos extractivistas cumplen con las normas, se someten a controles rigurosos y se internalizan los costos sociales y ambientales. Aquí, se reduce la orientación global y se utilizan las mejores tácticas de extracción.
Una tercera etapa requeriría del abandono del crecimiento económico como meta última de la sociedad. En esta etapa, la calidad de vida de las personas y la conservación ambiental son fundamentales. La autora nos recuerda que el crecimiento económico perpetuo es imposible, debido a las limitaciones de las cantidades de los recursos naturales, así como por la capacidad de los ecosistemas de amortiguar los impactos ambientales causados por la extracción, producción y consumo.
Con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1994, en México se acordó que las empresas privadas participarían en la extracción de hidrocarburos (antes de dicho tratado, esa tarea era exclusiva del Estado mexicano y sus empresas, como Pemex).
En 2013, el gobierno mexicano llevó a cabo una reforma energética que impulsó aún más la participación de empresas privadas, nacionales y transnacionales, en la extracción de hidrocarburos. Con esa reforma se modificaron 12 leyes, y se agregaron 9 a la Constitución. Se argumentó que la reforma sería benéfica debido a que incrementaría la renta petrolera, bajaría el precio de la energía eléctrica, crearía empleos en esa área, etc.
Para la autora, la reforma energética de 2013 refleja el modelo clásico del extractivismo, donde se defiende el crecimiento económico como objetivo último; al tiempo que la calidad de vida de las personas y la conservación ambiental están fuera de consideración en la política energética del país.
Extracción de gas natural en la región noroeste
Esta sección brinda una serie de datos sobre una de las regiones más importantes para el extractivismo en el noroeste de México. Ahí se encuentra la Cuenca de Burgos, que colinda al norte con Estados Unidos y al oriente con el Golfo de México. La Cuenca de Burgos incluye las siguientes entidades federativas: Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila.
La Cuenca de Burgos tiene reservas de gas natural y reservas de gas no convencional de lutitas, también llamado gas de esquisto, estimadas en 545 trillones de pies cúbicos.
Cabe resaltar que México ocupa el sexto lugar en reservas de gas de lutitas en el mundo. No obstante, las cifras de los recursos técnicamente recuperables no son tan altas debido: a la complejidad geológica y la discontinuidad de la zona en donde se encuentra el recurso; la falta de la tecnología requerida; así como a la insuficiente cantidad de agua para la extracción de este tipo de gas.
Violencia en la región noroeste
Aunque las ciudades del noreste de México son económicamente dinámicas, enfrentan actualmente serios problemas sociales (inseguridad, pobreza, falta de servicios básicos y altos niveles de violencia).
El discurso oficial dice que esa situación se debe a la guerra entre cárteles de narcotráfico por el control territorial. Sin embargo, según la autora la violencia se debe a la lucha por el control de más de 100 mil km2 de la Cuenca de Burgos y sus grandes reservas de gas.
Se ha reportado que el crimen organizado trabaja junto con las autoridades (federales, estatales y municipales) y la policía. Los grupos del crimen organizado diversifican sus operaciones más allá del narcotráfico hacia otros mercados (extorsión, el secuestro, el cobro de derecho de piso, el tráfico de armas, etc.).
En este contexto, la violencia se ha empleado como estrategia para sacar a los propietarios de grandes extensiones de tierra en áreas ricas en gas, carbón y agua. Así, se recurre a prácticas militares para controlar el territorio y los medios de comunicación.
Además, la guerra entre grupos del crimen organizado se usa como pretexto para justificar la violencia para despojar a la gente de sus tierras en zonas apartadas de las ciudades. De esta manera, muchas tierras con hidrocarburos en el subsuelo son abandonadas por sus propietarios; luego son adquiridas por empresarios y políticos.
Percepciones sobre las autoridades y los principales problemas sociales
En 2015, muchos de los pozos de gas natural en la Cuenca de Burgos disminuyeron su producción porque hubo una baja en los precios de los hidrocarburos a nivel global y a las inversiones en proyectos de desarrollo. Como resultado, se dejaron de hacer exploraciones.
Lo anterior generó falta de empleos que, combinada con la violencia, generó en los ciudadanos de la región un sentimiento de incertidumbre. Así, se perdió la confianza hacia las personas y hacia a las instituciones (una dimensión central de la cohesión social).
Sin embargo, este artículo encuentra que hubo una alta percepción de confianza hacia las autoridades en Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, entidades federativas que se caracterizan por tener altos índices de criminalidad. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, la Marina fue la institución que obtuvo mayor confianza (89%), seguida por el Ejército (86%) y la Policía Federal (64%).
No obstante, la policía estatal registró un porcentaje de confianza de alrededor de 52%. Según el artículo, hay dos factores que explican lo anterior: la gente no percibió el vínculo de las autoridades con el crimen organizado; o, por desconfianza, tuvieron temor de responder sinceramente (ver Dato crucial 6).
Extractivismo y violencia
En esta sección, se señala que comprobar la relación entre la violencia y el extractivismo es difícil y, a veces, contradictorio. En términos económicos es difícil saber –por ejemplo– si las problemáticas asociadas a la violencia se relacionan más con la extracción o con la distribución del recurso extraído.
Algunos autores señalan que las diferencias en los montos de la renta producidos por la venta de los recursos se asocian con diferentes grados de violencia. Otros autores afirman que los conflictos que genera la violencia se originan en las relaciones de las compañías extractivas con las autoridades locales. También se ha sugerido que los conflictos dependen de la ubicación geográfica en la que descansan los recursos.
Michael L. Ross señala que cuando los recursos son fáciles de robar, no se genera un gran conflicto ni se provoca tanta violencia porque las economías locales se pueden beneficiar de ellos. Pero otros autores sostienen que la violencia y los conflictos asociados al extractivismo son parte del problema mayor de la dependencia, de la pobreza, la corrupción y el autoritarismo. Sin embargo, este artículo apunta a que no hay una explicación que englobe todos estos factores.
Conclusiones
En el noreste de México, el crimen organizado trabaja junto con las autoridades para expulsar a propietarios de tierras ricas en hidrocarburos. Las estadísticas de las entidades federativas donde se encuentra la Cuenca de Burgos (Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila) documentan que las acciones de la delincuencia organizada son importantes. Los datos de las encuestas también muestran que los habitantes de esas entidades tienen más confianza en las autoridades federales que en las locales. Asimismo, la mayoría de las personas opina que los principales problemas sociales son la inseguridad, la delincuencia, la corrupción y el desempleo.
Cabe resaltar que la relación entre el extractivismo y la violencia no se comprueba fácilmente: los resultados sobre la relación entre extractivismo y violencia son ambiguos y contradictorios. Sin embargo, varios autores coinciden en que la extracción de hidrocarburos en un país, aumenta la probabilidad de que se inicien eventos violentos, conflictos y guerras.
1. La Cuenca de Burgos iene una extensión territorial de 50 000 km2, la actividad extractiva se encuentra en una superficie de 28 000 km2.
2. En la Cuenca de Burgos, se encuentra uno de los 6 yacimientos de hidrocarburos más grandes del mundo, con reservas de gas natural de aproximadamente 393 billones de pies cúbicos.
3. En 2003, su producción fue de alrededor de 1 200 millones de pies cúbicos diarios de gas no asociado, cifra cercana a la cuarta parte de la producción de México.
4. En 2014, Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, lograron producir poco más de 1 250 millones de pies cúbicos diarios.
5. El Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos estima que en 2014 un total de 281 400 personas vivían desplazadas en México.
6. Los datos sobre la confianza en las autoridades contrastan con los datos sobre las percepciones de los problemas sociales: en la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental se encontró que en Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila las personas mayores de 18 años percibían que los principales problemas sociales eran la inseguridad, la delincuencia, la corrupción y el desempleo. Así, 80% de los informantes de la encuesta consideraron la inseguridad y la delincuencia como el problema principal; seguido por la corrupción (con 55% de la muestra); y el desempleo (45%).
7. Michael L. Ross examinó 21 estudios sobre la relación entre recursos naturales y conflictos. El autor afirma que las dimensiones de esa relación no están establecidas claramente debido a la dificultad para determinar los datos que son relevantes y a la disponibilidad de los mismos. Sin embargo, su estudio señala que 11 de los reportes realizados (21 en total), coinciden en que la extracción de recursos naturales en un país aumenta la probabilidad de que se inicien conflictos, violencia y guerras.
El artículo pone de manifiesto lo que podría considerarse un conflicto socioambiental. Ahí, el extractivismo no sólo es una actividad económica que destruye el ambiente y explota los recursos, sino que afecta a las personas que son parte de las localidades donde se encuentran las actividades extractivas.
El conflicto se complejiza cuando diversos sujetos participan en él: las autoridades, el crimen organizado, los habitantes, las corporaciones transnacionales, etc. Eso tiene como resultado una situación donde varios factores (como la corrupción, la violencia, la contaminación ambiental, la desposesión de tierras, etc.), ponen de manifiesto la lógica destructiva del capital y la función estratégica de la violencia.