Apocalypse When? Global Warming's Endless Scroll

Cita: 

Hess, Amanda [2022], "Apocalypse When? Global Warming's Endless Scroll", The New York Times, New York, 3 de febrero, https://www.nytimes.com/2022/02/03/arts/climate-change-doomsday-culture....

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Jueves, Febrero 3, 2022
Tema: 
La banalidad de las representaciones culturales sobre el apocalipsis climático
Idea principal: 

Amanda Hess es una crítica cultural de New York Times. Escribe sobre Internet y la cultura pop para la sección de Artes y colabora regularmente con The New York Times Magazine.


La autora señala que no puede decir con precisión cuándo comenzó el fin. En cambio, identifica que en los últimos años, “el fin del mundo” dejó de referirse a un evento catastrófico futuro y comenzó a describir nuestra situación actual. A menudo, las características de la actual distopía o del capitalismo tardío se parecen a los círculos concéntricos del infierno (desigualdad en aumento, democracia en declive, pandemia sin fin), hasta que ese recorrido llega al centro ardiente del infierno, que es la destrucción de la Tierra a través del calentamiento global provocado por la humanidad.

Sin embargo, este apocalipsis es banal, ya que incluso si se describe como terriblemente cercano, se mantiene a una distancia cínica. El calentamiento global representa el colapso de sistemas tan complejos a una escala tan extrema que anula la capacidad emocional de las personas.

Así, la negación se vuelve el mejor mecanismo de defensa: se reconoce la ciencia, pero no se acepta realmente, al menos no lo suficiente como para actuar con urgencia. A medida que el calentamiento global afecta a la Tierra, explotan las narrativas, incluso las apocalípticas, y esto afecta emocionalmente a las personas.

Así, este “fin del mundo” no se asemeja a los finales de las profecías religiosas o las películas de desastres, que acaban en dramáticos espectáculos finales. La autora argumenta que en la actualidad nos encontramos en un “estado oxímoron”, habitando un final que ya empezó, pero que no tiene fin.

Ante este declive inexorable, las fantasías apocalípticas se vuelven populares en las redes sociales, lo que señala la desesperanza de la presente situación y, al mismo tiempo, proporciona una especie de consuelo narcótico.

Lo anterior abre el telón de fondo para discutir la película Don't Look Up, la comedia sobre el fin del mundo de Adam McKay, la cual es una alegoría de la inacción ante el calentamiento global. La autora critica la alegoría de la película (un cometa destruirá la Tierra; el cometa es el cambio climático) debido a que ésta se toma la “mayor libertad” con su final: el cometa golpea la Tierra en el momento señalado y toda la gente muere. Para la autora, ese es un final dramático y fácil de entender. La situación no sería tan simple con el "fin del mundo" vinculado al cambio climático.

El calentamiento global es lo que el ecofilósofo Timothy Morton llama un hiperobjeto: un concepto que es demasiado grande para ser adecuadamente comprendido por las personas. La escala del calentamiento global no es sólo histórica y mundial, sino también geológica. Además, los efectos del calentamiento global se distribuyen de manera desigual.

Por otra parte, el calentamiento global sugiere que la humanidad es lo suficientemente poderosa como para destruir el mundo, pero demasiado débil para detener su destrucción. Y, aunque se impulsa la innovación que cambiará el mundo, las personas se presentan como inflexibles, temerosas de abandonar las comodidades destructivas que una vez se consideraron como progreso: los automóviles, las carnes, las entregas gratuitas al día siguiente.

Uno de los aspectos más desconcertantes de la crisis es que la información sobre la catástrofe no hace que la gente se movilice. En Don't Look Up científicos descubren que el cometa colisionará con la Tierra, informan al mundo y, aún así, es difícil de creer. La película no explora por qué sucede esto.

La autora apunta que una de las historias que se narran sobre el calentamiento global es que solo se necesita “escuchar a la ciencia”. Cuando esto no funciona, se nos proporciona aún más ciencia: más datos duros, más proyecciones de temperaturas altísimas, más historias aterradoras sobre abejas muertas, etc. En el libro Being Ecological, Morton llama a esto el "modo de volcado de información ecológica", cuando un experto comienza a "gritar hechos perturbadores" esperando provocar alguna reacción en quien lo escucha.

De ahí que la autora observe que este enfoque aparentemente racional alimenta una fantasía irracional, a saber, que queda una cierta cantidad de tiempo para detener el calentamiento global, tan pronto como entendamos lo que está sucediendo. La palabra "apocalipsis" que viene del latín y significa "revelación", reluce la ironía de ese doble significado: las personas confunden obsesionarse con el "fin del mundo" con actuar en consecuencia.

Un argumento central de la autora es que tal vez es necesario dejar de consumir las producciones culturales sobre el calentamiento global, pues tienen un contenido anestésico y nos ubican en una zona de confort. Como escribe David Wallace-Wells en su libro de 2019 The Uninhabitable Earth, las películas de desastres con temas climáticos desplazan las ansiedades sobre el calentamiento global representándolas en escenarios previamente manufacturados y controlados. También, cuando se enmarca a Greta Thunberg como una especie de celebridad y oráculo, se transfiere la responsabilidad de las personas a una adolescente.

Comúnmente se critica a internet por servir como un amplificador de las noticias falsas. No obstante, con internet también es posible generar una relación destructiva con la información seria. Para las personas que aceptan la ciencia, la enunciación de la catástrofe en las redes sociales es muy seductora, pues les ayuda a sentir que sí se preocupan por los grandes problemas, incluso cuando persiguen distracciones. El internet también brinda un “pequeño tono tonto” para expresar la desesperación.

El internet tiene la capacidad de desplazar a las personas en el tiempo. Internet se convierte en el espacio donde se vive lo que no se puede soportar imaginar. Es sabido que la negación es la primera etapa del duelo.

Datos cruciales: 

1. Una encuesta mundial de jóvenes, publicada en 2021, encontró que más de la mitad de los encuestados entre las edades de 16 y 25 “se sentían tristes, ansiosos, enojados, impotentes, indefensos y culpables” al respecto, y creían que “la humanidad está condenada.

2. En el documental de 2020 I Am Greta, la activista climática adolescente explica cómo el conocimiento del calentamiento global casi la mata: después de ver una película en la escuela sobre “osos polares hambrientos, etc.”, se deprimió y se puso ansiosa, dejó de hablar y dejó de comer.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El artículo brinda un comentario interesante respecto a cómo las personas reaccionan ante la crisis climática, la destrucción del ambiente y el futuro de la civilización. Así, el distanciamiento cínico y la negación parecen ser respuestas emocionales que evitan que las personas salgan de sus zonas de confort y enfrenten la crisis climática, cuya naturaleza es difícil de aprehender, entender y hasta explicar. Así, la complejidad del cambio climático como fenómeno natural con diversas consecuencias abona a la inacción social ante esa problemática.