Alberto Coronel Tarancón escribe en el diario El Salto, es profesor de filosofía egresado de la Universidad Complutense de Madrid.

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Erradicar el uso de energías fósiles es una tarea complicada para los países debido a la militarización apoyada por el capitalismo global en respuesta a la crisis climática. El panorama actual enfrenta un escenario en el que además hay escasez energética y material.

En 2020 el gasto en fuerzas armadas fue de 1 981 billones de dólares (dato crucial 1) y uno de los principales objetivos de los ejércitos fue garantizar el acceso a energías contaminantes, como fue el caso de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y la Unión Europea que destinaron entre 2018 y 2020 el equivalente a 29 veces el PIB español de 2021 a esta causa (dato crucial 2).

Las guerras provocadas por los países en búsqueda de asegurar combustibles fósiles detonan oleadas de migración que a su vez provocan que aumente el gasto en la militarización de las fronteras. Pero la propia militarización de las fronteras es otro negocio muy redituable justificado bajo la premisa de la seguridad nacional. Entre 2003 y 2021 Estados Unidos y la Unión Europea han incrementado su gasto en seguridad de las fronteras (dato crucial 3) pero de forma desproporcionada a la cantidad de problemas generados por las poblaciones migrantes.

Sin duda el costo más difícil de calcular de la militarización es el costo ambiental. El impacto de las operaciones militares está en todos los terrenos y sus efectos son a corto y largo plazo. El principal problema son los materiales altamente tóxicos y contaminantes que usa la industria bélica como la ciclotrimetilentrinitramina, el perclorato de amonio y el trinitrotolueno usados en la elaboración de explosivos y misiles que se disuelven fácilmente por lo que contaminan el agua y la tierra, además de ser tóxicos para los seres vivos.

Se puede concluir que las estrategias de “seguridad climática” están consiguiendo perpetuar el estado actual de la industria de combustibles fósiles en lugar de combatir el cambio climático y que esto produce un bucle que retroalimenta a la militarización y a la contaminación (dato crucial 4).