Alberto Coronel Tarancón escribe en el diario El Salto, es profesor de filosofía egresado de la Universidad Complutense de Madrid.

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Durante las guerras la información se concentra en la pérdida de vidas humanas y destrucción de la infraestructura lo que ha provocado un sesgo donde vemos solo un conflicto entre seres humanos ignorando que también hay consecuencias para el medio ambiente.

Esta separación entre la destrucción social y la destrucción medioambiental impide darnos cuenta que no solo estamos en el medio ambiente, somos parte del medio ambiente. Hacer esta separación es solo ver hacia afuera y no ver hacia adentro.

La mirada exterior

Se pueden categorizar los impactos de la guerra en anteriores, simultáneos y posteriores (dato crucial 1). Los efectos negativos de la guerra para el medio ambiente no aparecen solo en el momento del conflicto, toda la preparación y mantenimiento de los ejércitos tiene consecuencias antes de la guerra y el uso de las armas también deja consecuencias que solo serán visibles años después de que termine el conflicto.

El mantenimiento de las tropas, el transporte, la construcción de armamento nuclear y sobre todo los ensayos son la principal fuente de contaminación que se da antes de una guerra. El 1 por ciento de la superficie de la tierra ya es usado como campo de entrenamiento para los ejércitos (dato crucial 2) donde los hábitats terrestres y marinos se desarrollan en un entorno de contaminación constante.

Durante los conflictos el impacto ambiental depende de dónde se realicen los ataques, quién lo haga y cómo se haga. Las afectaciones pueden ser mayores si se hacen sobre centrales nucleares o petroleras, pero en todas las guerras hay contaminación por el traslado de tropas y el uso de explosivos.

Las consecuencias posteriores al conflicto se ven en la radiación y la contaminación del agua y suelo por el uso de sustancias químicas, esta contaminación puede acabar con los cultivos y acentuar la falta de comida para la población. Otro efecto es la sobrecarga de los ecosistemas a los que llegan las poblaciones que huyen del conflicto.

La mirada interior

Terminada la guerra las sociedades deben pasar por un proceso de reconstrucción con un estado débil donde sus carencias permiten el crecimiento de comunidades con odios y rencores productos del trauma de la guerra.

En este escenario de pocos recursos y muchos problemas el tema medioambiental no es prioridad porque se deben atender antes otros asuntos, postergar la protección del medio ambiente es la raíz de los siguientes problemas.
El gran reto: trenzar la mirada interior y exterior

Si en los años de paz no son sentadas las bases legales y las regulaciones para el cuidado del medio ambiente, en años de guerra no habrá nada que impida su destrucción. Separar el medio ambiente como algo ajeno a la sociedad normaliza su explotación en años de paz y su destrucción en tiempos de guerra. Por eso la paz capitalista al igual que una guerra capitalista, son una catástrofe medioambiental.