Salidas del laberinto capitalista. Decrecimiento y postextractivismo

Cita: 

Acosta, Alberto y Ulrich Brand [2018], "Un viejo debate en ciernes" y "¿Cómo salir del laberinto? Perspectivas y preguntas abiertas", Salidas del laberinto capitalista. Decrecimiento y postextractivismo, Ecuador, Fundación Rosa Luxemburg, pp. 17-28, 149-160, https://www.rosalux.org.ec/pdfs/Libro-Salidas-del-Laberinto.pdf

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2018
Tema: 
Los enfoques del decrecimiento y del postextractivismo como alternativas críticas al modo de producción capitalista.
Idea principal: 

Alberto Acosta es un economista, político ecuatoriano, profesor-investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso-Ecuador).

Ulrich Brand es profesor de Política Internacional en la Universidad de Viena. Colabora con el Grupo de Investigación sobre Sociedades postcrecimiento de la Universidad de Jena. Sus principales intereses de investigación son la crisis de la globalización liberal y la internacionalización del estado, temas socioecológicos (globales) como la política de recursos y la economía verde, los estudios críticos del estado y la gobernanza.


Un viejo debate en ciernes

El capitalismo no garantiza la “vida buena y atractiva” a millones de personas. Las clases subalternas se encuentran en constante conflicto con la estructura social impuesta por las clases dominantes. En este escenario, “el carácter hegemónico del capitalismo” se desgasta y se vuelve más autoritario (p. 19). Lo anterior se ejemplifica con las políticas de austeridad, el fortalecimiento de la ultraderecha y el discurso xenófobo en Europa como consecuencia de la crisis iniciada en 2008. Por otra parte, América Latina experimenta un agotamiento del ciclo “progresista”.

En este contexto permeado por crisis, los autores concuerdan en que “el propio debilitamiento de la hegemonía capitalista ha alimentado crecientemente la discusión respecto de alternativas al sistema dominante” (p. 19). Las crisis que ha provocado el sistema capitalista en su versión neoliberal afectan de diversas formas a los centros y a las periferias, a las clases dominantes y a las clases subalternas. Sin embargo, ante la agudización de los problemas sociales, económicos, ambientales y políticos, se hace cada vez más evidente la necesidad de plantear “alternativas de fondo” que critiquen y transformen al sistema capitalista.

En este sentido, el planteamiento de Acosta y Brand gira en torno al debate del decrecimiento y el postextractivismo como alternativas de fondo. Ambas perspectivas están estrechamente vinculadas debido a que los modos de producción y de vida del Norte global están basados en las lógicas extractivistas aplicadas en el Sur global. Por esta razón es sumamente importante reconocer que “[l]a conservación de estos modos de producción y de vida es un obstáculo fundamental para transitar a cualquier alternativa” (p. 21). Además, la conservación de dichos modos de producción y de vida se presenta como una oportunidad para seguir perpetuando las desigualdades y las implicaciones socioestructurales del sistema capitalista.

Actualmente el capitalismo vive una crisis multifacética, interrelacionada, múltiple, generalizada y sistémica que se manifiesta en el ámbito político, ético, social, ambiental, energético, alimentario y cultural. Los efectos de esta crisis han permitido concluir que no se trata de una crisis coyuntural o “pequeña”, sino de una crisis compleja y de tal magnitud que demanda una “reestructuración profunda”. Las posibles soluciones a dicha crisis son igual de complejas debido a que no se pueden establecer relaciones causales entre las diversas esferas afectadas por las crisis.

Los autores refieren a la “gran transformación” planteada por Karl Polanyi para argumentar que la reestructuración del sistema debe ser polifacética; es decir, contemplando lo económico, político, social, ambiental y cultural. Para articular la reestructuración es necesario “vincular los procesos existentes en el Norte y en el Sur” y “definir dónde comenzar las transformaciones, cuánto intervenir en las actuales estructuras sociales e institucionales, y quién se supone que puede o debe hacerlo” (p. 22). Asimismo se requieren estrategias que hagan posibles las transformaciones indispensables, sin perder de vista que los cambios generados por las alternativas profundas no se manifestarán de forma inmediata y ni simultánea.

De tal forma, Acosta y Brand proponen que para la solución de problemas inmediatos las respuestas “deben necesariamente pensarse y desplegarse considerando los retos estructurales y las metas de mediano y largo plazos” (p. 23).

Los efectos de la crisis multifacética del capitalismo afectan de forma diferenciada a la humanidad. Así pues, si no se establecen bases estructurales sólidas para enfrentar dichos efectos y si no se multiplican los espacios heterogéneos para discutir ampliamente estos problemas y proponer alternativas, es un hecho que las desigualdades e inequidades se seguirán profundizando.

Para cambiar profundamente las bases del sistema y superarlo, será necesario aprovechar sus propias debilidades y dificultades, al mismo tiempo que se dejan atrás las estructuras y acciones planteadas desde el capitalismo.

La actual crisis del sistema deja entrever que difícilmente “las cosas retornarán a su normalidad”. De acuerdo con los autores, actualmente nos enfrentamos a una “crisis civilizatoria” que exigirá que el sistema empiece a “transitar por una senda sin retorno” (p. 24). El reto ahora es precisar soluciones de fondo que eviten los inminentes colapsos políticos, sociales y ambientales.

Para enfrentar la crisis global multifacética se requiere una perspectiva de transformación socioecológica. No se debe perder de vista que las demandas del capital condicionan y promueven el reacomodo de las contradicciones, los conflictos y las crisis sociales inherentes al sistema dominante. Los cambios deben ser planificados e implementados sin perder de vista la estructura y sin caer en el idealismo analítico y el voluntarismo político.

Las perspectivas del decrecimiento y el postextractivismo se presentan como posibles alternativas para lograr la transformación partiendo desde situaciones y experiencias existentes. Los autores entienden al decrecimiento también como un “postcrecimiento” que cuestiona las estructuras productivas y culturales al plantear la reconfiguración del imaginario colectivo basado en la producción, consumo de masas, ingresos crecientes.

Asimismo, de acuerdo con los autores el postextractivismo “nos remite a situaciones concretas” y ambivalentes en América Latina. En los últimos años se ha avanzado en la lucha contra el hambre y la pobreza en la región en cierta medida por el boom de los commodities. Sin embargo, las estructuras del “neoextractivismo de origen colonial” y el propio capitalismo son insuficientes e insostenibles para hacer frente a los problemas de la región. Por el contrario, los regímenes progresistas han fortalecido y ampliado el extractivismo.

Expuesto lo anterior, los autores proceden a plantear la estructura del libro Salidas del laberinto capitalista. Decrecimiento y postextractivista. En un primer momento, Acosta y Ulrich describen los contextos históricos en donde los conceptos y debates del decrecimiento y el postextractivismo se intensificaron. Posteriormente, los autores analizan las propuestas de ambas perspectivas. Finalmente, identifican las debilidades e impulsos de los debates.

Los autores resaltan que ambos enfoques “tratan fundamentalmente de encontrar nuevas comprensiones y nuevas prácticas para conseguir una vida digna para todos los humanos (y no humanos)”. En este sentido, uno de los objetivos principales de la obra es “entablar un diálogo amistoso” entre ambos enfoques. La metodología del trabajo está fundamentada en el estudio de la literatura especializada aunque es evidente que “las diferenciaciones y los detalles siempre serán abordados de manera insuficiente” (p. 27).

¿Cómo salir del laberinto? Perspectivas y preguntas abiertas

Las visiones y conceptos se manifiestan y guían la práctica social al “visibilizar determinados hechos y constelaciones e invisibilizar otros” (p. 151). Un claro ejemplo de lo anterior es la visión del crecimiento económico. El concepto de crecimiento económico se ha cuestionado muy poco desde el Sur global. En las regiones “subdesarrolladas” el concepto de “desarrollo” se ha llegado a considerar como sinónimo de crecimiento económico.

En este entendido, el concepto de crecimiento económico posee gran fuerza simbólica a pesar de sus inconsistencias y los estragos que ha causado en la realidad social. Por esta razón, Acosta y Brand concuerdan en que el debate del decrecimiento se intensificará globalmente en la medida en la que se incorporen de “manera sistemática las experiencias y debates desarrollados en el Sur global” y se hagan cada vez más evidentes los límites biofísicos del planeta (p. 151).

De acuerdo con los autores, los enfoques del decrecimiento y del postextractivismo critican la realidad global y los modos de vida existentes que están inmersos en una “lógica imperial” en la que el trabajo y a la Naturaleza se encuentran subordinados a las demandas de la acumulación del capital. Así se entiende que si el Norte global decrece y frena sus procesos de acumulación, muy probablemente en el Sur global iniciaría un proceso postextractivista.

Sin embargo, los autores sostienen que los enfoques como el decrecimiento y postextractivismo carecen de un atractivo simbólico y por esta razón deberían replantearse conceptos como el “Buen Vivir” o “Vivir Bien”, o “Bien Común de la Humanidad” como “aproximaciones diferentes, emancipadoras y sostenibles” con el fin de “sumar consensos de amplios segmentos de la población mundial” (p. 152).

El concepto o vivencia del Buen Vivir debería presentarse como una oportunidad para aproximaciones sociales complejas, complementarias, libres y sostenibles en un entorno social y natural digno, sin dominaciones o imposiciones. Acosta y Brand señalan que para fortalecer las perspectivas del decrecimiento y del postextractivismo es necesario insertar un concepto de Estado y de política más explícito y más crítico.

Por más que se critique al Estado, éste “existe y tiene un papel central en el capitalismo, como sistema interestatal”. A pesar de que los debates y movimientos críticos obligan al Estado a buscar soluciones a los problemas, el Estado es visualizado como “parte del mal”. Asimismo, la política es vista como un “espectáculo que disfraza el verdadero lugar del poder social”; un conflicto entre alianzas y enemigos; y “actos constituyentes y subversivos, más o menos revolucionarios y pensados como eventos; posición que deprecia las instituciones políticas como lo político” (p. 153).

No obstante, los autores señalan que estas posiciones omiten la necesidad de transformaciones y rupturas para fortalecer una perspectiva emancipadora. De igual forma, se necesita la reflexión crítica y democrática, la discusión y el pluralismo para articular la emancipación.

Es así como los autores proponen el reencuentro con “la dimensión utópica” propuesta por Alberto Flores Galindo. La dimensión utópica conlleva el fortalecimiento de valores básicos de la democracia tales como la libertad, igualdad y solidaridad, a través de la incorporación de aproximaciones conceptuales de la vida en comunidad.

Los autores concluyen que el Buen Vivir es un elemento fundamental para desarrollar un proyecto emancipador que retome diversas experiencias locales, historias, luchas de resistencia y propuestas de cambio con el fin último de construir democráticamente sociedades sustentables. Esta construcción exige la ruptura con visiones dogmáticas y que no perdamos de vista el destino al cual queremos llegar: la vida digna como prioridad.

Lo político significa las prácticas y los debates sobre las esferas de lo económico, las necesidades, las formas de producción y la división del trabajo. Igualmente debe incluirse la dimensión internacional desde la perspectiva del mercado global y sus efectos, así como la geopolítica. De esta forma desde el debate postextractivista será posible abordar al imperialismo como el verdadero trasfondo de la actual globalización del sistema capitalista.

La economía política y una ecología política, planteadas como versiones críticas de la globalización capitalista e imperial, deberán incluirse en la perspectiva del decrecimiento con el fin de construir una transformación profunda. La teoría crítica de la transformación socioecológica será fundamental para la emancipación; sin embargo, hay muchas propuestas, teorizaciones y diálogos pendientes.

De acuerdo con Acosta y Brand, el intercambio de reflexiones y experiencias entre el Norte y el Sur global será de gran importancia para la construcción de vías que aseguren la ruptura de las relaciones de dominación, el extractivismo y la “religión” del crecimiento económico. Esto conlleva la superación de la civilización capitalista a través de la práctica del postdesarrollo, el decrecimiento y el postextractivismo. Se deben criticar los modos de vida y de producción que subordinan a la Naturaleza y a la vida misma.

El “desarrollo” y el “progreso” deben ser visualizados “como parte de estructuras imperiales impregnadas de poder y dominación” con el fin de romper con el paradigma del crecimiento y el extractivismo. Por esta razón, es sumamente importante entender que el extractivismo además de ser una estrategia económica, es una “forma de explotación altamente compleja” en donde subordina a la Naturaleza y la destruye y “estructura relaciones sociales de producción y reproducción, trabajo y división de trabajo, formas de organización política y terrenos estatales, subjetividades e imaginarios sociales” (p. 158).

En este sentido, una estrategia postextractivista debe criticar en su totalidad las estructuras productivas, sociales y políticas que permiten e incentivan la acumulación primario-exportadora con el argumento de potenciar el desarrollo, el progreso y el crecimiento económico.

Para terminar con la dominación extractivista a partir de enfoques emancipadores, se requieren cambios profundos tanto en el Sur como en el Norte global en donde exista un vínculo armónico entre los seres humanos y la Naturaleza que garantice la reproducción de la vida. Asimismo, se requiere una ruptura con el paradigma de la modernidad y postmodernidad fundamentado en la idea de progreso y la “permanente acumulación de bienes materiales” (p. 158).

Acosta y Brand se cuestionan si la actual crisis del capitalismo puede ser una oportunidad para articular una nueva organización civilizatoria capaz de hacer realidad dichas rupturas y transformaciones. De igual manera plantean otro punto de debate: “los límites biofísicos y posibles puntos de inflexión en la política social” (p. 159). Al respecto, los autores señalan que en la actualidad dichos límites obedecen más a criterios políticos que a científicos.

Por otra parte, la dominación, como aspecto fundamental del crecimiento económico y del capitalismo, puede llegar a ser subestimada por el debate crítico del decrecimiento. Por esta razón, los autores resaltan la importancia de precisar lo que se entiende como crecimiento capitalista o capitalismo en general, a lo cual señalan que “muchos documentos y trabajos nos dejan en la incógnita al respecto, al sugerir que el crecimiento es simplemente el incremento de la producción material y del consumo, sin considerar sus implicaciones como constelaciones capitalistas sociales patriarcales, racistas o postcoloniales” (p. 159).

Debido a que la destrucción producida por el crecimiento económico y la acumulación capitalista conduce a un camino sin salida, otro punto importante es indagar en otras formas de desarrollo de fuerzas productivas y otras lógicas económicas que incluyan una visión holística y sistémica planteada desde los Derechos Humanos y los Derechos de la Naturaleza.

Los autores plantean que a pesar de los grandes avances en el debate del postextractivismo, muchas de las aproximaciones con relación al concepto de capitalismo y al planteamiento de alternativas “siguen siendo vagas y poco concretas” (p. 160). Esto constituye un gran reto para el debate en un contexto histórico en “extremo complejo” debido a que los gobiernos neoliberales, los regímenes autoritarios y la extrema derecha siguen consolidándose en el marco del capitalismo como un sistema de muerte.

Es así como los autores concluyen mencionando la urgencia de abordar desde la democracia, la igualdad, la equidad, desde visiones plurales y con acciones colectivas los diversos desafíos políticos y analíticos presentes en la actualidad.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La mercantilización de la naturaleza y la realidad social propia del capitalismo, así como la valorización del capital, han provocado el colapso sistémico social y medioambiental. El reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derechos se torna crucial en la medida que se busca la desmercantilización del mundo natural y, con ello, el combate a la degradación del medio ambiente. En un contexto permeado por la crisis civilizatoria en sus diferentes dimensiones (económica, ambiental, energética, política, social, sanitaria, migratoria, seguridad, entre otras), la propuesta del Buen Vivir, y los enfoques del decrecimiento y del postextractivismo destacados en los presentes capítulos invitan a la reflexión y al planteamiento de alternativas críticas al modo de producción capitalista.