As War Rages, a Struggle to Balance Energy Crunch and Climate Crisis
Plumer, Brad, Lisa Friedman y David Gelles [2022], "As War Rages, a Struggle to Balance Energy Crunch and Climate Crisis", The New York Times, New York, 10 de marzo, https://www.nytimes.com/2022/03/10/climate/climate-oil-crisis-global.html
Brad Plumer es un reportero especializado en política y tecnología para reducir las emisiones de dióxido de carbono. También ha cubierto las conversaciones internacionales sobre el clima y el cambiante panorama energético de Estados Unidos para The New York Times.
Lisa Friedman es una reportera estadounidense especialista en temas climáticos que se enfoca en la política climática y ambiental en Washington.
David Gelles es reportero de la sección climática para The New York Times y cubre la intersección sobre política pública y el sector privado.
La invasión rusa en Ucrania ha hecho evidente que los países siguen siendo altamente dependientes de los combustibles fósiles y se esfuerzan por mantener el suministro en un momento en el que los científicos advierten reiteradamente que se debe reducir el consumo mundial de estos combustibles para evitar daños irreversibles al planeta y a la humanidad. Los precios del petróleo y el gas están oscilando en el mercado con constantes subidas, en este sentido, los países podrían reducir su vulnerabilidad ante estos cambios transitando hacia energías más limpias, sin embargo, esta transición podría tomar años.
Es así que los gobiernos se enfocan en aliviar la crisis energética a corto plazo impulsando la producción mundial de petróleo para sustituir las exportaciones históricas de Rusia que ahora rechazan las naciones occidentales. Evidentemente resulta preocupante que los países descuiden sus políticas climáticas debido a la crisis energética. No obstante, empresas como Rocky Mountain Institute que trabajan en temas de energías limpias, aclaran que se deben tomar medidas a corto plazo para evitar que la crisis genere una catástrofe económica. Asimismo, se deben implementar estrategias a largo plazo para reducir las vulnerabilidades energéticas subyacentes.
“Los precios del petróleo ya eran altos incluso antes de que estallara la guerra en Ucrania, ya que la economía mundial se recuperó de la pandemia y la demanda superó a la oferta.” Sin embargo, la invasión rusa a Ucrania a finales de febrero hizo que los precios se dispararan (dato crucial 1). Asimismo, el presidente Biden anunció que Estados Unidos prohibirá las importaciones de petróleo de Rusia, que antes de la invasión producía uno de cada diez barriles de petróleo que se consumían en el mundo. Por otro lado, esta decisión ya está perjudicando el abastecimiento de gasolina y el aumento en su precio (dato crucial 2).
En este tenor, la secretaria de energía de Estados Unidos afirma que se debe aumentar la oferta a corto plazo para estabilizar el mercado y minimizar los daños a las familias estadounidenses. Argumenta que adoptar estas medidas no implica abandonar el objetivo de dejar de usar combustibles fósiles para combatir el cambio climático, al contrario, comenta que “Biden se ha comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos al menos 50% por debajo de los niveles de 2005 para 2030.” Menciona que se toman en serio la descarbonización, pero que ahora deben aumentar la producción actual de petróleo y gas para proporcionar energía que no dependa de adversarios extranjeros.
Con base en lo anterior, resulta incierto cuánto hará Estados Unidos para detener su dependencia de los combustibles fósiles. “En su más reciente informe anual, la Administración de Información Energética de Estados Unidos afirmó que el petróleo y el gas seguirán siendo las principales fuentes de energía del país hasta 2050 si no se produce un cambio importante en la política.” Este es el mismo año en el que los científicos afirman que se deben eliminar las emisiones de combustibles fósiles para evitar los efectos devastadores del cambio climático.
La propuesta legislativa para impulsar la transición energética, Build Back Better Act, no se ha implementado. Este proyecto incluye subvenciones para fomentar tecnologías de baja emisión de carbono, a vehículos eléctricos y edificios más eficientes energéticamente (dato crucial 3). En teoría, estas medidas ayudarán a que Estados Unidos dependa menos del petróleo y el gas, pero su implementación tomará tiempo (dato crucial 4). En este sentido, la propuesta está estancada en el Senado y ejecutivos del sector petrolero y del gas mencionan que los esfuerzos por combatir el cambio climático deben pasar a segundo plano frente a la necesidad de aumentar la producción de combustibles fósiles para evitar trastornos económicos.
Por otro lado, la comunidad científica concuerda en que los efectos del cambio climático ya son evidentes y cada vez más recurrentes en todo el mundo. Aun así, los ejecutivos del sector energético afirman que pueden superar los límites de producción a corto plazo, la producción de petróleo de Estados Unidos ya está casi de vuelta a los niveles prepandémicos (dato crucial 5). Sin embargo, el sector se enfrenta a diversas dificultades como limitaciones en las cadenas de suministro y falta de mano de obra calificada.
Europa se enfrenta a un reto mayor, desde 2010 ha invertido en energías renovables y medidas de eficiencia energética para depender menos del gas natural, no obstante, la producción nacional ha disminuido demasiado rápido, lo que significa que depende más de las exportaciones de Rusia, quien suministra cerca de 40% del gas que los europeos utilizan en calefacción y electricidad. En este sentido y a raíz de la guerra, la Unión Europea reducirá en dos tercios sus importaciones de gas natural ruso y lo sustituirá con exportaciones de otras partes del mundo en el corto plazo. A largo plazo planea acelerar la transición energética y la producción de hidrógeno verde para alimentar a la industria pesada.
Existen dudas de la rapidez con la que Europa pueda deslindarse del gas natural ruso pues los yacimientos del continente están disminuyendo rápidamente, y las importaciones del extranjero podrían suponer el desvío de los envíos desde lugares como Pakistán, Tailandia o Bangladesh, lo que obligaría a esos países a adaptarse. De igual forma, Europa también se enfrenta al dilema de la seguridad energética a corto plazo y sus objetivos climáticos a largo plazo. Por otro lado, en la Comisión Europea se comenta que es posible que en el corto plazo algunos países tengan que depender más del carbón mientras reducen el consumo de gas natural y construyen suficiente energía renovable para sustituirlo. El carbón produce el doble de emisiones de dióxido de carbono que el gas natural.
Estados Unidos coincide en que aumentar la producción de petróleo y gas para ayudar a Europa a sustituir el gas ruso no es incompatible con los objetivos climáticos, argumenta que proporcionar seguridad energética no va en contra de la transición o de la meta “cero neto” para 2050. Este aumento en la producción y consumo de combustibles fósiles solo será por unos meses mientras se ajustan a la volatilidad.
La invasión rusa en Ucrania a finales de febrero de 2022 se produjo justo cuando el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) publicó la segunda parte de su sexto informe sobre los peligros del cambio climático y las dificultades de adaptación a las que se enfrentará la humanidad a menos que se reduzcan significativamente las emisiones en las próximas décadas.
1. A principios de marzo de 2022 el precio del barril de petróleo alcanzó los 130 dólares.
2. A principios de marzo de 2022 los precios de la gasolina promediaron 4.25 dólares por galón en todo Estados Unidos, los niveles más altos desde 2012 después de ajustar la inflación.
3. Este proyecto de ley incluye 555 mil millones de dólares de gasto para desplegar tecnologías de baja emisión de carbono como la eólica, la solar, la geotérmica y la nuclear. Los compradores de vehículos eléctricos recibirían hasta 12 mil 500 dólares en créditos fiscales.
4. Un análisis reciente estimó que las disposiciones del proyecto de ley relativas a los vehículos eléctricos podrían reducir el consumo de petróleo de Estados Unidos en 180 millones de barriles al año para 2030, más del doble de lo que el país importó de Rusia en 2021. Otras disposiciones para sanear las centrales eléctricas, los edificios y la industria podrían reducir el uso de gas natural en Estados Unidos en 4.7 billones de pies cúbicos al año para 2030, lo que equivale a 85% de lo que Europa importó de Rusia en 2021.
5. La producción de petróleo de Estados Unidos ya está casi de vuelta a los niveles prepandémicos, justo por debajo de los 12 millones de barriles diarios. La Administración de Información Energética predijo que la producción podría aumentar a 13 millones de barriles diarios en 2023.
La guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto que la transición energética no es una prioridad para los Estados y que implementarán medidas y políticas a favor de ésta siempre y cuando no perjudiquen sus intereses económicos. La crisis energética es un síntoma del caduco sistema capitalista y debería tomarse como una oportunidad para cambiar el paradigma de los combustibles fósiles como principal fuente de energía. No obstante, se siguen perpetuando las prácticas que anteponen la acumulación del capital, la hegemonía de las naciones y empresas y la destrucción del ambiente.