Preface: An introduction to ecosocialism
Brownhill, Leigh et al. [2022], "Preface: An introduction to ecosocialism", The Routledge Handbook on Ecosocialism, New York, Routledge, pp. 1-12.
Leigh Brown es profesora en la Universidad Athabasca en Alberta, Canadá.
Razones ecosociales para el ecosocialismo
Los autores abren su prefacio indicando que el ecosocialismo es una representación de resistencias y alternativas a la concentración de la riqueza en pocas manos, característica del actual modo de producción. El capitalismo tiene una serie de repercusiones que afectan a varias poblaciones en el mundo: desde el hambre crónica y la desnutrición, las guerras, la falta de acceso a agua potable, hasta las migraciones forzadas.
Bajo la producción capitalista, el crecimiento de la emisión de gases de efecto invernadero es constante. Lo anterior promueve un clima extremo más frecuente y mortal. Así, la crisis ecológica es una cuestión política porque conduce a una situación en la que las condiciones necesarias para la reproducción de la vida humana y no humana están amenazadas.
Asimismo, la producción capitalista crea grandes cantidades de desechos, lo que genera un ambiente súper contaminado con volúmenes crecientes de plásticos y sustancias tóxicas. De esa forma, los autores argumentan que el capitalismo destruye millones de vidas en beneficio de las ganancias y el estilo de vida de las élites capitalistas dominantes.
A este fenómeno se le puede llamar “capitalismo fósil”, ya que depende del gas natural, el petróleo y el carbón. Como tal, autores como Andreas Malm argumentan que “una transición que se aleje de los combustibles fósiles resultará en el desplazamiento de los daños hacia las personas y los ecosistemas en otras partes de las comunidades que se benefician de esa transición del sistema energético”. Para evitar una mayor destrucción ecológica, el capitalismo tiene que ser reemplazado.
La lógica de acumulación de capital sólo empeorará sus efectos destructivos y creará otras formas de daño ecológico, incluso si se implementan energías renovables. Los autores apuntan que un proyecto ecológicamente sostenible significa abolir las relaciones capitalistas. Es necesario un cambio de sistema hacia el ecosocialismo. Algunos valores del ecosocialismo son la cooperación, el mutualismo, la solidaridad y el apoyo a la vida.
Los y las ecosocialistas aprenden de las comunidades que viven oprimidas y que resisten. El ecosocialismo está influenciado por las visiones de las comunidades indígenas, ya que éstas luchan por una forma de organización no capitalista, antiextractiva y ecológicamente sostenible.
El capitalismo depende no solo de la acumulación de ganancias, sino también de la violencia racista y misógina ejercida por las fuerzas estatales e institucionales. Es por eso que se aboga por la superación del capitalismo. Sin embargo, ésta no se basa en las visiones anteriores sobre la revolución global (dirigida por sindicatos, movimientos de liberación nacional o partidos de vanguardia).
Los autores consideran que la sociedad que sucederá al capitalismo emerge en la actualidad, a través de una multitud de esfuerzos prefigurativos. Éstos involucran movimientos de transformación y de alternativas ecosocialistas globales.
Un breve recorrido por la historia y los múltiples significados del ecosocialismo
Para los autores, el ecosocialismo es una serie de movimientos de resistencia anticapitalista con prácticas que articulan una crítica a “la oposición a las relaciones de explotación y despojo y la defensa, establecimiento y elaboración de praxis de una economía política y forma de ser alternativas, enraizadas en la justicia social y ecológica”.
El ecosocialismo, es entonces un movimiento con una praxis con metas socialistas y ecológicas. Por una parte, es socialista porque identifica a las relaciones capitalistas como la causa sistémica y estructural de la desigualdad y la destrucción ambiental. Por tanto, se exige la igualdad social al obtener el control colectivo sobre los medios de vida y poniendo fin a todas las formas de explotación (incluidas el racismo y el patriarcado).
Por otra parte, el ecosocialismo es ecologista porque se interesa en la destrucción biofísica del ambiente. Así, lucha por el “desarrollo de comunidades igualitarias ecológicamente sanas en todo el mundo”.
Una coyuntura relevante para el ecosocialismo son “las revueltas globales de 1968”, ya que iluminaron los aspectos ecológicos del socialismo.
A finales de la década de los años ochenta, algunas ideas socialistas también fueron introducidas en movimientos ambientales. Sin embargo, “los entendimientos ambientales más avanzados en el socialismo” tienen su origen en áreas del mundo en donde se lucha por la autodeterminación y la pura supervivencia implicando la protección de los ecosistemas y los medios para subsistir. En otras palabras, los y las ecosocialistas encuentran en los saberes de los pueblos indígenas una fuente importante de “empoderamiento y resistencia”.
Los autores retoman el ejemplo de Chico Mendes quien combinó enfoques ecológicos y socialistas. Este activista brasileño “vinculó los derechos de los caucheros con la defensa de los bosques amazónicos frente a la rapacidad de las grandes empresas terratenientes y financieras”. Debido a su activismo en contra de las empresas madereras, fue asesinado en 1988.
En Honduras, Berta Cáceres también fue asesinada por oponerse a los proyectos mineros cuyos planes amenazaron con destruir los ríos y las tierras ancestrales de su pueblo. De esta manera, el ecosocialismo retoma “la resistencia indígena contra la violencia capitalista, el encierro y la explotación de las personas y la naturaleza.”
En los años noventa del siglo XX surgieron movimientos rojo-verde (una alianza entre la clase obrera y los ecologistas). En Reino Unido, por ejemplo, las preocupaciones ambientales se entrelazaron con los llamados a mejorar las políticas de bienestar social y de protección de los trabajadores.
Un común denominador entre los diferentes enfoques ecosocialistas es la contribución a las prácticas y los supuestos teóricos para alcanzar “una sociedad fundada en el uso cooperativo (o al menos coordinado, socialmente planificado) de los recursos en beneficio de todos”, sin que se comprometan las condiciones ecológicas.
Algunas organizaciones nacidas de estos presupuestos son el Foro Social Mundial y La Vía Campesina. En el norte global existen movimientos como Occupy, la Cruz Negra Anarquista y la Cooperación Jackson en América del Norte.
En el Manifiesto Ecosocialista de Kovel y Löwy se visibiliza a los países donde el ecosocialismo se ha incorporado a las plataformas y políticas estatales (por ejemplo en Ecuador, Bolivia, Venezuela, Islandia y Brasil).
Asimismo, las comunidades kurdas en Rojava, Siria adoptaron principios ecosocialistas del confederalismo democrático. También implementaron ideas ecológicas, ecofeministas y democráticas en medio de la guerra.
En este sentido, el libro “ofrece una representación de trabajos históricos clave y más recientes que han impulsado y dado forma al pensamiento y la acción ecosocialistas durante las últimas cuatro décadas”. Esta serie de trabajos puede considerarse como una referencia para los movimientos sociales ecosocialistas.
El libro pretende familiarizar a las personas con los diferentes enfoques del ecosocialismo. Como tal, no es un intento de unificación de las corrientes ecosocialistas. En general, la finalidad del libro es proporcionar un recurso que sea lo más completo posible con respecto a la ideología, los movimientos, las organizaciones y las prácticas ecosocialistas.
Esquema del Manual
El libro está dividido en 4 parte temáticas.
Parte 1. “Fundamentos históricos y teóricos”. Incluye obras históricamente significativas sobre el desarrollo del ecosocialismo.
En la introducción de 1988 a la revista, Capitalism Nature Socialism, Jim O'Connor articula al pensamiento marxista clásico para explicar la crisis ecológica así como el origen nuevos movimientos sociales.
Joel Kovel acentúa el papel del ecofeminismo materialista para forjar las alianzas que contribuyan a la superación del capitalismo y, así, generar una sociedad ecosocialista.
Terisa E. Turner presenta un marco teórico y metodológico de "análisis de clase étnico y de género". Una clave de este marco es el entendimiento de las personas que no reciben un salario como parte de la clase trabajadora, que al resistir la opresión, resisten el poder del capital.
Mary Mellor indica los vínculos entre la explotación y degradación del mundo natural con la opresión de las mujeres, elementos que estructuran al capitalismo como un sistema patriarcal.
Ariel Salleh muestra cómo el ecosocialismo debe basarse en el ecofeminismo resaltando las prácticas ecocéntricas entre los trabajadores a quienes no se les reconoce.
Ana Isla argumenta que los movimientos basados en mujeres están mejor posicionados para “exponer el lavado verde institucional de la brutalidad del extractivismo en América Central y del Sur y más allá”.
Renán Vega Cantor explora las críticas marxistas y románticas del progreso, las cuales implican la lógica extractivista.
La Parte II. “Extendiendo las raíces marxistas”, aborda las contribuciones marxistas al ecosocialismo.
Elmar Altvater señala cómo Marx concibió que la lógica de la acumulación de capital amenazaría a las fronteras ecológicas planetarias y a la supervivencia misma de la especie humana.
Leigh Brownhill argumenta que dentro del capitalismo, el control de la fuerza de trabajo de las mujeres es esencial para el funcionamiento de ese modo de producción.
Michael Löwy subraya el imperativo desarrollo de una política ecosocialista mediante una alianza roja-verde.
Brett Clark y John Bellamy Foster explican el concepto marxista sobre la brecha metabólica como herramienta teórica que fundamenta la visión ecologista del materialismo histórico clásico.
Kohei Saito desafía la clásica convicción de que Marx apoyaba la hiperindustrialización y el dominio social sobre la naturaleza.
Arran Gare retoma la historia de la ecología y el concepto de cultura en Unión Soviética para argumentar que una civilización ecológica socialista radical transforma totalmente a la sociedad, cambiando la forma en cómo las personas se relacionan entre sí y con la naturaleza.
Parte III. “Movimientos, prefiguraciones y marcos”. Ejemplifica movimientos concretos que se vinculan a la difusión y construcción del ecosocialismo.
Nnimmo Bassey escribe sobre la destrucción ecológica provocada por la extracción petrolera en Nigeria.
Seth Tobocman, Leigh Brownhill y Terisa Turner señalan los movimientos contra el petróleo y en pro de la subsistencia de las mujeres en el delta del Níger.
Vishwas Satgar y Jacklyn Cock analizan las políticas de justicia ambiental y climática en contra de la economía de carbono de Sudáfrica.
Terran Giacomini analiza las prácticas ecofeministas de aprovisionamiento de alimentos y el activismo de mujeres de la organización Vía Campesina.
Benjamin Barson describe la política de los músicos afroamericanos de jazz y los activistas en las parroquias azucareras de Luisiana, Estados Unidos del siglo XIX. De acuerdo a esta descripción, se rastrea el surgimiento de una "estética ecológica" dentro de “las luchas por la tierra, la libertad y los bienes comunes”.
José Luis Haro García analiza la democracia y el lugar de trabajo como escenario de la transformación ecosocialista.
Silvia Ribeiro “explora la economía política de la geoingeniería con un enfoque en la resistencia a ella”.
Pritam Singh señala que la “ecologización del capitalismo” y el surgimiento del ecosocialismo están interrelacionados. Este es un argumento que contribuye a la praxis ecosocialista (debido a las “reformas verdes” y de la acción individual).
Samuel Alexander y Peter D. Burdon abordan el potencial de Extinction Rebellion, especialmente sus prácticas de desobediencia civil no violenta.
Parte IV. “Luchas de poder en terrenos institucionales”. Aborda las estrategias y plataformas que podrían desarrollarse dentro y/o fuera de los marcos institucionales estatales.
Hans A. Baer expone una serie de pautas para desarrollar una forma de ecosocialismo integrada a la socialdemocracia.
Anitra Nelson señala las debilidades estructurales del capitalismo y formula una economía alternativa sin dinero en la que se valora y prioriza los valores de uso.
Pat Devine enfatiza la necesidad de una economía ecosocialista centrada en garantizar la cobertura de las necesidades básicas desde la perspectiva ecológica.
David Schwartzman propone un acercamiento a las bases técnicas y energéticas para una transición al ecosocialismo y la energía social.
Victor Wallis examina los procesos de toma de decisiones para el desarrollo tecnológico e infraestructural ecosocialista.
Miguel Ángel Núñez describe que en Venezuela se lleva a cabo un cambio mediante la planificación comunitaria para transitar hacia prácticas ecosocialistas más profundas.
Natasha Heenan considera que el Green New Deal presenta oportunidades para la difusión y discusión de las ideas y la praxis ecosocialistas.
Nadia Singh advierte, no obstante, contra los esquemas de bioenergía que podrían formar parte del Green New Deal. También describe un marco ecosocialista para el desarrollo de sistemas de bioenergía sostenibles.
Salvatore Engel-Di Mauro hace un análisis de los principales logros ecológicamente beneficiosos de los estados socialistas y hace un llamado para aprender de esas experiencias.
Huan Qingzhi analiza los avances en China que podrían conducir a la construcción del ecosocialismo en el país asiático.
Michael Löwy y Daniel Tanuro describen la transformación histórica de la IV Internacional para mostrar el camino de las luchas sociales y ambientales dentro y fuera de los contextos institucionales.
Finalmente, los y las autoras esperan que este libro sea útil para forjar las nuevas utopías ecosocialistas para superar el horrible callejón sin salida capitalista actual.
Este manual sobre ecosocialismo presenta una amplia gama de textos que contribuyen a la crítica del capitalismo, su crisis civilizatoria y la destrucción del ambiente. Así, se proponen visiones y proyectos que están enraizados en los movimientos sociopolíticos ecosocialistas, a su vez, influenciados por el marxismo, la organización de las comunidades indígenas y el ecofeminismo.