La esperanza de vida, la alfabetización y el nivel de vida están alcanzando máximos históricos. El hambre, la mortalidad infantil y la pobreza extrema están disminuyendo en las últimas décadas. Todos estos datos son positivos para la humanidad, a pesar de esto hay una sensación generalizada de que el mundo está peor.

Los continuos titulares con malas noticias, como la guerra en Ucrania, la inflación en Estados Unidos o la pandemia por COVID-19 nos hacen pensar que estamos viviendo años muy malos a pesar de que los indicadores señalan lo contrario. Una de las razones que explicarían esta percepción es el estado de la democracia.

Avances sutiles frente a crisis evidentes
Una de las razones por las cuales la sociedad no tiene una percepción de mejora acorde a los datos es que las personas tienden a compararse con quienes conforman su pasado más próximo. Esto significa que los cambios que han tenido lugar en generaciones como la disminución de la mortalidad infantil son demasiado sutiles para afectar la percepción de la gente.

Internet y sobre todo las redes sociales son otro factor que abona a la sensación de un mundo peor. El constante flujo de malas noticias, así sean muy lejanas a las personas las hace sentirse inmersas en un mundo agobiante. No se perciben las mejoras en la esperanza de vida pero el continuo bombardeo de malas noticias si hacen sentir a las personas más vulnerables.

Un ataque terrorista o una crisis política registrada esta semana aunque sean menos frecuentes que en otras décadas nos hace sentir en un peor escenario aunque no sea del todo cierto. Los estadounidenses recuerdan la década de 1990 como años buenos aunque los golpes de estado, guerras civiles, hambrunas y crisis económicas eran mucho más comunes que ahora.

Optimismo desigual
El pesimismo, aunque no lo parezca, no es el estado de ánimo global predominante. El optimismo es el estado de ánimo predominante, este se da sobre todo en países con ingresos medios y bajos que constituyen la mayoría de la población. En estos países hay esperanza de que mejoren las condiciones de vida y las mejoras como las de materia de salud son más notorias aquí.

El pesimismo está mucho más presente en países ricos donde los habitantes piensan que sus condiciones económicas no van a mejorar y por ende no van a mejorar las condiciones del país. Esto puede deberse también al estancamiento del crecimiento económico de los países ricos.

Una era de declive democrático
A pesar de que los indicadores demuestran que el mundo está mejor que antes, hay uno que podría ser el responsable de una visión más fatalista de las cosas, el estado de la democracia.

Luego de un gran crecimiento de la democracia a lo largo de 70 años, esta se ha visto ralentizada desde hace 20 años y en los últimos 6 se ha dado el primer retroceso en el número de democracias desde la Segunda Guerra Mundial.

La polarización y el mal funcionamiento de las democracias también se está haciendo presente, algunos países han pasado a la autocracia como Hungría, Filipinas y Rusia. En otros el extremismo es un factor de riesgo para sus gobiernos.

Estos casos de erosión de la democracia son una tendencia mundial y dado que los países más ricos en general son democráticos de ahí podría venir una explicación del sentimiento generalizado de pesimismo.