US fracking boom could tip world to edge of climate disaster
Lakhani, Nina y Oliver Milman [2022], "US fracking boom could tip world to edge of climate disaster", The Guardian, 11 de mayo, https://www.theguardian.com/environment/2022/may/11/us-fracking-climate-...
Nina Lakhani es una reportera y escritora inglesa, dedicada a informar sobre la justicia climática. Ha trabajado para los medios The Independent, BBC, Al Jazeera y The Guardian. Es autora del libro Who Killed Berta Cáceres?. Dams, Death Squads, and an Indigenous Defender’s Battle for the Planet (2020).
Oliver Milman es un periodista y escritor inglés. Es corresponsal climático de The Guardian, donde cubre asuntos de la crisis climática, la biodiversidad y los efectos ambientales de la contaminación. Escribió el libro The Insect Crisis. The Fall of the Tiny Empires that Run the World (2022).
El mayor extractor mundial de petróleo, Estados Unidos, planea aumentar todavía más el volumen de extracción de combustibles fósiles en su territorio, hecho que traerá graves consecuencias climáticas para todo el planeta (Dato crucial 1).
Se busca implementar la perforación convencional y no convencional (en especial, de la fractura hidráulica o fracking, en inglés), en una vasta región: la Cuenca Pérmica, una formación geológica de 402.3 km de ancho, ubicada en el oeste de Texas y parte de Nuevo México (Dato crucial 2). Otras regiones de extracción relevantes son las aguas profundas del Golfo de México, Front Range en Colorado y algunas regiones de los montes Apalaches.
Debido a lo anterior, se exhibe que “Estados Unidos, el centro de la adicción mundial al petróleo y el gas, desempeñará un papel descomunal en las olas de calor, las sequías y las inundaciones que afectarán a las personas de todo el planeta”
Es importante mencionar que la extracción no convencional de los hidrocarburos en ese país se ha estado expandiendo y perfeccionando constantemente, aún a costa de hacerlo en zonas habitacionales. Desde principios del 2000, los métodos de extracción no convencional se han incrementado en todo el territorio. Se calcula que 17.6 millones de personas viven a 1 km de distancia de un pozo en funcionamiento por lo que proliferan las afectaciones a la salud (Dato crucial 3).
Pese a lo anterior, las proyecciones de la producción petrolera en la Cuenca Pérmica son enormes y los intereses tanto privados como públicos alientan el proceso (Dato crucial 4). Incluso, los permisos de extracción están siendo obtenidos al doble de la velocidad normal (Dato crucial 5).
Dentro de la jurisdicción estadounidense, los efectos ambientales han sido extremos. Uno de los estados federativos que más ha sufrido tales consecuencias es Colorado, el séptimo extractor de gas y el quinto productor de petróleo, a nivel nacional (Dato crucial 6). En este estado, destaca el caso de la Escuela Primaria de Bella Romero, de donde operan cerca algunos pozos y donde ya se han reportado daños a la salud en los niños y las niñas que asisten a esa escuela (Dato crucial 7).
Por ello, algunas restricciones legales han sido implementadas a nivel federal para aminorar los riesgos de salubridad, pero tienen limitaciones (Dato crucial 8). Más aún, se estima que los proyectos fósiles continuarán aumentando, debido a que los planes del gobierno para reducir las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero (GEI) autorizan que la extracción de petróleo y gas siga aumentando hasta 2030 (Dato crucial 9).
Al mismo tiempo, se reportan peores agravios sociales y ambientales, en regiones cercanas a los sitios de fracking: migrañas, ambientes más ruidosos y contaminados y sismos. Al menos ese es el caso de la refinería de petróleo más grande de Estados Unidos, que procesa casi 100 000 barriles de crudo al día.
Se han constituido, por lo tanto, lo que testigos señalan como “zona[s] de sacrificio donde ves cómo el cambio climático está directamente relacionado con el racismo ambiental. La industria [fósil] y los políticos lucran con nuestra miseria”. En paralelo, las empresas aseguran que han mejorado sus estándares ambientales, mientras apelan a la necesidad de salvaguardar la soberanía energética estadounidense y, con ello, la urgencia de mantener la extracción fósil.
No obstante, la Guerra en Ucrania ha impulsado a las compañías a reconsiderar la ampliación de los programas de perforación, en función de defender la “seguridad nacional” y la de los aliados de Estados Unidos.
1. Se estima que, si la totalidad de los proyectos de perforación a través de los suelos y los cuerpos de agua estadounidenses se llevara a cabo, se liberarían 140 mil millones de toneladas métricas de GEI. Los planes de expansión de la industria fósil de tal medida son denominados “bombas de carbón”, pues, expulsan 4 veces la cantidad de todos los GEI emitidos a nivel mundial, anualmente.
2. La Cuenca Pérmica será un gran destino de inversiones en los próximos años, en particular, para la extracción de esquisto (o shale, su nombre en inglés). La inyección de recursos en esa zona ha incentivado, en consecuencia, la mejora de los métodos de extracción de crudo dicho lugar. En ese sentido, el director ejecutivo del Instituto de Política Energética de la University of Chicago, Sam Ori menciona que “[e]n un entorno donde es rentable y donde hay un mercado para el petróleo, es difícil pensar que no habrá perforaciones en las próximas décadas”.
3. En comparación con la perforación convencional, el fracking conlleva mayores niveles de exposición ante contaminantes tóxicos del aire, mala calidad del agua, además de contaminación sonora y lumínica. Encima de esto, se ha encontrado que, entre habitantes aledaños a los sitios donde de lleva a cabo la fractura hidráulica, persisten altas tasas de defectos cardíacos congénitos, leucemia infantil, asma, nacimientos prematuros y muertes prematuras de personas ancianas.
4. La petroleras estadounidenses Exxon y Chevron pronostican aumentos de 100 000 barriles por día y 60 000 barriles por día, respectivamente, provenientes de la Cuenca Pérmica. Se calcula que en 2023 se extraerán 12.6 millones de barriles diarios en Estados Unidos, lo que marcará un hito para la historia de la producción petrolera del país.
5. Lo normal en el contexto estadounidense es que entre 400-500 permisos de perforación sean emitidos cada mes. Sin embargo, los precios elevados del petróleo y la alta demanda ha causado un aumento extremo: en marzo de 2022, un récord de 904 permisos fueron otorgados para empresas que operan en la Cuenca Pérmica.
6. Colorado ha debido enfrentar incendios forestales, inundaciones, sequías y escasez del abasto de agua en el oeste. Además, tiene la peor calidad del aire en todo el país, con emisiones de ozono que representan entre el 30-40% de las emisiones locales de Front Rage, sitio donde se congrega la mayoría de los pozos activos -que suman 52 000- de todo el territorio estadounidense.
7. La Escuela Primaria Bella Romero se ubica en Greeley, Colorado. Esta institución es atendida, sobre todo, por niños y niñas de etnias negras y morenas, de bajos ingresos. A tan solo 210 metros del patio de recreo, se encuentran en funcionamiento 11 pozos de fractura hidráulica. Por esta razón, se han detectado niveles elevados del carcinógeno benceno, a la par que las y los infantes presentan hemorragias nasales, ojos irritados y síntomas respiratorios con frecuencia. Asimismo, como es el caso de las áreas de gran extracción, se han detonado altos niveles de estrés y problemas de salud mental -como la depresión- por el miedo, la ansiedad y la impotencia causadas por la incertidumbre ante los multidimensionales peligros de las perforaciones aledañas.
8. La nueva legislación pone en el centro la protección de la salud pública, la seguridad, el bienestar y el medio ambiente. De manera que, se estipula que los pozos deben estar alejados al menos 609.6 metros de los límites de las propiedades residenciales. Sin embargo, la ley expresa la posibilidad de hacer excepciones, por lo que se invita a las empresas a presentar su solicitud por segunda vez.
9. En cuanto a las intenciones de continuar con el aumento de las perforaciones en el territorio estadounidense, según Kate Christensen -integrante de la organización sin fines de lucro, 350 Colorado- el campo Wattenberg en Weld, Colorado, es el cuarto campo petrolero más grande de Estados Unidos. En este lugar, existen de 3000 permisos de fracking no utilizados, mientras los operadores siguen solicitando y obteniendo nuevas autorizaciones; debido a que la tecnología evoluciona y ésta permite a las empresas acceder al petróleo y gas de esquisto que antes era inaccesible.
Kjell Kühne et al. [2022], “’Carbon Bombs’ - Mapping key fossil fuel projects”, Energy Policy, Elsevier, 166: 1-10, 12 de mayo, https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0301421522001756
El capital es necesariamente revolucionario porque intenta paliar así sus propias crisis, sus límites socioecológicos. Ya se trate de la regeneración de su matriz técnico-energética fósil o de la enfermedad crónica del cuerpo social trabajador que él mismo provocó, necesita continuar extenuando los restos.
Si las tecnologías no son suficientes para apropiarse de los hidrocarburos, hay que perfeccionarlas o inventarlas lo más rápido posible. Si hace falta combustible -aunque se extraigan millones de barriles de crudo diario, en todo el mundo-, se tienen que buscar otros territorios que detonar y taladrar. Si hay millones personas que padecen directamente en sus corporalidades, salud mental o hasta espiritual por la industria fósil y sus efectos ecosistémicos planetarios, basta con que se establezca legalmente el límite ilimitado para la extracción continua y creciente, sin importar ninguna consecuencia personal ni colectiva.
El capital es, por lo tanto, necesariamente contradictorio y apocalíptico.
El texto da cuenta del relativo renacimiento de la explotación de petróleo no convencional en Estados Unidos, así como de las consecuencias nefastas sobre la sociedad y el ambiente. Se aumenta el abasto de combustibles fósiles a un costo altísimo. Es preciso medir la incidencia de los combustibles no convencionales en el mercado mundial y en el estadounidense, así como observar las resistencias sociales que buscan limitar e impedir tales explotaciones.