History May Absolve the Soup Throwers
Malm, Andreas [2022], "History May Absolve the Soup Throwers", The New York Times, New York, 20 de octubre, https://www.nytimes.com/2022/10/20/opinion/just-stop-oil-soup-sunflowers...
Andreas Malm es profesor de ecología humana en la Universidad de Lund, Suecia, es miembro del equipo editorial de la revista Historial Materialism. Su libro Fossil Capital recibió el premio Isaac and Tamara Detuscher Prize y está basado en su tesis doctoral defendida en 2014.
Vincent van Gogh no es responsable del colapso climático, por el contrario, algunas de sus obras capturan de forma excepcional la mortífera carga que el capitalismo fósil representa para la vida de las personas. Por tanto, la primera reacción de Andreas Malm, autor del libro Cómo Dinamitar un Oleoducto, ante la noticia de que dos activistas de Just Stop Oil arrojaron una lata de sopa a una obra de van Gogh como forma de protesta ante el cambio climático, fue pensar que se trataba de un inocente ataque a algo sin conexión con el colapso climático.
La lógica del ecosabotaje es la de atacar directamente la infraestructura responsable del capitalismo fósil. El destrozo de diversas gasolineras en abril de 2022 por parte Just Stop Oil, fue una táctica precisa. Atacar la pintura de van Gogh no dañó la infraestructura del capitalismo fósil, pero generó un masivo impacto mediático y una multitud de reacciones que indican que este tipo de acciones pueden ser útiles para el movimiento climático.
Al hacer algo tan escandaloso Just Stop Oil obligó a los medios de comunicación y al público a prestar atención a que en medio de una crisis provocada por los combustibles fósiles el gobierno británico va a otorgar licencias para proyectos de petróleo y gas (Dato Crucial 1). Según Indigo Rumbelow, uno de los miembros de Just Stop Oil, señaló que es necesario romper la ilusión de que no hay problemas y todo esta bien. La protesta disruptiva tiene el objetivo de interrumpir la vida cotidiana y causar el suficiente desorden para que sea imposible ignorar el proceso de colapso climático.
Actualmente el sabotaje y la destrucción de la propiedad están en aumento (Dato Crucial 2). Los movimientos del Norte Global parecen recuperar la larga trayectoria de sabotajes que ayudaron en las luchas emancipatorias de movimientos como el de las sufragistas. Incluso en la academia hay personajes, como Benjamin K. Sovacoolm, que discuten sobre el activismo climático y se inclinan a favor de que el activismo climático use un amplio abanico de opciones que incluyen la desobediencia civil y hasta la guerra de guerrillas.
El hecho es que para evitar los peores efectos del calentamiento global es necesario que la producción de gas y petróleo de los países centrales se detenga en los próximos 12 años. Es urgente que la producción de combustibles fósiles empiece a disminuir.
En Estados Unidos la Ley de Reducción de la Inflación promete reducir la emisión de gases de efecto invernadero mediante el incentivo a las energías limpias. Pero, al mismo tiempo, a las empresas se les ofrece más concesiones de petróleo y gas. Por tanto, es normal la frustración y rabia que sienten los jóvenes europeos que en 2018 se involucraron en el movimiento climático a raíz del activismo de Greta Thunberg. Ante la falta de cambios reales, y la continuidad del colapso climático, es lógico pensar que el movimiento climático debe intentar hacer más.
En el caso de la destrucción de la propiedad y el ecosabotaje la justificación ética es sencilla, los combustibles fósiles matan personas; por tanto, al interrumpir y sabotear la infraestructura del capitalismo fósil se protege la vida de las personas y otros seres vivos. Aunque la justificación ética del sabotaje y la violencia es evidente, la práctica no lo es. A veces es complicado sabotear la infraestructura del capitalismo fósil sin que alguien sufra daños físicos. Por esto, no es posible renunciar a formas de protesta creativas que pueden promover la causa climática.
1.- En 2022 Reino Unido lanzó una ronda de 100 permisos para explotar petróleo y gas.
2.- En 2022 el grupo Tyre Extinguishers ha ponchado las llantas de más de 10 000 vehículos en algunas de las zonas más acaudaladas del mundo. En febrero del mismo año activistas atacaron la construcción del oleoducto Coastal GasLink en Columbia Británica, destrozaron maquinaria y equipo causando un daño estimado en millones de dólares.
La sopa de tomate arrojada a la obra de Van Gogh parece ser poca cosa ante la crudeza de la crisis medioambiental. El hacer frente a los megaproyectos o el ecosabotaje de la infraestructura del capitalismo fósil parecen opciones más convincentes y pertinentes para enfrentar el problema. Pero Malm señala que ante la gravedad de la crisis no podemos rechazar formas creativas de captar la atención de grandes multitudes y dirigir su mirada hacia el problema climático.