The road to co-operation. Climate-change negotiations
The Economist [2022], "The road to co-operation. Climate-change negotiations", The Economist, London, 26 de noviembre, https://www.economist.com/leaders/2022/11/24/cop27-was-disappointing-but...
Se avivan nuevamente las esperanzas de reanudar las pláticas entre las dos superpotencias, China y Estados Unidos, sobre el cambio climático.
La reunión pendiente que se había acordado en Glasgow el año pasado se vio obstaculizada por la visita en Nancy Pelosi a Taiwán, pero el pasado 14 de noviembre tanto Xi Jinping y Joe Biden reactivaron el diálogo climático en Bali, Indonesia. Incluso durante la COP27, el enviado climático de Estados Unidos, John Kerry, invitó a su homólogo chino Xie Zhenhua a unirse a una mesa junto con la Unión Europea sobre el metano.
A pesar de que la COP27 finalizó el 20 de noviembre únicamente con el compromiso de crear un fondo de ayuda para los países pobres, la reactivación del dialogo climático representa un punto clave pues se trata de los dos principales emisores de gases en todo el planeta.
Kerry ha mencionado que se planean reuniones en los próximos meses en donde se abordarán los temas pendientes de Glasgow como reducción del carbón, deforestación ilegal y emisiones de metano. Para Jennifer Turner del Centro Wilson (un grupo de expertos estadounidense) centrarse en la reducción de metano es mucho más barato que tratar de reducir el uso de los combustibles fósiles (Dato crucial 1).
Ciertamente, aunque se ha vitoreado la reanudación del diálogo, aún impera un ambiente de incertidumbre. Los temas de geopolítica y las fricciones generadas por los bloqueos económicos aún son delicados y se cree que China pondrá como condición para cooperar la relajación de restricciones a sus empresas tecnológicas. Además, nuevamente se viene un cambio de poderes políticos para Estados Unidos en 2024 y eso podría ser un freno en las renovadas relaciones con el gigante asiático.
Independientemente del éxito o fracaso en las relaciones diplomáticas entre China y Estados Unidos, un clima de optimismo sigue atisbando. La competencia entre ambos países puede llevar a una mejoría en la tecnología contra el cambio climático y es que ambas naciones están concentrando mucho dinero para desarrollar tecnología ecológica y financiamiento para el desarrollo ecológico en el extranjero.
En conclusión, la competencia, más que la cooperación, puede resultar la vía más rápida para ofrecer una solución realista al problema del cambio climático.
1.- Eso puede explicar la aparición de Xie en el evento COP27 donde Estados Unidos y la UE dijeron que más de 150 países habían firmado un compromiso para reducir las emisiones de metano en 30% para 2030. China no estaba entre ellos, pero Xie dijo que su gobierno había redactado un plan de acción y pronto se aprobaría.
2.- China está reenfocando su programa global de infraestructura Belt and Road en proyectos más ecológicos. En junio, Estados Unidos y otros miembros del G7 lanzaron un esquema rival, la Asociación para la Infraestructura e Inversión Global. Su objetivo es movilizar 600 mil millones de dólares de inversión en infraestructura ecológica en los países más pobres para 2027. Un proyecto presentado el 15 de noviembre, es un paquete de 20 millones de dólares para ayudar a Indonesia a dejar el carbón.
Nuevamente la ineficiencia de los gobiernos locales vuelve a fracasar en otra COP. El ir y venir entre conversaciones que no tienen un punto claro de consenso y la extremada relajación sobre metas para la reducción de emisiones que se sabe no se van a lograr, se ve superada por la acción de la muy famosa “mano invisible” de Smith.
Parece ser que, ante los progresos poco eficientes generados a raíz de las buenas intenciones de los máximos representantes del mundo, la competencia entre naciones por probar quién puede gestionar mejor el problema del cambio climático, será el eje crucial para frenar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y definir la nueva estructura geopolítica de los próximos años.