Animals Are Running Out of Places to Live

Cita: 

Einhorn, Catrin y Lauren Leatherby [2022], "Animals Are Running Out of Places to Live", The New York Times, New York, 9 de diciembre, https://www.nytimes.com/interactive/2022/12/09/climate/biodiversity-habi...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Viernes, Diciembre 9, 2022
Tema: 
¡No somos los únicos habitantes en el planeta!
Idea principal: 

Catrin Einhorn es una periodista que cubre temas sobre biodiversidad, el clima y el medio ambiente para The New York Times. Formó parte de un equipo de reporteros que recibió el Premio Pullitzer de Servicio Público en 2018 por exponer el acoso sexual y la mala conducta en el lugar de trabajo estadounidense.

Lauren Leatherby es una editora de gráficos con sede en la ciudad de Nueva York. Obtuvo su maestría en políticas públicas de la Escuela Kennedy de Harvard y estudió periodismo y relaciones internacionales en la Universidad de Arkansas. Anteriormente, trabajó en Bloomberg News y Financial Times.

La pérdida de biodiversidad en el planeta es un problema que tiene como constante la insaciabilidad por el crecimiento económico. El artículo se centra en la fauna del planeta para presentar una radiografía de los animales que han perdido parte, o el total de sus hábitats a causa del avance sin precedentes de la humanidad.

Esta semana se reúnen mandatarios en Montreal en el llamado Convenio sobre la Diversidad Biológica, para retomar el tema de la biodiversidad (que se había pospuesto a causa de la pandemia) y generar acuerdos contundentes que luchen en pro de la conservación de la vida silvestre en el planeta (dato crucial 1).

Este tema es de extremada importancia porque la pérdida de biodiversidad no solo significa la extinción masiva de la fauna del planeta, sino que también peligra la propia existencia del ser humano a causa del colapso de los ecosistemas que afectaría directamente a los suministros de servicios de alimentos y de agua. De hecho, proyecciones del grupo Map of Life (una plataforma de estadísticas ecológicas) indican que cerca de 1 millón de especies se encontrarán en peligro de extinción dentro de algunos años.

Por citar algunos ejemplos. Especies como el lémur lanudo de Peyriera, la rana de ojos brillantes del bosque o el cálao de cresta tupida han perdido al menos 33% de su hábitat desde 2011. Otros ya han perdido su hábitat desde hace ya 20 años; tal es el caso de la iguana de cabeza casquete del este, el pavo de tierras altas o el krait de cabeza roja.

La pérdida del hábitat de las especies se debe a que la población humana se está incrementando. Actualmente ya sobrepaso 8 millones, lo que se traduce como incremento del consumo por habitante. Esto hace que el ser humano se desplace hacia lugares para repoblar zonas rurales o explotar sus tierras, o bien sobrepoblar ciudades extendiendo la mancha urbana.

No solo se trata del tema de la extinción si no las vertientes que presenta cada caso. Por ejemplo, el murciélago blanco hondureño sirve como un atractivo ecoturístico para los hondureños, además los carotenoides en su piel servirían para entender problemas como la degeneración macular. Sin embargo, en los últimos 20 años han perdido la mitad de su hábitat en América Central a causa de la tala y la explotación de tierras.

¿Qué está impulsando la pérdida?
El desplazamiento de la población. La humanidad explota la naturaleza en la búsqueda de nuevas tierras para cultivar y beneficiarse del comercio mundial a costa del hábitat de las especies del planeta.

Esta explotación se explica también por la falta de regulaciones y desatención de los gobiernos locales a las necesidades de la gente. Muchos buscan tierras que no estén reguladas por el gobierno para poder ganarse la vida, otros se relacionan con actividades ilegales aprovechando la nula intervención estatal.

Para los científicos son tres etapas por las que se da la pérdida de la biodiversidad:
1) Cambios en el uso de la tierra y del suelo tal es el caso de la tala de bosques.
2) La comercialización de la vida silvestre (la caza).
3) El cambio climático que destaca entre los tres porque en el largo plazo, se pronostica será la causa principal.

Sin embargo, estos tres puntos no tienen un orden específico. Desafortunadamente para los animales y plantas son una serie de factores que se van acumulando por años y no tienen ni la oportunidad de adaptarse porque sus espacios se agotan y se limitan (dato crucial 4).

Un momento decisivo en Montreal
Un rasgo común es que la pérdida de la biodiversidad está relacionada con el nivel de desarrollo económico de un país. Si un país es económicamente pobre pero ecológicamente diverso, es fácil entender porque existe la pérdida o extinción masiva de especies de flora y fauna. La población necesita comer y trabajar para conseguir la comida (dato crucial 5).

La reunión de los países del Convenio sobre la Diversidad Biológica en Montreal (de la cual Estados Unidos no es miembro pero si participa como invitado) necesita crear políticas que requieren una gran cantidad de financiamiento (dato crucial 6). Una de las soluciones para David Cooper, secretario ejecutivo del Convenio, es apostar por la reorientación del financiamiento hacia subsidios que actualmente abogan por combustibles fósiles y prácticas agrícolas nocivas.

Lo anterior significa que no financiar en la conservación de la biodiversidad implica un riesgo financiero y ecológico. La naturaleza también genera un excedente económico. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, 44 billones de dólares son dependientes de la naturaleza y eso hace que su pérdida afecte también a la economía local y mundial.

La política que ha recibido más respaldo es aquella nombrada 30x30 que pretende proteger al menos 30% de tierra y océanos para 2030. Sin embargo, expertos como el Dr. McElww, cree que si no se abordan los problemas que subyacen de la pérdida de la biodiversidad solo se estaría lidiando con la mitad del problema.

Datos cruciales: 

1) El último acuerdo mundial sobre biodiversidad no logró cumplir un solo objetivo a nivel mundial, según el propio Convenio sobre la Diversidad Biológica, y las poblaciones de vida silvestre continúan cayendo en picado.

2) La población humana se ha duplicado desde 1970, aunque actualmente la tasa de crecimiento se está desacelerando y la cantidad de gente sigue aumentando. El consumo proyectado como demanda de la naturaleza se incrementa. Por ejemplo, en Estados Unidos cada persona en promedio usa el equivalente a 8 hectáreas en comparación con Nigeria que abarca solo 1 hectárea por persona, de acuerdo con Global Footprint Network, un grupo de investigación.

3) En América Central, la ganadería ilegal impulsa la deforestación en tierras estatales e indígenas protegidas, dijo Jeremy Radachowsky, director para Mesoamérica y el Caribe de la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre.

4) Un ejemplo lo encontramos en el lémur café de frente blanca de Madagascar que ha perdido cerca de 40% de su hábitat en los últimos 20 años. Ahora también se encuentran en peligro de extinción a causa de la caza.

5) En los países del Norte global se perdió casi 100% de los bosques primarios en la mayor parte de Europa. Ahora el sur global está experimentando pérdidas similares de la biodiversidad.

6) Se necesita mucha inversión por año para ayudar a los países más pobres a desarrollar e implementar planes nacionales de biodiversidad, que incluyan acciones como la creación de áreas protegidas, la restauración de tierras degradadas, la reforma de prácticas agrícolas, pesqueras y forestales dañinas; manejo de especies invasoras; y mejorar la calidad del agua urbana.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Satanizar a la población por la pérdida de la biodiversidad sería decir que nosotros somos los asesinos directos de los animales y de las plantas. En un sistema social tan complejo como el capitalista existen jerarquías en las presiones sobre la naturaleza, destacan sobre todos las corporaciones por encima de los individuos en su búsqueda de seguir incrementando sus ganancias. Además la correlación apunta a que a mayor desarrollo industrial mayor deterioro no solo del clima sino también de la biodiversidad.