Profundidad, Ecología y el Movimiento de la Ecología Profunda: la Propuesta de Arne Næss Para el Futuro
Valera, Luca [2019], "Profundidad, Ecología y el Movimiento de la Ecología Profunda: la Propuesta de Arne Næss Para el Futuro", Environmental Ethics, (41) Issue Supplement II, invierno, pp. 119-132, https://doi.org/10.5840/enviroethics201941SupplementII46
Introducción. Recuperar a Naess en el marco del debate ambiental contemporáneo
En este artículo se hace una lectura del trabajo académico de Arne Naess, un filósofo noruego considerado como un valioso referente para la Ecología Profunda, con el fin de presentar las bases epistemológicas para el potencial desarrollo de una Ética de las Virtudes Ambientales. Primero debe resaltarse que Arne Naess “afirma que no es posible un cambio de acción (y, por lo tanto, un cambio de política) sin un cambio de mentalidad previo” (p. 119). Para ello, se introducen nociones fundamentales para comprender la obra de Naess, haciendo especial énfasis en el concepto de profundidad; con base en lo anterior, se pasa a elaborar la ontología relacional del “self ecológico” propuesto por Arne Naess, en la cual se sustenta el orden de conocimiento de una “ecosofía viable”, esbozando al mismo tiempo una crítica hacia la ciencia moderna; y, al final, se habla de cómo el proyecto filosófico de la Ecología Profunda es capaz de proporcionar herramientas para conformar una política guiada por la “autorrealización” humana, mediante acciones hermosas.
La profundidad de la ecología profunda: en búsqueda de una definición
En el marco de la Ecología Profunda, el concepto de “profundidad” se torna un pilar del pensamiento del filósofo noruego. Dicha palabra alude a la búsqueda de los fundamentos de una afirmación, para encontrar la esencia del problema en cuestión. Naess, para esto, incluso crea un diagrama llamado Apron diagram; un método de cuestionamiento que parte de las creencias, normas y decisiones personales, llegando hasta las últimas visiones del mundo y las ecosofías en que aquellas se basan. “El tema de la profundidad es, en última instancia, un tema esencialmente lógico (o epistemológico) y no tanto ontológico: se caracteriza como profunda, ante todo, nuestra forma de ver la realidad, y no tanto la realidad misma” (pp. 122-123).
Otro aspecto relevante en el trabajo de Naess es la recuperación de la experiencia y cómo a partir de ésta es posible hacer una reinterpretación de la naturaleza y de la relación de hombres y mujeres con ella, retomando la experiencia de cada quien. De esta forma, Naess considera imprescindible reconocer que humanas y humanos forman parte de la naturaleza, pero también estima necesario comprender cuál es esa naturaleza. No obstante, el filósofo denuncia que la ciencia moderna imposibilita dicha tarea, puesto que su empresa de la objetividad como verdad reduce la “realidad” a estructuras abstractas, “puras” o “sin contenido corporal o de otro tipo” (p. 124) y universales; lo que no es suficiente para descubrir la esencia de la naturaleza.
Ontología de la profundidad y naturaleza
“El objetivo de Naess es, en definitiva, salvaguardar la complejidad de los fenómenos concretos, y, al mismo tiempo, llegar hasta el fondo de nuestra experiencia de ser un ‘ser-en-la-naturaleza’ evitando cualquier posible generalización engañosa o abstracción apresurada” (p. 125). Así se percata de que su propuesta de la Ecología Profunda necesita de otra ontología, la que luego desarrolla como el “self ecológico”, sustentado en el “campo relacional total” (Dato crucial 1). Arne Naess afirma que es la experiencia espontánea la que permite el acceso a la realidad, lo que entonces descarta la idea de la ciencia moderna de que la naturaleza sea mirada como algo “externo” (Dato crucial 2) y que, más bien, exige que sea nombrada como “una naturaleza que nos abarca y nos impregna” (p. 127).
Más adelante, considerando que la actual crisis ecológica es consecuencia del pensamiento filosófico moderno (de personajes como Descartes, Bacon y Galileo), Naess retoma a Spinoza para contribuir a su visión de “una ecosofía viable”: defendiendo que la naturaleza “se parece al Deus sive Natura de Spinoza. Omnicomprensiva, creativa (como la natura naturans), infinitamente diversa y viva”, premisa que simultáneamente implica un cambio en el entendimiento de la propia naturaleza humana.
“[C]uando elegimos reformar nuestra relación con el mundo, no solamente el mundo también se reformará de manera positiva; sino, por el contrario, a través de una reforma de la naturaleza, nuestra forma de ser puede cambiar positivamente” (p. 128). Finalmente, se llega al tema de la “autorrealización” humana. Aquí la obra de Arne Naess, en consonancia con la de Spinoza, resalta un punto: que si la realización humana depende de la realización de la totalidad de la naturaleza (Dato crucial 3), entonces la idea de la dominación de unos seres vivos sobre otros es incompatible.
Siguiendo ese camino, Naess consigue unir una perspectiva ecológica con una antropológica para su propuesta filosófica de la Ecología Profunda. Y ésta propuesta se traslada a la dimensión política cuando se comprende que Arne Naess basa su proyecto en el supuesto de que hay capacidades o potencialidades humanas que pueden llevarlo a cabo mediante la maduración del “self ecológico”.
Conclusión. La profundidad en la ética y las políticas: cambiar la mirada, y, con ella, las acciones
El pensamiento de Naess sirva para hacer una crítica al antropocentrismo del movimiento ecológico “superficial”, el cual supone que las y los humanos son “naturalmente” egoístas y con intereses “miopes”, postura ante la cual difiere, diciendo que las y los “humanos han evolucionado conjuntamente con las otras formas de vida del planeta […] Sin embargo, estos esfuerzos para distanciarnos de la naturaleza, desvalorizarla y desacralizarla a través de la marginación y homogeneización continuas, pueden terminar disminuyéndonos y deshumanizándonos” (p. 130).
Debido a lo anterior, Arne Naess hace la anotación sobre que las “profecías optimistas”, no obstante, tampoco son preferibles a las “profecías catastrofistas”. El filósofo noruego enfatiza que ambas direcciones establecen horizontes políticos prácticos que no pueden separarse de las abstracciones que los fundan. Aquí es donde trae el tema de la ética del deber y, siguiendo esa línea, alude a las acciones morales y las acciones bellas, planteadas por Kant.
Naess, por lo tanto, hace la invitación para que cada quien desarrolle su capacidad de actuar de manera hermosa: “[p]arte de la alegría proviene de la conciencia de nuestra relación íntima con algo más grande que nuestro ego, algo que ha perdurado durante millones de años y merece una vida continua durante muchos millones de años más. El cuidado necesario fluye naturalmente si el ‘self’ se extiende y se profundiza para que la protección de la naturaleza libre se perciba o se conciba como protección de nosotros mismos” (p. 132).
1. La noción de “campo relacional total” de Naess se basa en la ontología de la Gestalt. Se trata de la relación intrínseca entre las partes de una totalidad integradora, en este caso, de la naturaleza. Así, Arne Naess argumenta que la experiencia espontánea de cada ser humano y cada ser humana revela los niveles de esa totalidad integradora: el nivel sujeto-objeto, el nivel ser humano-naturaleza y el nivel yo-mundo.
2. La ciencia moderna reduce a la naturaleza a una reserva de recursos, un objeto ajeno e inerte que puede disponerse al servicio del ser humano y humana. De dichas premisas es que Naess deriva el hecho de que la investigación científica pueda captar solamente las estructuras “puras” -sin contenido corporal o concreto- de la naturaleza (nada más que símbolos y fórmulas matemáticas), lo que el filósofo comprende como una investigación “superficial” (en comparación su propuesta de la “profundidad”) y engañosa.
3. La “realización” humana se refiere a la “maduración” o el desarrollo de la propia esencia. Cabe destacar que al basarse Arne Naess en la ontología relacional de la Gestalt (la cual sostiene que cada ser vivo y cada ser viva es parte de una totalidad interrelacionada y a la que Naess reconoce como naturaleza), el filósofo noruego asegura que la realización del yo necesita del otro yo (humano y no humano), por lo que las limitaciones impuestas a la realización del otro (humano y no humano) representaría limitaciones autoimpuestas también. Es así como Arne Naess defiende que la maduración del “self ecológico” implica “un estado de creciente intensidad y extensión de ‘simbiosis’” (p. 129) con los otros y las otras: una libertad individual que no puede prescindir de la libertad de la colectividad. Así, se puede entender que la “autorrealización” significa desarrollar las potencialidades inherentes de cada una y cada uno, características ya encontradas en la propia naturaleza humana.
(Im)Pensar en las fronteras del capital, así como necesita de una visión geopolítica y estratégica, requiere de (im)pensar sus fundamentos epistemológicos, si queremos trascender la verdad hegemónica de la mercantilización de la vida como marco de referencia existencial.