Can we put a price on climate damage?
Wallace-Wells, David [2023], "Can We Put a Price on Climate Damages?", The New York Times, New York, 20 de septiembre, https://www.nytimes.com/2023/09/20/opinion/can-we-put-a-price-on-climate...
David Wallace es un periodista estadounidense e historiador por la Universidad de Brown. Es columnista en la revista New York Magazine y escribe semanalmente para New York Times Opinion. Su principal línea de investigación es sobre el cambio climático, destacando su obra: The Uninhabitable Earth.
La degradación climática es resultado del carbón emitido que se acumula por muchos años y permanece en el aire. Los economistas llaman “flujos” a las emisiones de carbono hechas por países para señalar cuántas se han emitido y qué tan rápido se puede disminuir a cero. Sin embargo, el problema real es causado por lo que ellos llaman “stocks”, el carbón que ya se encuentra en el ambiente, cuyo potencial dañino crece a medida que se acumula en la atmósfera.
Pensar la degradación climática a partir de stocks nos ayuda a tener una perspectiva diferente del problema, entremezclando el presente, pasado y futuro. Por ejemplo, un trozo de carbón quemado en Mongolia genera hoy en día un daño climático equivalente al quemado en Newcastle en el siglo XIX o en Pittsburgh en el siglo XX. O, en el mismo sentido, un pozo de petróleo que se clausuró hace 30 años puede seguir dañando al clima dentro de 300 años.
A partir de esta visión se puede replantear la pregunta sobre la responsabilidad de quién es la nación más destructiva del clima y causante de las emisiones históricas: China o Estados Unidos.
El autor plantea su experimento mental publicado en 2021 donde graficó el precio de las emisiones históricas y cuánto costaría sacar el cabrón de la atmósfera para así procesarlo y mantenerlo seguro bajo tierra. Si tenemos disponible la tecnología necesaria y a un costo accesible, la factura global sería una gran cifra (dato crucial 1).
Hacer este cálculo de emisiones incomoda a la gente rica y líderes estadounidenses como Barack Obama y John Kerry quienes han bloqueado los pagos por “pérdidas y daños". Esto orilla a los países pobres a tomar medidas al respecto, sin embargo, las reparaciones son poco posibles por el alto costo.
Los cálculos anteriores nos muestran que las generaciones venideras tendrán una gran carga respecto al calentamiento global y el uso continuo de combustibles fósiles. Esta carga se llama costo social del carbono, y diferentes administraciones han calculado algunas cifras (dato crucial 2). El efecto del precio de carbón por tonelada hace que el daño climático parezca pequeño; pero el mundo está produciendo 50 mil millones de toneladas de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero anualmente.
La Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por su sigla en inglés), en conjunto de científicos y economistas, publicaron una herramienta para ayudar a medir la responsabilidad del costo social del carbono, conectado con las pérdidas y daños. A través de esto se busca distorsionar el tiempo para calcular el impacto que acumula una unidad de carbono, pensando entonces el precio de las toneladas de años anteriores y sus daños posteriores (dato crucial 3).
Existen variadas suposiciones independientes sobre cómo obtener estas cifras. Se pueden calcular los daños climáticos de arriba para abajo: usando la relación modelada entre la temperatura y el producto interno bruto (PIB); o de abajo para arriba: recolectando muchos impactos de menor medida. También se tendría que plantear cuándo comenzó la discusión sobre la responsabilidad de las emisiones y su temporalidad: ¿desde la Revolución Industrial, desde que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) comunicó sus advertencias, desde el Protocolo de Kyoto en 1997 o desde el Acuerdo de París de 2015?
Otras suposiciones tienen que ver con cuáles son los futuros escenarios que se consideraría como la base de los cálculos y con cómo comparar los costos futuros de los presentes, ya que varias medidas económicas utilizan tasas de descuento que empequeñecen el tamaño de las cifras futuras hechas en el presente. Pero lo más relevante es que no importa qué variables se utilicen para calcular porque los impactos históricos del uso del carbón van a crecer significativamente en las siguientes décadas (dato crucial 4).
Las empresas, especialmente de petróleo y gas, producen exorbitantes cifras de emisiones (dato crucial 5).
La NBER tiene una propuesta para las emisiones nacionales, especialmente para Estados Unidos, que ha acumulado grandes emisiones (dato crucial 6).
Las investigaciones a cargo de Marshall Burke, Noah Diffenbaugh, Solomon Hsiang y Mustafa Zahid han echado luz sobre los daños futuros del calentamiento. El Fondo Monetario Internacional ha investigado al respecto (dato crucial 7). Si el calentamiento se reduce, bajan solo unos puntos del futuro PIB global pero sigue el costo de decenas de billones. A pesar de la estimación pequeña del costo social de carbono en la administración de Trump, los daños hechos por Estados Unidos seguían en decenas de billones.
Sin importar desde qué perspectiva se perciba la degradación climática, su magnitud es planetaria.
1. La factura global para solucionar las emisiones de carbono a través de tecnología accesible sería de 250 billones de dólares. Comparativamente, la deuda estadounidense es de 50 billones de dólares; la de China, de 30 billones de dólares.
2. Los cálculos de la carga de costo social del carbono presentan número diferentes dependiendo de la presidencia en turno: la administración Obama calculó 43 dólares por tonelada; la de Trump 7 dólares; y la de Biden 51 dólares. Por su parte, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por su sigla en inglés) los eleva 190 dólares.
3. La tonelada emitida en 1990 produjo 4 dólares en daños globales durante 2020, no obstante su daño puede llegar al final del siglo y crecer 80 veces más aunque se estabilice la temperatura global, ya que los impactos se siguen acumulando cada año.
4. Los científicos también hablan de un servicio de lectura de huella de carbono. Eso serviría para calcular, por ejemplo, el costo de los daños climáticos de tomar vuelos de larga distancia anualmente. Un vuelo así produciría 5 500 dólares en daños climáticos hasta 2100. Durante el mismo período, cambiar a una dieta vegetariana, instalar una bomba de calor o reducir la conducción en 10% generaría beneficios climáticos de sólo 1 000 o 2 000 dólares hasta el año 2100.
5. Tan solo de 1988 a 2015, Saudi Aramco produjo 240 billones de dólares en daños, mismos que podrían aumentar 50 veces más para 2100 alcanzando 13 billones de dólares. Para 2100, ExxonMobil tendrá una deuda climática de 5.9 billones de dólares.
6. Estados Unidos ha acumulado 2 mil millones de dólares en emisiones, de los cuales 300 mil millones de daños se produjeron en India. Para 2100, los costos de Estados Unidos podrían ascender a 100 mil millones de dólares, más las emisiones futuras.
7. Según el Fondo Monetario Internacional, el uso total de combustibles fósiles cada año arroja al mundo 5 mil millones de dólares, equivalentes a 5% de la economía mundial.
El propósito del artículo fue explicar las soluciones a la degradación climática a través de mecanismos económicos y políticos como los stocks y las huellas de carbono. Nos brindó cifras mayúsculas en las que se retratan los daños emprendidos por países y empresas transnacionales con el objetivo de acumular capital, sin importar el costo que significa para la humanidad. A pesar de los paliativos políticos y económicos, no habrá cifra suficiente para reparar nuestro planeta.