China Is Winning in Solar Power, but Its Coal Use Is Raising Alarms
Bradsher, Keith y Lisa Friedman [2023], "China Is Winning in Solar Power, but Its Coal Use Is Raising Alarms", The New York Times, New York, 1 de noviembre, https://www.nytimes.com/2023/11/02/business/china-solar-energy-cop-28.html
Keith Bradsher es el jefe de la oficina de Pekín de The New York Times y forma parte de un equipo de reporteros que cubren una amplia gama de noticias en China. Anteriormente fue jefe de oficina en Shanghai, Hong Kong y Detroit, y corresponsal en Washington. Vivió e informó en China continental durante la pandemia.
Lisa Friedman es reportera de la sección de clima y se centra en la política climática y medioambiental en Washington. Ha publicado varias historias sobre los esfuerzos de la administración Trump para derogar las regulaciones sobre el cambio climático y limitar el uso de la ciencia en la formulación de políticas. Trabajó para Climatewire; fue jefa de la oficina de Washington para The Oakland Tribune, y más tarde para Los Angeles Daily News.
China está superando rápidamente sus metas de construcción de capacidad de energía limpia, completando en cuatro años lo que originalmente se había planificado para diez. Mientras lidera la instalación global de paneles solares y turbinas eólicas, también está construyendo a gran escala y de manera acelerada nuevas centrales eléctricas de carbón, el combustible fósil más contaminante. Esto genera preocupación en Washington en un momento crítico de la diplomacia climática.
La importancia de este contexto se refleja en las próximas conversaciones entre John Kerry, enviado especial del presidente Biden para el cambio climático, y su homólogo chino, Xie Zhenhua, en Sunnylands, California, donde hace una década se generó una colaboración climática importante entre Estados Unidos y China.
La reunión entre Kerry y Zhenhua se da en un momento crítico, ya que las acciones de Estados Unidos y China son cruciales para determinar el curso del cambio climático. La magnitud de las emisiones estadounidenses y chinas, históricas y actuales (Dato crucial 2), subraya la urgencia de reducir drásticamente las emisiones para evitar impactos climáticos peligrosos, como veranos árticos sin hielo, desplazamientos masivos y la pérdida de ecosistemas cruciales como los arrecifes de coral.
En el centro peninsular de industria pesada de la provincia de Shandong, visible entre Pekín y Shanghai, se observan avances notables en materia de energías renovables, con paneles solares y turbinas eólicas generando más electricidad que la demandada, por ejemplo. De acuerdo con Keith Bradsher y Lisa Friedman, los productores de energía solar de Shandong tienen que pagar a la red de transmisión provincial para que acepte la energía, esto con el objetivo de seguir cobrando las subvenciones del gobierno basadas en cuántos kilovatios-hora producen.
China ha superado las expectativas al anunciar que triplicaría su capacidad eólica y solar para 2030, objetivo que prevé alcanzar a finales de 2024. No obstante, la preocupación persiste debido a la continua construcción de centrales de carbón. Las centrales son defendidas por las autoridades chinas porque se les considera un aspecto clave de la seguridad energética nacional (cabe recalcar que el país asiático cuenta con las mayores reservas de carbón en el mundo).
Estas decisiones serán centrales en las discusiones internacionales, como la COP28, que jugará un papel crucial en la lucha contra el cambio climático.
A pesar de los logros en energías renovables, la preocupación estadounidense se centra en el desarrollo del carbón en China. Las autoridades chinas podrían anunciar ambiciones adicionales en energías renovables, pero los funcionarios estadounidenses están enfocados en medidas concretas para frenar las emisiones de dióxido de carbono. La transición de China lejos del carbón se presenta como esencial, ya que su tamaño requiere un abandono significativo de este combustible fósil para abordar efectivamente el cambio climático.
John Kerry destaca la necesidad de abordar rápidamente el uso del carbón durante sus reuniones con Pekín. Aunque China argumenta que sus nuevas centrales de carbón están diseñadas para minimizar las emisiones, las preocupaciones persisten en la comunidad internacional. En medio de esto, el gobierno exige que las nuevas centrales de carbón dejen de construirse para funcionar prácticamente a plena capacidad; junto con la capacidad de aumentar y disminuir su producción de electricidad para compensar las subidas y bajadas de las energías renovables.
A pesar de los desafíos, China ha logrado desplegar eficazmente sus energías renovables (Dato crucial 3). La gestión efectiva de las redes eléctricas con altos niveles de energías renovables será crucial para aliviar la presión sobre la dependencia del carbón.
En las afueras de Weifang, se evidencia la paradoja de la transición energética china. Mientras se detienen las instalaciones solares para actualizar la red, la geografía y los patrones climáticos presentan desafíos para reducir el uso del carbón.
Las áreas urbanas chinas, ávidas de energía, carecen de vientos significativos, como los de Weifang, lo que destaca la importancia de una generación solar eficiente y una transmisión efectiva desde otras regiones. Se ha intentado explorar la construcción de turbinas kilómetros mar adentro, como se ha hecho en Europa; sin embargo, no parece viable para China donde gran parte del lecho marino es blando y fangoso.
Por otro lado, las leyes de zonificación favorables y el apoyo público agilizan el despliegue de energías renovables en China, marcando una diferencia significativa con los procedimientos más largos en Estados Unidos (Dato crucial 4). La mejora notable de la calidad del aire en China (Dato crucial 5) ha contribuido al respaldo público a las energías renovables, siendo un factor importante en la depuración del aire mediante límites más estrictos a la contaminación en varios sectores.
La aceptación pública de las turbinas eólicas en Weifang muestra una actitud positiva hacia las iniciativas renovables. Estos elementos subrayan la complejidad de la transición energética china y su impacto en la calidad ambiental y la percepción pública.
1. China es responsable de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía, superando la combinación de emisiones de Norteamérica, Centroamérica, Sudamérica, Europa y África.
2. Estados Unidos es el país que más dióxido de carbono ha vertido a la atmósfera en los dos últimos siglos y China es actualmente el mayor contaminador.
3. En agosto de 2023, el mes del que se dispone de datos más recientes, se utilizó 97.8% de la electricidad generada por la energía eólica y 98.8% de la solar en China.
4. En Estados Unidos, un condado programó 19 noches de reuniones para debatir un solo parque eólico.
5. De 2013 a 2021, China redujo las partículas finas contaminantes en 42%, según un análisis de fotos de satélite de la Universidad de Chicago.
La transición energética en los países que históricamente ha generado la mayor cantidad de gases de efecto invernadero resulta relevante frente a la degradación ambiental actual.