Militarised Adaptation? How the Global South is Adopting Climate-Security Approaches

Cita: 

Yeltekin, Dafne [2022], Militarised Adaptation? How the Global South is Adopting Climate-Security Approaches, Amsterdam, Transnational Institute, noviembre, https://www.tni.org/files/2023-01/climate_security_briefing_-_web_0.pdf

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Noviembre, 2022
Tema: 
Los países del Sur Global están adoptando enfoques de seguridad climática y militarización en respuesta al cambio climático y sus implicaciones
Idea principal: 

    Dafne Yeltekin es ambientalista y especialista en impactos sociales.


    El cambio climático se ha tratado cada vez más como una cuestión de seguridad en los programas nacionales e internacionales. La cuestión de la “seguridad climática” ha sido impulsada por países de altos ingresos con niveles desproporcionadamente altos de gasto militar. Mientras que la inestabilidad causada por el cambio climático ocurre más a menudo en los países de ingresos bajos y medios (PIByM).

    No obstante, existe una tendencia entre los PIByM que han integrado el lenguaje de seguridad climática en sus estrategias nacionales. Esto está sucediendo con una gran velocidad e impacto en países dónde la democracia es a menudo amenazada, desplazada por el ejército o por líderes autoritarios (a menudo, a apoyados por los países más ricos).

    El resultado de esto ha sido una creciente militarización de países y sociedades (dato crucial 1). En este texto se explora cómo la narrativa de la “seguridad climática” podría universalizarse y extenderse hacia respuestas militarizadas, agravando las injusticias de la crisis climática.

    En la Guerra contra le terrorismo, por ejemplo, un concepto militar proveniente del gobierno estadounidense se hizo global y afecto derechos humanos en todas partes. El trabajo del Instituto Transnacional (TNI, por sus siglas en inglés) ha demostrado los costos para la sociedad civil del uso de esta narrativa. En este sentido, parece ser que la narrativa de la seguridad climática esta siendo adoptada por los gobiernos autoritarios con el fin de justificar políticas represivas y sistematizar la violencia estatal y la opresión.

    La Agenda de Seguridad Climática impulsada por los gobiernos de Estados Unidos y Europa

    La seguridad climática como marco conceptual en temas de seguridad nacional entro por primera vez en la agenda política en el 2003 en un documento del Pentágono. Esta narrativa ahora es parte de la planificación de la defensa y los planes operativos militares de los países de ingreso alto (PIA), como Australia, Canadá, Alemania, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos.

    El lenguaje y el tono varían según el país y la institución, pero todos surgen de un paradigma neo-malthusiano, el cual entiende al cambio climático como una causa de escasez, que lleva al conflicto; lo que requiere medidas de seguridad. Sin embargo, estudios demuestran que la correlación entre el cambio climático y los conflictos no está demostrada.

    El informe del Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC) del 2022 argumenta que la gobernanza y los factores socioeconómicos son los principales impulsores de los conflictos y la migración. Por lo que, los supuestos sobre que el conflicto y seguridad requieren de medidas militarizadas ayudan a legitimar una agenda basada en las fuerzas armadas y la industria de seguridad, mientras que alejan la atención sobre las causas estructurales de la crisis climática.

    Uno de los retos de examinar las narrativas sobre el clima y la seguridad es la forma en que se definen. La seguridad significa distintas cosas para diferentes grupos de personas, y por lo tanto, puede ser practicado de diferentes formas. Puede ayudar a crear un sentido de urgencia para hacer frente a amenazas tangibles. Aunque se puede aplicar a los enfoques no militares de la crisis climática, debido al poder político y económico de los organismos militares y de seguridad nacionales, la narrativa de la “seguridad climática” y de la “amenaza contra la seguridad nacional” siegue siendo la predominante entre los líderes políticos.

    La Agenda de Seguridad Climática en el Sur Global

    Si bien no hay una definición acordada sobre lo que es el Sur Global, en este trabajo se utiliza el término para referirse a los países de ingresos bajos y medios (PIByM) que han sido desfavorecidos por el capitalismo global y las políticas neoliberales de países de ingresos altos, es decir, el Norte Global. Asimismo, se incluyen países que han crecido económicamente en las últimas décadas como China y la India. Así como países que se han posicionado desde el Grupo de los 77 (G77) y el Movimiento de los países No Alineados (MNOAL), con el fin de dar un sentido mas amplio al posicionamiento del Sur Global.

    A pesar de que el marco de seguridad climática ha sido impulsado y desplegado por países del Norte Global, algunos países del Sur Global, sobre todo aquellos con un aparato militar grande o un régimen autoritario, se han integrado cada vez más a las agendas de “seguridad climática”. Cada país se ve afectado por el cambio climático de diferentes manesas, pero algunos patrones son comunes.

    Posiciones desde el G77 y Naciones Unidas sobre la seguridad climática

    El Informe sobre el Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 1944 fue el primero en sistematizar las principales amenazas de la seguridad humana, entre los cuales se encontraba el cambio climático. En este momento, los actores del Sur Global se opusieron a la securitización del cambio climático.

    En 2006, el G77 argumentó que la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC, por sus siglas en inglés), principal foro internacional e intergubernamental para negociar la respuesta global al cambio climático, debía abordar las 'consecuencias' del cambio climático, pero desde las raíces del problema. Además, declaró que es inapropiado considerar la cuestión de la energía debido a su importancia para lograra los objetivos de desarrollo sostenible y erradicación de la pobreza.

    Es entonces que las Naciones Unidas se han esforzado por adoptar un enfoque mas holístico sobre la seguridad climática. El Mecanismo de Seguridad Climática (CSM, por sus siglas en inglés) surge en 2018 como una iniciativa entre el Departamento de Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz (DPPA), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) con el fin de “reforzar la capacidad del sistema de las Naciones Unidas para analizar y abordar los efectos adversos del cambio climático en la paz y la seguridad”.

    La creciente demanda de recursos primarios ha evidenciado una conexión directa entre la militarización y el extractivismo, donde la extracción de minerales a menudo se realiza con violencia y sin el consentimiento de las comunidades locales, resultando en desposesión de tierras (dato crucial 2).

    El Informe de 2020 del Grupo del Banco Mundial señala que la producción de minerales necesarios para tecnologías de energía limpia podría aumentar considerablemente para 2050, exacerbando la presión sobre el medio ambiente y las comunidades afectadas. Otros estudios indican que las transiciones hacia una energía más limpia pueden tener efectos negativos en comunidades a lo largo de 20 años, debido a la degradación ambiental, la desposesión de tierras y la destrucción.

    El (neo) extractivismo, más que el cambio climático en sí mismo, es uno de los principales motores de conflictos e injusticias, exacerbando tensiones sociales y ambientales. En Níger, un país altamente militarizado y vulnerable al cambio climático, se evidencia una interconexión entre la participación militar, la protección ambiental y la asistencia humanitaria. La Policía Nacional de Fronteras está involucrada en actividades como reforestación nacional y prestación de servicios de salud e infraestructura para desplazados internos y migrantes relacionados con el clima.

    Usos de la “seguridad climática” en Países de Ingresos Bajos y Medios

    En diversos documentos y debates nacionales e internacionales, la 'seguridad climática' se refiere a una serie de enfoques y actividades, que se pueden clasificar: como una urgencia, impulsando respuestas militares nacionales, para justificar la influencia externa y la intervención extranjera, y como esfuerzos de consolidación de la paz.

    Urgencia

    Algunos países de bajos y medianos ingresos emplean la narrativa de la seguridad climática para impulsar la acción climática al percibir una falta de respuesta adecuada por parte de los gobiernos y las organizaciones internacionales. Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID), especialmente los del Pacífico, han sido líderes en la promoción de la seguridad climática en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), reconociendo el cambio climático como una amenaza existencial que afecta su integridad territorial, soberanía e independencia.

    El Foro de Vulnerabilidad Climática (CVF) establecido en 2009 por Maldivas, reúne a países vulnerables al cambio climático para abogar por medidas urgentes de adaptación y mitigación. Los PEID del Pacífico enfatizaron en la COP26 que el cambio climático representa la mayor amenaza para sus medios de vida, seguridad y bienestar, criticando la falta de urgencia en acciones pasadas. Además de la seguridad convencional, los PEID han promovido entendimientos alternativos de seguridad climática, destacando la responsabilidad histórica, la sostenibilidad y la resiliencia de los ecosistemas.

    Otros países de bajos y medianos ingresos han respaldado programas de seguridad climática liderados por el CSNU, como las reuniones sobre agua, paz y seguridad organizadas por Senegal y la reunión informativa sobre el Sahel copatrocinada por Egipto y España. En 2021, Níger e Irlanda compartieron la presidencia de la GAI (Grupo Informal de Expertos de la ONU (GAI), formado en 2020 para abordar los riesgos de seguridad climática, centrándose en los desafíos de seguridad climática en el Sahel.

    Avance militar nacional

    Al igual que los Estados Unidos y Europa, algunos países del Sur Global emplean la retórica de seguridad climática para fortalecer sus capacidades militares y de seguridad nacional. Algunos países de bajos ingresos, como Angola, el Sahel, Senegal, Sudáfrica y miembros de la Red de Asia y el Pacífico, se han unido con el Consejo Militar Internacional para el Clima y la Seguridad (IMCCS), una entidad que aboga por la seguridad climática a nivel mundial, destacando una convergencia entre la seguridad climática y las agendas militares.

    En 2020, el IMCCS publicó un informe instando a los líderes brasileños a hacer del cambio climático y la contra deforestación una 'prioridad de seguridad'. Sin embargo, en Brasil, el gobierno liderado por Bolsonaro ha militarizado la gestión ambiental, asignando a un exgeneral militar la responsabilidad de operaciones relacionadas con la deforestación. Este enfoque refleja una agenda no solo anti-ambiental, sino además en contra de los derechos humanos.

    A pesar de su vulnerabilidad al cambio climático, Egipto ha adoptado un enfoque de seguridad climática, reprimiendo la sociedad civil en nombre de la seguridad. En la COP27, celebrada en noviembre de 2022, el gobierno de Egipto decidió cerrar los espacios de eventos dedicados a grupos de la sociedad civil el primer día de la cumbre, utilizando la “ley antiprotesta” que prohíbe cualquier reunión pública sin la autorización específica del Ministerio del Interior.

    Muchos PIByM carecen de capacidad de respuesta ante desastres naturales, lo que conduce a una creciente militarización en la gestión de emergencias, como en el caso de Pakistán, donde el ejército históricamente ha liderado las respuestas a crisis humanitarias (dato crucial 3). En India, el gobierno autoritario utiliza la "amenaza" del cambio climático para aumentar el poder de las fuerzas militares, presentando una narrativa de "ecologización" de las mismas. India es un caso interesante, ya que es una potencia militar significativa, pero también es vulnerable al cambio climático y posición en la securitización del cambio climático está cambiando (dato crucial 4).

    A pesar de que, India es uno de los principales países en oponerse a la securitización del cambio climático en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), ha desarrollado una narrativa de seguridad en relación con la migración climática, especialmente en la frontera con Bangladesh. Según la Doctrina Conjunta de las Fuerzas Armadas Indias de 2017, el cambio climático es percibido como una “amenaza de seguridad no tradicional”.

    Existen iniciativas para "enverdecer" las fuerzas armadas indias, como parte de la Misión Nacional para el Aumento de la Energía de 2010, con la intención de reducir la dependencia de los combustibles fósiles y desarrollar métodos “climáticamente inteligentes” para las bases navales (dato crucial 5). Al igual que en los países del Norte Global, es poco probable que estos esfuerzos reduzcan significativamente las emisiones militares y se centren más en aumentar las capacidades militares. A pesar de estos esfuerzos, el gobierno indio ha sido criticado por reprimir protestas pacíficas de activistas ambientales y agricultores.

    Justificar la influencia e intervención extranjera

    La seguridad climática se utiliza para facilitar y justificar la influencia extranjera y la intervención, tanto a través de narrativas diseñadas por potencias militares como a través de financiamiento externo o participación militar extranjera. Los grupos de reflexión, políticas y académicos del Norte Global dominan la producción de conocimiento relacionada con la seguridad climática, Incluso cuando actores del Sur Global están involucrados en la producción de conocimiento, a menudo como parte de proyectos de investigación y desarrollo (I+D) de los países más ricos, se les deja poco espacio para las voces del Sur.

    Este es el caso de la Bahía de Bengala, una región vulnerable al cambio climático ha sido objeto de debates sobre seguridad climática formulados en el Norte Global. Según los análisis occidentales sobre la Bahía de Bengala, el uso por la región del lenguaje de la seguridad humana no parece sugerir un enfoque militarizado del cambio climático, a diferencia de la India, por ejemplo.

    El Informe de 2022 de la Iniciativa de Seguridad Planetaria (ISP) examina los impactos del cambio climático en la Bahía de Bengala y recomienda medidas de seguridad climática, incluida la integración de normas y prácticas en estructuras militares. El informe adopta el lenguaje del cambio climático como un multiplicador de amenazas, centrándose en los impactos climáticos sobre los activos y operaciones militares, y recomienda a los países que prioricen el clima como una cuestión de seguridad en sus marcos políticos nacionales.

    Si bien es cierto que se necesitan políticas climáticas más tangibles y cooperación regional, los países ya están desarrollando políticas climáticas nacionales que combinen los objetivos de mitigación y adaptación. Asimismo, en el Seminario web de la ISP se destacó la importancia del conocimiento local en la búsqueda de soluciones climáticas. Sin embargo, también se abogó por un enfoque integrado que involucra a los militares, incluido el despliegue de tropas extranjeras, bajo la apariencia de proyectos de desarrollo.

    La región del Sahel, que abarca países como Níger, Malí, Chad y otros, se ha convertido en un punto focal para los debates internacionales debido a sus graves vulnerabilidades relacionadas con el clima, la violencia comunitaria, las insurgencias yihadistas, la inestabilidad política, y desplazamientos internos y regionales. Designada como una 'región frágil' por las agencias militares, de seguridad y humanitarias en los Estados Unidos y Europa, ha sido testigo de un despliegue militar significativo, proyectos de desarrollo y ayuda humanitaria.

    El objetivo declarado ha sido fortalecer las 'capacidades nacionales' en la lucha contra el yihadismo, el crimen organizado y la 'inmigración ilegal'. En 2021, el Consejo Europeo aprobó una nueva estrategia de UE para el Sahel, centrando la atención en la gobernanza estatal y los derechos humanos. La Cuenca del Lago Chad y la región del Sahel se citan a menudo para ilustrar el vínculo entre el agua y la seguridad, planteando el conflicto como una amenaza a la seguridad nacional y que causa la migración y el desplazamiento.

    Níger acogió una reunión del CSNU sobre seguridad climática en 2020, tras una declaración del CSNU que identificó el cambio climático y la reducción del lago Chad como una de las causas fundamentales de los levantamientos de Boko Haram. Esto ha llevado a una mayor militarización en la región, con llamamientos de líderes como Issoufou para una mayor presencia militar internacional (dato crucial 6). Níger también recibe apoyo financiero, técnico y de capacitación a través del Programa Europeo de Fomento de la Capacidad para el Sahel, que se centra en gestión de fronteras y tecnologías fronterizas innovadoras contra la “migración irregular” y el tráfico de personas (dato crucial 7).

    A medida que el Sahel se enfrenta al cambio climático, los marcos simplistas que vinculan directamente la violencia política con las cuestiones ambientales carecen de pruebas sustanciales. Incluso si esos vínculos existen, la participación militar no es necesariamente la solución y puede exacerbar los conflictos. El informe CASCADES 2021 sobre cambio climático, seguridad y desarrollo en el Sahel Central encontró que muchos expertos locales abogan por reducir la presencia militar de la Unión Europea para mejorar la resiliencia climática en la región.

    Esfuerzos para la consolidación de la Paz

    El lenguaje de la seguridad climática se emplea de manera positiva para respaldar esfuerzos de consolidación de paz y políticas que promueven la resiliencia en países de bajos y medianos ingresos. Ejemplos notables incluyen la reunión informativa liderada por Bolivia en 2017 sobre diplomacia preventiva y aguas transfronterizas. En esta sesión se destacó por parte del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, el agua como catalizador para la cooperación en lugar de conflicto.

    Organizaciones como Unión Africana (UA) han adoptado un enfoque de seguridad climática, reconociendo los riesgos del cambio climático como posibles causas de conflictos y desarrollando respuestas integrada utilizando un marco de seguridad climática basado en cuatro áreas políticas: seguridad alimentaria, paz y seguridad, seguridad humana, y seguridad energética, y crisis de uso de recursos naturales.

    La Estrategia y Plan de Acción sobre Cambio Climático y Desarrollo Resiliente de UA para 2022-2032 se basa en un enfoque de seguridad humana, reconociendo el cambio climático como un multiplicador de amenazas, pero desafiando la narrativa de los migrantes climáticos como una amenaza nacional. Se centra en acciones preventivas para mejorar la resiliencia y la adaptación, involucrando a comunidades vulnerables en iniciativas nacionales de adaptación.

    Aunque existen enfoques más progresistas como la construcción de paz ambiental, impulsados por UA, las agendas de “seguridad dura” bien financiadas y respaldadas por los militares siguen dominando el escenario político mundial, socavando los derechos humanos y distorsionando respuestas más holísticas y progresivas para abordar las causas sistémicas de la vulnerabilidad y los conflictos.

    Financiación y finanzas: Cómo se extiende la seguridad climática a nivel mundial

    Los diversos enfoques de la seguridad climática en los PIByM estudiados anteriormente se entienden a partir del poder de los países militarizados mas ricos para influir en las agendas de seguridad climática a través de la financiación y la producción de conocimiento. Este panorama incluye las asociaciones y acuerdos financiados, así como la ayuda al desarrollo y la financiación climática, en donde participan organizaciones multilaterales y organismos bilaterales.

    Iniciativas militares

    El Comandante Adjunto del Comando Africano de los Estados Unidos (AFRICOM) declaró en febrero de 2022 que el cambio ambiental es un factor de inestabilidad, reconociendo la posibilidad de que otros actores aprovechen esta inestabilidad (dato crucial 8). Investigaciones demuestran que desde el establecimiento del AFRICOM ha aumentado el número de grupos armados no estatales que operan en África, aunque esto no sea directamente ocasionado por el establecimiento del AFRICOM.

    Algunos Estados miembros de Unión Europea (UE) han desplegado sus ejércitos nacionales en países africanos en disposición de la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) de UE (dato crucial 9). Aunque estas misiones no están directamente relacionadas con el clima, UE sigue la perspectiva de Estados Unidos al reconocer el cambio climático como un multiplicador de amenazas y una amenaza para las capacidades militares.

    La creación del Fondo Europeo para la Paz (EPF, por sus siglas en inglés) creó nuevas estructuras financieras que permiten a UE financiar directamente operaciones militares, incluyendo el suministro de armas. Esto marca un cambio respecto a la financiación anterior a través del “Mecanismo Athena” y el Fondo de Paz para África, destinados a apoyar operaciones de paz dirigidas por África.

    Militarización de las fronteras

    Otra dimensión es la seguridad fronteriza, con la migración del Sur Global descrita como una 'amenaza' para la seguridad nacional. La Agencia Europea de Fronteras y Guardacostas Frontex, ha negociado una asociación sobre migración con Marruecos para apoyar la lucha contra la migración irregular, permitiendo a Frontex trabajar en Marruecos en cuestiones como el análisis de riesgos, la formación y la cooperación operativa (dato crucial 10).

    Además, Frontex y otras fuerzas de seguridad de UE han desplegado oficiales de enlace en Níger en colaboración con EUCAP Sahel. El informe del TNI, “Expandiendo la Fortaleza” identifica 35 países en el Norte de África y el Medio Oriente que reciben financiamiento para fortalecer los controles fronterizos y migratorios. (dato crucial 11).

    Securitización del desarrollo

    La forma en que se enmarca el cambio climático influye en las políticas de ayuda, determinando las prioridades y la acción tomada. Cuando se considera más como una cuestión de seguridad que como desarrollo o medioambiental, la ayuda relacionada con el clima se prioriza y acelera. En Reino Unido, por ejemplo, la antigua Oficina de Asuntos Exteriores y del Commonwealth (FCO, por sus siglas en inglés), fue pionera en presionar a la ONU y a la CMNUCC en 2007 para abordar el cambio climático (dato crucial 12). Informes posteriores, como el del Comité Conjunto sobre la Estrategia de Seguridad Nacional en 2015 y la Revisión Integrada de Defensa, Seguridad, Desarrollo y Política Exterior en 2021, han reforzado la importancia de abordar el cambio climático como una prioridad de seguridad nacional e internacional.

    El lenguaje y el marco de la seguridad climática también difieren de un organismo a otro. Aunque el Departamento de Desarrollo Internacional (DFID, por sus siglas en inglés) y el FCO enmarcan el cambio climático de manera diferente, los imperativos de seguridad suelen prevalecer. Es difícil evaluar completamente las dimensiones de seguridad climática en la ayuda del Reino Unido. Sin embargo, existe una tendencia creciente a relacionar el clima, los conflictos y la seguridad en la ayuda al desarrollo. (dato crucial 13).

    Los organismos de ayuda bilateral están empezando a utilizar el lenguaje de la seguridad en sus estrategias (dato crucial 14). En 2022, el Grupo Asesor sobre Clima y Seguridad (CSAG, por sus siglas en inglés), un grupo de expertos militares, de seguridad nacional, de seguridad nacional, de inteligencia y de política exterior con sede en Estados Unidos, publicó un informe llamado “Challenge Accepted” que se jactaba de que sus recomendaciones de 2019 se habían incorporado parcialmente en los planes de seguridad de la administración de Biden. El informe también afirma que la financiación y la ayuda para el clima son necesarias para minimizar los riesgos climáticos futuros y prevenir “el conflicto impulsado por el clima” (dato crucial 15).

    La Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (ASDI) define el cambio climático como una causa indirecta de conflictos en 'Estados frágiles y sociedades afectadas por conflictos', y ha priorizado la financiación en esta área desde 2015 (dato crucial 16). La ASDI es una de las pocas agencias de ayuda que aborda el medio ambiente y el clima de manera integrada, aunque tiene dificultades para llevar la política a la práctica y crea ambigüedades.

    El Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés) aboga por un enfoque integrado de la ayuda climática centrado en la colaboración intersectorial y la consolidación de la paz. La resiliencia tiene el potencial de convertirse en un concepto unificador para el trabajo de la ASDI sobre la integración de diferentes perspectivas. No obstante, al igual que con el concepto de seguridad, es importante preguntarse qué resiliencia se prioriza.

    Por otro lado, la falta de información transparente sobre la financiación climática dificulta el seguimiento del flujo de dinero y su vinculación con actividades militares y policiales. Tampoco se dispone de datos públicos sobre el nivel de financiación privada que se está movilizando.

    Históricamente, potencias militares como Estados Unidos y Reino Unido tienden a tener enfoques más militarizados del clima, lo que puede llevar a prácticas como la represión de la migración en Europa. La historia ha demostrado que los desequilibrios de poder suelen beneficiar a los intereses de los poderosos, ya sean militares o del sector privado.

    En México, la narrativa de la seguridad climática fue introducida por actores externos. Primero por una coalición internacional de ONG llamada Partners for Democratic Peace International (PDCI) y luego por el grupo de expertos británicos, junto con la Embajada británica en Ciudad de México. Lo que plantea riesgos en un país con altos niveles de militarización relacionados con la lucha contra el narcotráfico.

    Hacia nuevas definiciones de seguridad

    La creciente financiación y atención otorgada por poderosas naciones como Estados Unidos, Reino Unido y UE están globalizando el lenguaje y los marcos de seguridad, lo que lleva a una mayor adopción del concepto de seguridad climática. Sin embargo, esta tendencia podría favorecer enfoques de seguridad "duros" en lugar de promover acuerdos hacia la consolidación de la paz. Es crucial reconocer cómo el racismo sistémico, el colonialismo y la desigualdad estructural contribuyen a la vulnerabilidad al cambio climático en el Sur Global.

    La inestabilidad climática requiere un replanteamiento radical de la seguridad, con un enfoque en la seguridad ecológica para todos y principios de justicia restaurativa, descolonización y abolición de la represión estatal. Los compromisos de financiación climática deben ir acompañados de una reducción del gasto militar mundial y la cancelación de la deuda soberana, permitiendo que los países enfrenten los efectos del cambio climático de manera más autónoma.

    Se necesitan mecanismos de transparencia y rendición de cuentas para asegurar que la ayuda exterior y la financiación climática no se utilicen para soluciones basadas en la militarización. Propuestas como un Nuevo Pacto Verde Global y un Nuevo Pacto Verde Feminista y Decolonial buscan abordar las desigualdades sistémicas y promover una transición justa hacia una economía sostenible. Estos esfuerzos representan un multilateralismo reparador que prioriza la cancelación de la deuda, la financiación climática en forma de subvenciones y el liderazgo indígena, buscando soluciones regenerativas a las crisis mundiales y poniendo las necesidades de los más afectados en el centro de la conversación.

Datos cruciales: 

    1. Según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), los gastos militares en países de bajos y medianos ingresos están en aumento, con un estimado de 43.2 mil millones de dólares en 2020, un incremento de 5.1% respecto a 2019. India, con un gasto de 76.6 mil millones de dólares, es el tercer país con mayor gasto militar a nivel mundial, mientras que Nigeria aumentó su gasto en 56% en 2021, alcanzando los 4 mil 500 millones.

    2. La producción global de metales y minerales ha aumentado significativamente, pasando de 11 mil 300 millones de toneladas en 2000 a 17 mil 700 millones de toneladas en 2018.

    3. Se enfatizó la necesidad de un enfoque completo de seguridad climática en una mesa redonda del Centro para el Clima y la Seguridad de Estados Unidos. Esto incluiría una nueva conceptualización de la seguridad nacional para abordar los desafíos del cambio climático. Además, se señaló que dicho enfoque podría fortalecer el sector militar en Pakistán, evidenciado por el aumento de 6.2% en su presupuesto durante 2021 y 2022, con un incremento de 11% en la División de Producción de Defensa que respalda la industria armamentística del país.

    4. Según el SIPRI, India, clasificada como la cuarta potencia militar más grande, es también el tercer mayor gastador militar del mundo.

    5. En 2021, el ejército indio implementó un plan de energía solar en el norte de Sikkim. En marzo de 2022, completó la construcción de las primeras casas impresas en 3D en Gandhinagar, Gujarat, conocidas por su sostenibilidad, para alojar a las fuerzas indias.

    6. Unión Europea ha destinado 663 millones de euros para establecer la Fuerza Conjunta del G5 del Sahel, un grupo militar dedicado a combatir la trata de personas, la delincuencia y el terrorismo en las fronteras de los países sahelianos.

    7. Unión Europea planea invertir 25 millones de euros en Níger entre 2022 y 2025 para establecer un Centro de Formación de Técnicos de las Fuerzas Armadas.

    8. En junio de 2022, el Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció un presupuesto para 2023 de 857 mil 460 millones de dólares, un aumento significativo con respecto a 2022. Este presupuesto asigna 219.4 millones de dólares para el apoyo de inteligencia, vigilancia y difusión de AFRICOM, así como aumentos en el financiamiento para entrenamiento, sistemas de seguridad física y desarrollo de capacidades de socios, representando un aumento significativo en comparación con el presupuesto de AFRICOM de 2022.

    9. La Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) de UE, financiada con los 5000 millones de euros del Fondo Europeo para la Paz (PPE), proporciona entrenamiento militar a varios países, incluyendo República Centroafricana, Mali, Mozambique, Níger y Somalia.

    10. El presupuesto asignado a esta política ha aumentado significativamente, pasando de 6 millones de euros en 2005 a 754 millones de euros en 2022.

    11. La financiación para externalizar las fronteras está en aumento, mientras que los países más ricos no han cumplido con la promesa de entregar 100 mil millones de dólares en financiamiento climático acordado en el Acuerdo de París. Según el informe del TNI Global Climate Wall, los mayores emisores de gases de efecto invernadero gastan en promedio 2.3 veces más en armar sus fronteras que en financiamiento climático.

    12. En 2011, el Departamento de Desarrollo Internacional de Reino Unido (DFID) se comprometió a destinar 30% de su ayuda a estados frágiles y afectados por conflictos para 2014-2015, un aumento significativo con respecto a años anteriores.

    13. La Figura 1 explica como la ayuda relacionada con el clima ha experimentado un aumento notable desde 2015, impulsada por el Acuerdo de París y un informe del Comité Conjunto del Reino Unido que reconoce el cambio climático como un riesgo para la seguridad nacional.

    14. En 2022, el Departamento de Estado de Estados Unidos y USAID solicitaron una financiación de 11 mil millones de dólares para el clima internacional, incluyendo una contribución de 1 mil 600 millones de dólares al Fondo Verde para el Clima.

    15. La solicitud presupuestaria de USAID para 2023 de 60 mil 400 millones de dólares incluye un compromiso con las prioridades de seguridad nacional y la crisis climática, a través de una Iniciativa de Alianza para el Desarrollo Mundial.

    16. La Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (ASDI) ha priorizado la financiación climática desde 2009 y ha proporcionado más de 2 mil 600 millones de dólares anuales desde 2015. En 2018, destinó 104 millones de dólares a la resolución de conflictos, la paz y la seguridad.

Trabajo de Fuentes: 

Boas, I. [2014], “Where is the South in security discourse on climate change? An analysis of India”, Critical Studies on Security, 2(2): 148–161, https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/21624887.2014.905295

Cons, J. [2018], “Staging climate security: Resilience and heterodystopia in the Bangladesh borderlands”, Cultural Anthropology, 33(2): 266–294, https://doi.org/10.14506/ca33.2.08

Consortium on Gender, Security and Human Rights [2021], “Exctractive industries, Violence, and Corporate Criminality: Is There a Pathway to Global Justice?”, https://www.youtube.com/watch?v=p6c0AJ-RRFk

European Union Institute for Security Studies [2020], “Sahel Climate Conflicts? When (fighting) climate change fuels terrorism”, https://www.iss.europa.eu/content/sahel-climate-conflicts-when-fighting-...

Institute for Peace Research and Security Policy [2020], “A Climate for Change in the UN Security Council? Member States’ Approaches to the Climate-Security Nexus”, University of Hamburg.

Jayaram, D. [2021], “'Climatizing' military strategy? A case study of the Indian armed forces”, International Politics, 58: 619–639, https://doi.org/10.1057/s41311-020-00247-3

Orellana, A. [2021], “Neoextractivism and State Violence: Defending the Defenders in Latin America, State of Power 2021”, Amsterdam: Transnational Institute.

Selby, J., Daoust, G. and Hoffmann, C. [2022], Divided Environments: An international political ecology of climate change, water and security.Cambridge University Press

Transnational Institute [2021], “Primer on Climate Security – The dangers of militarising the climate crisis.”

Nexo con el tema que estudiamos: 
    La intersección entre seguridad climática, militarización y extractivismo revela la complejidad de los desafíos que enfrentamos en la búsqueda de una transición justa hacia una economía más sostenible y equitativa. Si bien la retórica de la seguridad climática puede abordar problemas climáticos genuinos, también puede fortalecer agendas militares y de seguridad nacional, planteando preocupaciones para la gobernanza climática y los derechos humanos.