The 100-Year Extinction Panic Is Back, Right on Schedule
Harper, Tyler [2024], "The 100-Year Extinction Panic Is Back, Right on Schedule", The New York Times, New York, 26 de enero, https://www.nytimes.com/2024/01/26/opinion/polycrisis-doom-extinction-hu...
Tyler Austin Harper es profesor adjunto sobre estudios ambientales en Bates College.
En esta entrega, Harper aborda la creciente incertidumbre por el futuro de la sociedad contemporánea y del planeta, en un contexto que tiene como puntos de inflexión el problema climático, la pandemia por COVID-19, los temores por el avance de la inteligencia artificial, la reducción de la tasa de fertilidad, en tanto los conflictos armados tanto en Ucrania como Oriente Medio. Sucesos que se traducen como signos de lo que se ha nombrado “policrisis”, en el que se cuestiona si existe una salida ante eventos sin precedentes en la historia de la humanidad, o bien, es una antesala a la extinción.
Para Harper, tales cuestionamientos representan “ansiedades apocalípticas”, las cuales cataloga como normales en cada sociedad (así como intrínsecas en el ser humano) que resultan de los cambios repentinos en la normalidad (ciencia, tecnología, geopolítica). Así, el autor considera que el pesimismo y los retos existenciales son característicos de cada época (tal como sucedió en la década de 1920). Por lo que pierden su “fatalidad” en la medida en que se hace un retroceso hacia el pasado, puesto que, citando a Winterson (2007): “la Historia no es una nota de suicidio: es un registro de nuestra supervivencia” (dato crucial 1).
Haper cree que mirar al pasado sirve para disminuir la ansiedad, al igual que el pánico, entretanto enfocar la atención sobre lo real que puede convertirse en catastrófico. Aunque tampoco descarta que la manera de abordar la policrisis cumple una función política. Es decir, los discursos se amoldan de acuerdo con los ideales tanto de izquierda como de derecha, en el que las élites de diferentes campos destacan por alimentar el pánico debido tanto a la incertidumbre como la transición social; en último término, el catastrofismo representa la ansiedad de la élite por mantener sus privilegios en medio del cambio social.
De tal suerte las acepciones sobre la policrisis están repletas de estos ideales, tal como sucedió en periodos anteriores (como la Primera y Segunda Guerra Mundial) donde la influencia política se trasladó hacia el terreno científico, literario y social (datos cruciales 2-4). Entonces, no resulta difícil entender por qué un tanto concluye que la raza está destinada a fenecer por su propia cuenta; en contraste, otro resto que piensa que la supervivencia se trata de un juego de suma cero. Al final, la supervivencia depende de la capacidad del ser humano para cuestionar, así pues de repensar el origen de sus temores, pero también de por qué cree lo que cree.
Con lo anterior, Harper deja claro que si bien los problemas de ahora no son iguales que los de antes, si presentan peculiaridades: progreso tecnológico-autoaniquilación, catastrofismo fomentado por las élites, entretanto búsqueda de soluciones en la élite. De ahí que el autor indique que para romper con esta triada, se tenga que invertir la tendencia. Así pues, buscar la solución a partir de iniciativas hechas por la sociedad que exijan a los gobiernos tratar tales cuestiones como prioridades públicas urgentes, con su respectivo financiamiento. Pero sobre todo, no caer en la certidumbre de que el futuro está predicho ya sea para bien o para mal.
Finalmente, Harper exhorta a no caer en la comodidad de acostumbrarse a lo distópico para no tener la obligación moral de actuar. En ese sentido, señala, el pánico por la extinción en los años veinte es un excelente referente para reflexionar sobre la capacidad de pasar a la acción antes que sumirse en la incertidumbre, la ansiedad y el pánico (dato crucial 5).
1) Algunas amenazas a la humanidad refieren a malversación de la información, o bien, surgidas en los momentos de tensión geopolítica. Por ejemplo, a principios del siglo XIX, las nuevas teorías paleontológicas y geológicas avivaron el discurso de la extinción en Reino Unido; asimismo, de 1960 a 1970, los expertos sembraron el miedo a la hambruna, así como a la explosión demográfica; finalmente, la nota también añade que otros momentos de paranoia surgieron durante la Guerra Fría debido a la amenaza nuclear.
2) El 1923, el expresidente estadounidense Winston Churchill, publicó el que se considera su mayor logro literario: The World Crisis: 1911-1918. Se trataba de una retrospectiva de la Primer Guerra Mundial, así como sus pronósticos sobre el Armagedon que estaba por venir. Este fue el inicio de su creciente pesimismo por el futuro de la humanidad que se constató un año después con su apoyo al Partido conservador y la publicación de un ensayo titulado Shall We All Commit Suicide?. Dicho ensayo ofrecía perspectivas sobre la humanidad, al igual que las herramientas que la llevarían a la destrucción (como las armas atómicas), con tintes de “patetismo” derechista.
3) En 1924, el novelista de ciencia ficción H.G. Wells (famoso por sus comentarios políticos socialistas y sus reflexiones sobre la extinción humana), predijo que la incapacidad de la raza humana para aprender de los errores de la Gran Guerra conduciría a nuevos conflictos, escasez, hambruna, miseria, debacle social, y finalmente, la extinción o degradación de las condiciones de vida. En 1925, el biólogo con ideas socialistas J.B.S. Haldane –que entre tantas cosas, fue testigo de los bombardeos durante la Primera Guerra Mundial– reflexionaba si la humanidad tendría la misma capacidad con la que encontró las propiedades destructivas del interior del átomo, para buscar una solución a su misma aniquilación. Ese mismo año, el filósofo y eugenista británico F.C.S. Schiller, expuso de manera puntual el ambiente intelectual que rodeaba los años veinte: preocupación sobre el futuro debido a los avances científicos, saber demasiado podría llevar a la humanidad al suicidio.
4) En lo que respecta al desarrollo de tecnologías “no militares” y su inserción en la sociedad, en 1920 el dramaturgo checo Karel Capek expuso en una de sus puestas un futuro en el que los robots acababan con la humanidad; un fragmento que resonó mucho: “Han dejado de ser máquinas. Ya son conscientes de su superioridad, y nos odian como odian todo lo humano”. Sobre la misma línea, en 1921, el escritor de novelas policiacas R. Austin Freeman, en su tratado político Decadencia y regeneración social advertía que la dependencia de las nuevas tecnologías estaba llevando a la especie hacia la degradación e incluso la aniquilación. Finalmente, en 1923, ante el estreno de R.U.R. (obra teatral de ciencia ficción que marca el hito para el comienzo de la literatura sobre robots) en Tokio, el profesor de biología Makoto Nishimura estaba tan convencido de la extinción a causa de las máquinas que exponía la obra, que intentó crear robots benévolos para evitar la destrucción de la especie por su propia creación.
5) A pesar de los temores en los años veinte por el despliegue del uso de armas químicas y biológicas en las guerras, la firma del Protocolo de Ginebra de 1925 estableció la prohibición del uso de estas armas durante el combate. Así, durante la Segunda Guerra Mundial, las armas químicas no se utilizaron en los campos de batalla europeos.
Winterson, Jeanette (2007). The Stone Gods. Houghton Mifflin Harcourt
Churchill, Winston (1923). The World Crisis: 1911-1918. Penguin Random House. Edición 2014.
Churchill, Winston (1924). Shall We All Commit Suicide?, https://akademician.files.wordpress.com/2019/08/churchill-shall-we-all-c...
En nuestro estudio sobre los riesgos existenciales, esta lectura ofrece elementos para abordar el problema de la crisis civilizatoria, en el que resalta la politización de la incertidumbre por el futuro de la humanidad, al igual que la propagación del pánico por parte de las élites para satisfacer sus propios objetivos. En última instancia, una revisión histórica para entender la base de nuestros miedos por la extinción, resulta ser un eje clave para trazar futuros caminos hacia la búsqueda de soluciones.