Del envenenamiento neoliberal a la reconstrucción socioambiental

Cita: 

Barreda, Andrés [2020], "Del envenenamiento neoliberal a la reconstrucción socioambiental", La Jornada del campo, 158, noviembre.

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Sábado, Noviembre 21, 2020
Tema: 
Consecuencias socioambientales a partir de la entrada del neoliberalismo en México
Idea principal: 

    Andrés Barreda Marín es economista, con maestría en Sociología y doctorado en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel II del CONACyT. Ha sido miembro del Tribunal Permanente de los Pueblos, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales.


    El autor destaca las implicaciones socioambientales de la producción capitalista del espacio en México, proceso ligado a la implementación del neoliberalismo, y la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), actualmente reformulado como Tratado Comercial México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

    Señala contundentemente que no es ni el cambio climático ni los temas de agenda verde las causas principales de la crisis ambiental que atraviesa el país, sino la incorporación de territorios estratégicos a los circuitos globales del capital (ecosistemas, grandes ciudades, corredores industriales y agroindustriales). El resultado de ello es que, en 2020, México alberga alrededor de 40 regiones de emergencia ambiental (REA), en las cuales existen graves problemas de contaminación industrial, males asignados a las periferias del país (dato crucial 1).

    De esta manera, el autor identifica nueve macroregiones que han sido objeto de apropiación neoliberal (dato crucial 2). Estas cubren casi la totalidad del territorio mexicano y fungen como espacios de neoextractivismo, son corredores industriales y agroindustriales, así como vertederos de desechos. Entre los casos más extremos de devastación ambiental se encuentran Estado de México, Ciudad de México, Puebla, Guanajuato, Veracruz, Jalisco, así como entidades del norte del país (Sonora, Nuevo León y Coahuila) (dato crucial 3).

    Con el TLCAN y el T-MEC los grandes empresarios de México, Estados Unidos, Canadá y Europa "construyeron paraísos industriales que en sus países jamás les hubieran permitido". Las consecuencias de una política bastante permisiva y flexible en cuanto a la concesión de entornos naturales ha generado una devastación desmedida en estos territorios, además de que existen severos problemas de contaminación (dato crucial 3) ignorados sistemáticamente por las autoridades competentes: la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).

    Durante los años que estuvo en vigor el TLCAN el aparato institucional y legislativo de México favoreció la entrada de grandes capitales, desechando políticas en materia ambiental, toxicológica y epidemiológica. Asimismo, en el ámbito académico imperante, las investigaciones sobre los impactos en las comunidades no reflejaban la realidad que se vivía en ellas, ni tampoco hubo gran cantidad de protestas desde este ámbito frente a la desregulación ambiental.

    Las dinámicas de despojo neoliberal no solo implican el acaparamiento de territorios; sino también una (re)configuración espacial, social y del aparato estatal, para favorecer el crecimiento económico ilimitado. Los territorios absorbidos fueron objeto de desregulación ambiental (políticas que reducen a la naturaleza a su valor económico) y laboral (lo que se traduce en bajos salarios), así como la violencia encaminada a destruir el tejido social para neutralizar el descontento popular, sobre todo en aquellos territorios controlados por el crimen organizado.

    De esta forma, los inversores se han beneficiado de un modelo que favorece la acumulación por encima de la naturaleza, la salud humana y el bienestar social. Mientras tanto, la mayor parte de la población mexicana padecen todo tipo de injusticias socioambientales, desde conflictos de acceso hasta conflictos de distribución de males ambientales.

    Finalmente, el autor señala la urgencia, en tiempos de crisis socioambiental, de que las autoridades competentes no sólo implementen políticas de justicia social, sino también de justicia ambiental, ambas intrínsecamente ligadas. Ante la falta de políticas gubernamentales y frente al agravamiento de la devastación ambiental, las movilizaciones sociales autogestivas son el medio al que han recurrido las personas para frenar los embates de las dinámicas de despojo neoliberal.

Datos cruciales: 

    1) Entre estos se encuentran: (1) El corredor agroindustrial suroeste-noreste de Jalisco; (2) El corredor industrial del Alto Santiago (entre Ocotlán y Puente Grande); (3) La Cuenca Independencia, en Guanajuato; (4) El Corredor industrial del Sur de Guanajuato (Celaya, Irapuato, Salamanca, León, San Francisco del Rincón); (5) El corredor agroindustrial del sur de Guanajuato y el corredor aguacatero de Michoacán (que se ha extendido a Jalisco y Estado de México); (6) El Corredor industrial Querétaro-San Juan del Río; (7) La parte norte del Valle del Mezquital, en Hidalgo; (8) El corredor extractivo e industrial de la parte sur del Valle del Mezquital (incluye las regiones industriales de Tula, Atitalaquia, Apaxco, Atotonilco en Estado de México e Hidalgo); (9) El Corredor industrial de la Carretera 57 al Norte de Ciudad de México; (10) El corredor entre La Joya, Villa Guerrero, al Sur del Nevado de Toluca y el Alto Lerma; (11) El corredor urbano Nororiente de Ciudad de México y de Estado de México (que comprende Temaxcalapa, los parques industriales del oriente de Tecámac y Ecatepec, el Túnel Emisor Oriente, la devastación causada por el intento de construcción del aeropuerto de Texcoco, por la presencia de los canales a cielo abierto, y la urbanización de Ciudad Nezahualcóyotl-Iztapalapa, Ixtapaluca y Chalco); (12) Los corredores industriales de Tlaxcala y Puebla; (13) El corredor agroindustrial del centro oriental de Puebla; (14) La planicie del centro de Veracruz (en los municipios Manlio Fabio Altamirano, Soledad de Doblado, Cosamaloapan, Amealco, Cuitláhuac y Atoyac) y de Oaxaca (en Cosolapa, Acatlán de Pérez Figueroa); finalmente (15) El complejo petroquímico del norte del Istmo (de Coatzacoalcos, Nanchital, Minatitlán, Cosoleacaque y Jáltipan), que termina en la franja extractiva de petróleo en Tabasco.

    2) Estas regiones son: (1) el Eje Neovolcánico, el complejo minero extractivo de la Sierra Madre Occidental, (2) el altiplano semiárido del desierto Chihuahuanse, (3) las redes en mar y tierra del complejo petrolero del Golfo de México, (4) el corredor agroindustrial de la planicie costera del Noroeste, (5 y 6) el doble corredor interoceánico Nuevo Laredo-Manzanillo y Nuevo Laredo-Lázaro Cárdenas, (7) las zonas industriales y extractivas de la Frontera Norte, (8) la Península de Yucatán y (9) las Selvas tropicales del Sureste de México.

    3) Entre las cuencas más contaminadas se encuentran la cuenca del Río Lerma, la parte alta del Río Grande Santiago, el Alto Balsas, el Río Tula (que arrastra las aguas negras del Valle de México hasta el Valle del Mezquital en Hidalgo), los ríos del Bajo Coatzacoalcos, el Atoyac, el Papaloapan, ríos de Sonora, entre otros.

    4) En 2020, la saturación de agentes tóxicos altamente peligrosos —expulsados de los procesos industriales en México— ya alcanza o supera niveles de contaminación manifestados en los peores lugares de China, Estados Unidos, Indonesia, India, Nigeria o Ghana.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    El autor ofrece datos importantes para mapear la devastación socioambiental en México y dar cuenta de los territorios más afectados, así como la manera en que estos se superponen con reservas naturales y poblaciones vulnerabilizadas.

    La incorporación de territorios a los circuitos globales de la acumulación capitalista es, por naturaleza, injusta y desigual. Primero, porque las poblaciones locales no gozan de los beneficios del crecimiento económico, al contrario, son víctimas del despojo, expoliación y violencia que acompaña los procesos de modernización industrial. En última instancia, la sobreexplotación de la naturaleza y los trabajadores para favorecer los ritmos acelerados de producción no está enfocado en satisfacer necesidades humanas locales, sino para que la economía global crezca.

    Si a ello se suma la preeminencia del lenguaje de valoración económico para pensar la naturaleza, nos encontramos frente a un proceso desenfrenado de exterminio de la vida para satisfacer las demandas del capital, mismo que está acompañado de una injusta distribución —local y global— de bienes y males ambientales ¿Quiénes son los empresarios que se benefician de la desregulación ambiental? ¿Qué ocurre en esos territorios (re)configurados para la industrialización capitalista, cuáles son los problemas y resistencias que desde ahí se gestan? ¿Hay acciones y medios para una acción estatal que frene la devastación ambiental y social en curso?