Why People Fail to Notice Horrors Around Them

Cita: 

Sharot, Tali y Cass Sunstein [2024], "Why People Fail to Notice Horrors Around Them", The New York Times, New York, 25 de febrero, https://www.nytimes.com/2024/02/25/opinion/brain-habituation-horrors.html

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Domingo, Febrero 25, 2024
Tema: 
La causa biológica de la indiferencia frente a las crisis
Idea principal: 

    Tali Sharot es una neurocientífica israelí, británica y estadounidense y profesora de neurociencia cognitiva en el University College London y el Massachusetts Institute of Tecnology.

    Cass R. Sunstein es un abogado estadounidense y profesor universitario dedicado principalmente al estudio del derecho constitucional, derecho administrativo, derecho ambiental y la economía conductual.


    A partir de sus campos de estudio, neurociencia y derecho, los autores consideran que no es posible entender la época actual sin comprender por qué y cómo las personas no se dan cuenta de lo que estamos viviendo.

    Los autores sostienen que la habituación, una característica biológica del cerebro humano, es una de las causantes más importantes de la inmutación de las personas frente a los horrores que ocurren a diario (guerras, genocidios, corrupción, discriminación, salvajismo, opresión, entre otros). La habituación comprende un conjunto de reacciones neuronales cada vez más débiles frente a situaciones que son constantes o que cambian lentamente.

    De esta forma, la habituación afecta la percepción y respuesta —individual y colectiva— ante las atrocidades del mundo. Siendo así, las personas acostumbradas a vivir en tiempos de situaciones extremas, han normalizado lo que ocurre a su alrededor, por tratarse de eventos que aumentan gradualmente en magnitud. Si su reacción emocional es débil, su resistencia y aceptación es mayor, porque no están dimensionando la magnitud del hecho, sino la respuesta sensorial.

    Esta situación se torna grave no solo por la normalización, sino también porque el fenómeno de habituación aumenta la probabilidad de cometer actos atroces (dato crucial 1). Para ejemplificar tal situación, los autores evocan el estudio del psicólogo Stanley Milgram, realizado a principios de los años sesenta del siglo XX, que trataba de comprender cómo personas comunes eran partícipes de actos terribles.

    El estudio de Milgram demostró que las personas están dispuestas a cometer todo tipo de atrocidades si primero se les entrena mentalmente para ello, es decir, si van subiendo de nivel se elimina gradualmente el sentimiento de culpa. En el estudio se les pidió a los voluntarios que aplicaran a otras personas descargas eléctricas pequeñas y lentamente ir aumentando el voltaje para inducir la habituación emocional. El resultado fue que muchas de las personas se acostumbraron a la idea de causar daño.

    No obstante, no sería correcto pensar que todas las personas actúan de igual manera. Los autores nombran “empresarios de la deshabituación” a aquellos que no se acostumbran a los males de la sociedad en que viven y resisten a la indiferencia. Estas personas han sido quienes han desencadenado movimientos como la Resistencia Francesa, el movimiento de derechos civiles, Black Lives Matter, etc.

    El objetivo de tales personas es denunciar las atrocidades para causar deshabituación en el resto. Sobre todo, porque ellas han vivido en carne propia aquello contra lo que luchan; también existen casos en los que lo hacen porque son conscientes del sufrimiento y devastación que hay a su alrededor. Tales son los casos de Malala Yousafzai, Mohandas Gandhi, Rosa Parks, Gloria Steinem, Harvey Milk y Nelson Mandela.

    Los autores se preguntan si es posible producir la deshabituación y sugieren que hay que exponerse a todo tipo de situaciones, a diferentes culturas, gobiernos, prácticas y observarlas desde la distancia, para poder evaluarlas con una perspectiva más amplia y notar la urgencia de los cambios. Hay que "aprender a sorprendernos, no adaptarnos" (expresión de Abraham Heschel), para evitar dar por sentados los eventos que están ocurriendo en el mundo. Una vez que se comprende por qué las personas se habitúan al horror, podremos poner en cuestión ciertas características de nuestras vidas que se consideran pequeñas o aquellas que son terribles.

Datos cruciales: 

    1) En un estudio realizado por el Dr. Sharot demostró, a nivel cerebral, cómo la gente se acostumbra a su propia deshonestidad. Los voluntarios mentían para ganar unos centavos, pero no lo hacían descaradamente porque la reacción cerebral les impedía ser inmorales. Sin embargo, conforme lo hacían cada vez más y más, esa reacción desaparecía. Sin ese sentimiento negativo, no había nada que pudiera frenarlos.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    La adaptación puede resultar de pronto un concepto y práctica peligrosa porque implica normalizar que existe una crisis sistémica, lo cual deriva en una inmovilización frente a esta y (sobre)vivir a pesar de ella, en lugar de combatirla.

    Hasta ahora, las crisis existentes no ocurren ni ocurrirán como eventos catastróficos, sino que son graduales. Además, a pesar de que están aumentando en gravedad y magnitud, parece ser que una cantidad considerable de personas han dado por sentado lo que está ocurriendo, y los horrores de los tiempos actuales no causan tanto impacto, indignación y denuncia. Sin embargo, esto no puede atribuirse solamente a cuestiones de orden biológico, sino también a las epistemologías que moldean los imaginarios colectivos.