Los terrícolas llegaron ya

Cita: 

Ribeiro, Silvia [2024], "Los terrícolas llegaron ya", La Jornada, 15 de junio, https://www.jornada.com.mx/2024/06/15/opinion/016a1eco

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Sábado, Junio 15, 2024
Tema: 
Privatización espacial
Idea principal: 

    Silvia Ribeiro es una investigadora y columnista paraguaya, además de columnista en La Jornada en México.
    Trabaja principalmente en temas ambientales, como diversidad biológica y cultural, recursos genéticos, propiedad intelectual, biopiratería, transgénicos y globalización corporativa.


    En la actualidad, los multimillonarios pretenden llevar la privatización más allá de los límites terrestres, es decir, apropiándose del espacio. Tal apropiación es realizada con el uso de innumerables satélites privados, los cuales provocan diversos daños al planeta, aunque se destaca el control sobre las comunicaciones telefónicas e Internet, lo que les da pauta a tener un mayor dominio tanto en comunicaciones públicas como militares.

    Como referencia se tiene a la órbita baja de la Tierra, una franja espacial situado a 160 km de altura, que se halla privatizada por satélites de Starlink, de la empresa SpaceX, propiedad de Elon Musk (dato crucial 1). Esto deja muy por debajo de la competencia por el dominio del espacio a OneWeb, de Airbus y el Proyecto Kuiper, de Amazon, propiedad de Jeff Bezos.

    La privatización espacial ha sido posible gracias a modificaciones que se han hecho sobre leyes que rigen el control del espacio. Entre ellas la Ley de Competitividad de Lanzamientos Espaciales Comerciales (Commercial Space Launch Competitiveness Act), promovida por Estados Unidos para que cualquier ciudadano pueda aprovecharse de los bienes espaciales. Con base en esto, se originan los Acuerdos de Artemisa (AA), que tienen alcance mundial (dato crucial 2). Estos acuerdos plantean que hombres y mujeres puedan ser enviados a la luna pero, el trasfondo real es la exploración y el uso de la Luna, Marte, cometas y asteroides.

    Los Acuerdos de Artemisa van en contra del Tratado del Espacio Ultraterrestre de Naciones Unidas, que prohíbe la apropiación de cuerpos celestes. Por su parte, Mary-Jean Rubenstein, autora del libro Astrotopia: The Dangerous Religion of the Corporate Space Race, especifica que pese a que aunque no se puedan adular de un planeta, si lo pueden hacer de los bienes que éste tenga, derivado de las normas estadounidenses.

    Los AA tienen por objetivo el uso comercial y la privatización del espacio y sus componentes, bajo el supuesto de usos pacíficos y apoyo en emergencias. Pero en realidad se buscan beneficios para ciertas industrias, como la minería espacial, la biofarmacéutica y la industria nanotecnológica.

    En conclusión, estos proyectos no se realizan bajo intereses científicos, sino que van encaminados a aumentar capitales de empresas privadas. Sin embargo, para que las empresas continúen con sus propósitos, utilizan investigaciones y desarrollos públicos. Por ejemplo, SpaceX y Blue Origin cuentan con subsidios del sector público, mientras que las ganancias son privadas.

Datos cruciales: 

    1) SpaceX de Elon Musk lidera la competencia por la privatización del espacio con más de 6 mil satélites en órbita y otros 6 mil en camino.

    2) Los Acuerdos de Artemisa (AA) fueron firmados en 2020 por Estados Unidos y otros siete países, entre ellos Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos, Canadá y Australia. Dentro de estos acuerdos se ha excluido a Rusia y China, quienes son parte del Tratado del Espacio Ultraterrestre de Naciones Unidas.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    Las ambiciones del ser humano por encontrar más recursos no tiene límites, tal es el caso de la privatización del espacio. Si bien se podrían encontrar beneficios para el sector científico, estos se ven superados por las problemáticas que esto conlleva. Como muestra lo leído anteriormente en el artículo, en donde se incluyen las ganancias únicamente destinadas a multimillonarios y, por otra parte, las posibles controversias relacionadas a la geopolítica, mas en especifico, la supremacía estadounidense.