Zombie fires in the Arctic smoulder underground and refuse to die – what's causing them?
Wieczorek, Sebastian, Eoin O'Sullivan y Kieran Mulchrone [2024], "Zombie fires in the Arctic smoulder underground and refuse to die – what's causing them?", The Conversation, 28 de mayo, https://theconversation.com/zombie-fires-in-the-arctic-smoulder-undergro...
Sebastian Wieczorek es Catedrático y Jefe de Matemáticas Aplicadas, University College Cork.
Eoin O'Sullivan es candidato a doctorado en Matemáticas Aplicadas, University College Cork.
Kieran Mulchrone es profesor titular, Facultad de Ciencias Matemáticas, University College Cork.
Existe una nueva amenaza para la zona de Ártico, incluidas Alaska, Canadá y Siberia: los incendios zombis. Tal siniestro se produce bajo tierra, principalmente en invierno, afectando las turberas (un humedal compuesto por turba, que es un compuesto de material orgánico como restos de plantas, como musgos, juncos, arbustos y árboles).
La causa principal de estos se consideraba que eran restos de incendios en la superficie, sin embargo, se ha encontrado como posible culpable al calentamiento atmosférico (dato crucial 1), que a su vez calienta la turba, generando combustión espontánea. Esta situación es alarmante puesto que se generarán mayores emisiones de carbono hacia la atmósfera (dato crucial 2).
Dos resultados notables
A través de un modelo matemático, en dónde se incluyen las afectaciones de temperatura en conjunto con el contenido de carbono de los suelos de turba que los cambios de tiempo y clima generan, así como los microorganismos presentes en los suelos, se obtuvieron dos resultados.
El primero de ellos es el estado “metaestable”, que consiste en el aumento de temperatura que los microorganismos generan, produciendo la combustión de la turba a 80 °C; a su vez este incendio puede prolongarse hasta 10 años. El segundo resultado considera una transición repentina del estado frío regular al estado metaestable caliente. Este se deriva de factores climáticos, como lo son las olas de calor y el calentamiento. Aunque para esto se requiere una condición en particular: que la temperatura atmosférica aumente a un ritmo mayor que la tasa crítica.
Aunque lo anterior solo se ha demostrado en laboratorio, se han encontrado similitudes que explican estos sucesos (dato crucial 3).
Cómo luchar contra los zombis
Una afectación conduce a otra. Esto se muestra en el ciclo que se produce a partir del aumento de temperatura, que a su vez genera incendios zombis, produciendo mayores emisiones de carbono a la atmósfera, resultando en mayores cambios en el clima. Las condiciones cada vez más extremas en cuanto al clima no permiten una adaptación por parte de los ecosistemas dando por resultado puntos de inflexión.
La solución a la problemática de los incendios zombis es la limitación a la variabilidad climática, es decir, no solo considerar el aumento de las temperaturas, sino enfocarse en la tasa de cambio. Esta última se perfila como la más importante para la subsistencia.
1) A partir de 1940 se tienen informes de estos incendios pero el crecimiento en la frecuencia e intensidad de estos incendios ha sido significativo en las décadas de 2010 y 2020.
A modo de ejemplo, a principios de 2024, en la provincia canadiense de Columbia Británica había más de 100 incendios zombis. Asimismo, cerca de la aldea más fría del mundo, Oymyakon, en el noreste de Siberia, los incendios zombis representan alrededor del 3,5% de la superficie quemada en la región cada año.
2) En la figura 1 se muestran las áreas de mayor calentamiento, así como las zonas en las que se encuentran suelos de turba.
3) En 2002 se produjo un enorme incendio que pudo tener como origen la combustión espontánea de una pila de compost, material que se asemeja a la turba.
En la actualidad surgen cada vez más problemáticas a raíz del calentamiento global, por ejemplo, los incendios zombis.
De acuerdo con los autores, no solo se deben implementar acciones para evitar el cambio de temperatura, sino que el enfoque debe encaminarse en acciones para disminuir la tasa de cambio con el fin de evitar la destrucción de ecosistemas como las turberas. No solo son importantes como ecosistemas, sino que su destrucción podría desencadenar un daño enorme debido a las concentraciones de carbono que se emitirán a la atmósfera.