El nuevo ecologismo de los ricos

Cita: 

Martínez, Rubén [2023], "El nuevo ecologismo de los ricos (I), Crític, 3 de marzo, https://www.elcritic.cat/opinio/ruben-martinez/el-nuevo-ecologismo-de-lo...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Domingo, Marzo 3, 2024
Tema: 
Intereses económicos por encima de la problemática ambiental
Idea principal: 

    Rubén Martínez es director de l’Àrea d’Urbanisme i Transició Ecològica de l’Institut de Recerca Urbana de Barcelona.


    En junio de 2020, Larry Fink, presidente de BlackRock una compañía de administración que gestiona inversiones, expresó su deseo de dejar un planeta mejor para sus nietos y explicó que su preocupación por el cambio climático se basa en el impacto sobre las inversiones, no en razones ambientales, aunque BlackRock es el principal inversor en las ocho mayores empresas petroleras y controla acciones fósiles por 87,300 millones de dólares.

    Posteriormente, en una carta a sus consejeros, Fink destacó que el riesgo climático es un riesgo de inversión y que la transición climática representa una oportunidad histórica de inversión. BlackRock está explorando opciones para transferir riesgos climáticos del sector privado al Estado, a través de asociaciones público-privadas para financiar infraestructuras renovables en Asia, América Latina y África. Estas estrategias, promovidas por el Banco Mundial, buscan facilitar beneficios privados mediante el endeudamiento público y son parte dominante en la financiación del desarrollo.

    BlackRock, aunque parece ser ecológicamente consciente o no, actúa principalmente en función del beneficio económico, comprando barato y vendiendo caro. Las 10 mayores empresas de gestión de activos, que controlan 44 billones de dólares, siguen un itinerario similar de disciplinamiento laboral, evasión fiscal y absorción de fondos públicos.

    La economista Daniela Gabor denomina a este enfoque como el "Consenso de Wall Street", donde las infraestructuras y la naturaleza se consideran activos financieros bajo los criterios de desarrollo sostenible de la ONU, permitiendo a los gestores de activos del Norte global absorber fondos destinados a países pobres y tomar decisiones de asignación global (dato crucial 1).

    Un ejemplo claro es Senegal, que cuenta con un gran potencial en recursos renovables como la energía solar y eólica. En la última década, el gobierno senegalés ha creado un entorno favorable para la inversión mediante incentivos fiscales y reformas en el sector energético para liberalizar el mercado. En los últimos años, varios inversores privados extranjeros han desarrollado plantas fotovoltaicas, donde se transfiere la radiación solar a electricidad y un parque eólico en el país, utilizando instrumentos de mitigación de riesgos proporcionados por la Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones del Banco Mundial.

    La influencia del colonialismo financiero, especialmente de bancos franceses y británicos en Senegal, es crucial para entender la financiación de las energías renovables. La introducción de combustibles fósiles en Senegal, que fue la colonia más antigua de Francia en África, resultó ser un gran endeudamiento y una mayor dependencia tecnológica, económica y política.

    En un reciente congreso sobre “finanzas responsables” organizado por Financial Times,un periódico británico con énfasis en noticias internacionales de negocios y economía, Stuart Kirk, jefe de Inversión Responsable del Banco HSBC, sorprendió a la audiencia con su presentación titulada “¿Por qué los inversores no deben preocuparse por el riesgo climático?”. en donde defendió la necesidad de una transición justa y la innovación en criterios ambientales, sociales y de gobernanza para las “inversiones sostenibles”, además de minimizar el riesgo climático y dejando claro que no importa si el nivel del mar aumento, desapareciendo ciertas ciudades o países, ni si el Producto Interno Bruto (PIB), global, incrementa.

    Este tipo de posturas ilustra el “ecologismo de los ricos”, donde el enfoque está en eliminar el riesgo climático para el sector privado, más que en mitigar el cambio climático en sí. La transición se presenta no como una necesidad ecológica, sino como un negocio que se debe acelerar por intereses privados.

    Además, algunos negacionistas también buscan acelerar las inversiones en sectores clave priorizando el beneficio para sus clientes y accionistas. Este “retardismo capitalista” refleja la habilidad de los líderes de Wall Street para alinear sus intereses económicos con las demandas climáticas, subrayando una actitud que prioriza la descarbonización económica sobre otros aspectos secundarios.

Datos cruciales: 

    1) Comportamiento del mercado de energía renovable en el periodo 2021-2030:

Nexo con el tema que estudiamos: 

    Grandes gestores de activos, abordan la crisis climática desde una perspectiva de inversión, priorizando beneficios económicos sobre preocupaciones ambientales genuinas. Estas empresas ven la transición energética como una oportunidad para aumentar sus ganancias a través de la inversión en energías renovables, especialmente en mercados emergentes, utilizando asociaciones público-privadas que trasladan los riesgos al Estado. El objetivo de estas estrategias, es minimizar los riesgos climáticos para el sector privado y no necesariamente mitigar el cambio climático.