Las consecuencias ambientales del crecimiento de SpaceX en Texas
Lipton, Eric [2024], "Las consecuencias ambientales del crecimiento de SpaceX en Texas", The New York Times, New York, 8 de julio, https://www.nytimes.com/es/2024/07/08/espanol/elon-musk-spacex-texas.html
Eric Lipton es periodista, ha escrito para The New York Times, Hartford Courant —diário de Connecticut, Estados Unidos—, y para World Trade Center. Ha cubierto temas como los atentados terroristas de 2001, la administración Trump, las agendas corporativas y de cabildeo en el Congreso de Estados Unidos; así como acerca del Departamento de Seguridad Nacional y la Administración de Seguridad del Transporte en EE.UU.
El autor resalta la omisión de los impactos ambientales por parte de la empresa de Elon Musk, SpaceX, misma que ha generado perturbaciones en el entorno tras la instalación de Starbase, la base de operaciones espaciales instalada en el sur de Texas. La irresponsabilidad ambiental está alentada por el poder que la empresa ha adquirido en el rubro espacial, dado que poderosas agencias como la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), la NASA y Estados Unidos tienen intereses implicados en materia comercial y de defensa.
The New York Times llevó a cabo una investigación en la cual reveló que el crecimiento de SpaceX representa una amenaza para el ecosistema; lo es más a medida que la empresa continúa expandiéndose y llevando a cabo nuevos planes de acción no previstos cuando se instaló (por ejemplo, Musk espera lanzar mil veces al año sus cohetes Starship, el modelo más grande fabricado hasta ahora).
Gary Henry —asesor de SpaceX en programas de lanzamiento del Pentágono— señaló que la empresa de Elon Musk está al tanto de las inquietudes respecto al impacto ambiental que está generando, ¿está actuando al respecto?
Musk usó tierras protegidas para aislar las operaciones de SpaceX
A diferencia de otros sitios de lanzamiento de cohetes en Estados Unidos, cuyas instalaciones abarcan cientos de kilómetros que las aíslan del mundo (como la base de la fuerza aérea Vandenberg en California y el Centro Espacial Kennedy en Florida), Musk instaló la base espacial de su empresa en un “hoyo de dona”, es decir, una propiedad pequeña rodeada de tierras públicas.
Dichas tierras las constituyen áreas silvestres protegidas y parques estatales, que fungen como un “espacio de separación natural”. Sin embargo, los impactos socioambientales no fueron considerados. En Boca Chica Village hay muchas casas habitadas y los parques son frecuentados, por lo que todas las personas deben ser evacuadas cada vez que hay un lanzamiento.
Por otra parte, el sitio de lanzamiento se encuentra al lado de uno de los hábitats de aves migratorias más importantes de Estados Unidos. Además, en la playa cercana de Boca Chica, anidan las tortugas golfinas (la especie de tortuga marina en mayor peligro de extinción).
Musk engañó a los funcionarios en cuanto a sus planes para el área
SpaceX se instaló en Texas logrando el convencimiento de los funcionarios locales al asegurar que la huella de la empresa sería “moderada”: que sólo generaría unos cuantos empleos, a través de una inversión de 50 millones de dólares; que lanzaría cohetes Falcón desde allí (usados para lanzar satélites al espacio) y que limitaría su impacto al campo de batalla de Palmito Ranch (memorable para los locales por ser el sitio en el cual se llevó a cabo la Guerra de Secesión).
No obstante, esto no ha sido así. La inversión en las operaciones de SpaceX ya asciende a 3 mil millones de dólares y alberga a 3 400 empleados y contratistas. Además, una segunda plataforma de lanzamiento se encuentra en construcción.
Asimismo, con el objetivo de enviar vuelos espaciales tripulados a Marte, se han empezado a realizar pruebas con el cohete Starship (el cual pesa casi cuatro veces más que los cohetes Falcón). La FAA, principal reguladora de SpaceX, no había previsto dichas operaciones a gran escala, ni un cohete de tal magnitud.
La tierra pública que rodea las instalaciones de Starbase ha sufrido una afectación terrible
Las áreas naturales protegidas alrededor de Starbase han sido bombardeadas por escombros de pruebas fallidas y también han sufrido perturbaciones por la actividad de los trabajadores de SpaceX.
En abril de 2023, SpaceX lanzó por primera vez un cohete Starship. Sin embargo, el cohete presentó fallas y un mecanismo de autodestrucción lo hizo explotar. El hábitat de aves, el parque estatal y la playa cercanos fueron impactados con hojas de acero, pedazos de concreto y fragmentos de metal. Ni siquiera la FAA había calculado de forma precisa los daños (Dato crucial 1).
Esa no fue la primera ocasión en que los ecosistemas sufrieron afectaciones con las pruebas de los cohetes Starship. Desde 2019, al menos 19 veces SpaceX realizó pruebas con estos cohetes que causaron incendios, fugas y explosiones.
Por otro lado, debido a la congestión de las calles para llegar a Starbase, muchos de los trabajadores se trasladan hacia allí en aerodeslizador, generando perturbaciones para el hábitat de especies, particularmente para un “área de aves de costa de importancia global”; así lo han descrito los oficiales del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre en una carta dirigida a la empresa de Elon Musk.
El medio ambiente pasó a segundo plano detrás de las ambiciones de SpaceX y Estados Unidos
Estados Unidos, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y la FAA tienen intereses que convergen con la empresa de Elon Musk. De tal forma que los encargados de proteger los recursos naturales y culturales del área (como el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre y el Servicio de Parques Nacionales) han fracasado en sus enfrentamientos con agencias más poderosas, que deberían ser un contrapeso a la expansión de las operaciones de SpaceX, pero cuyos intereses están alineados.
Estados Unidos depende de SpaceX para lanzar sus satélites de defensa y comerciales al espacio. Mientras tanto, la NASA tiene un contrato de 2,900 millones de dólares con la empresa de Musk para enviar astronautas a la luna. Como se observa, los intereses de estos omiten los impactos ambientales que se están ocasionando. Por su parte, la FAA, encargada de promover la seguridad en los viajes espaciales y obligada a hacer un estudio ambiental sobre las operaciones de SpaceX, reconoce que esta no es su prioridad.
1) A 800 metros del sitio de lanzamiento, muy lejos de la zona en que la FAA había calculado que podrían ocurrir daños, se halló un pedazo de concreto.
Los intereses económicos y militares se superponen a la preservación de la naturaleza. El ámbito espacial no es la excepción a la regla. Peor aún, se genera una reconfiguración del poder entre Estados y empresas, dado que la actividad de SpaceX no se encuentra limitada por el poder estatal porque este mismo depende de las operaciones de lanzamiento espacial que se realizan allí. ¿Cuáles son las implicaciones de que SpaceX se rija únicamente por las leyes del mercado?, ¿qué pasará cuando no sea sostenible a largo plazo?, ¿hacia qué otros territorios se expandirá?