What Happens if China Stops Trying to Save the World?
Wallace-Wells, David [2024], "What Happens if China Stops Trying to Save the World?", The New York Times, New York, 16 de septiembre, https://www.nytimes.com/2024/09/16/opinion/china-solar-climate.html
David Wallace-Wells es un periodista neoyorquino graduado en historia por la Universidad de Brown. Es editor adjunto de la revista New York Magazine y ha ocupado este mismo cargo en The Paris Review, donde ha trabajado con autores del calibre de Ann Beattie y Jonathan Franzen. A su vez, Wallace-Wells ha colaborado con Wired, Harper's y The Guardian. En sus artículos escribe sobre ciencia y cultura y, muy especialmente, sobre el cambio climático en el contexto de nuestro futuro más inminente, por el que se mantiene tan cauto como esperanzado.
El texto profundiza en cómo China ha emergido como el principal actor en la transición energética global, superando significativamente a otros países en la adopción y desarrollo de energías renovables (Dato crucial 1). Aunque las emisiones globales de carbono continúan en aumento, los datos preliminares indican que las emisiones de China podrían haber alcanzado su punto máximo, sugiriendo que el país está avanzando hacia una menor dependencia del carbono "antes" que el resto del mundo. Esto es especialmente relevante, ya que China ha sido considerada una de las mayores fuentes de emisiones de carbono de la actualidad.
El autor destaca que, aunque el progreso en la transición energética es un éxito global, China ha sido el principal impulsor de este avance. El país ha logrado aumentar la capacidad instalada de energía solar de manera asombrosa (dato crucial 1). Esto contrasta masivamente con el resto del mundo, donde el crecimiento, aunque notable, ha sido mucho más lento. Por ejemplo, en ese mismo año, Estados Unidos, solo instaló 33 GW de energía solar (datos cruciales 2-4). En términos generales, China está instalando energías renovables a un ritmo mucho más rápido que cualquier otro país, representando más de 66% de las nuevas plantas solares y eólicas que se están construyendo en el mundo.
El texto también menciona que el dominio de China en esta transición no se limita a la capacidad de generación de energía, sino que también está impulsando la producción de vehículos eléctricos. A pesar de estos avances, el texto señala que las emisiones totales de China siguen siendo altas. El país produce casi tres veces más carbono que Estados Unidos, el segundo mayor emisor del mundo.
No obstante, este dato hace que el progreso de China en energía renovable sea aún más impresionante, ya que está reduciendo las emisiones en un país cuya matriz energética todavía depende en gran parte del carbón. A pesar de esta dependencia, China ha logrado avances significativos en evitar emisiones gracias a su rápido despliegue de tecnologías limpias. En 2023, las nuevas instalaciones solares en China evitaron la emisión de 619 megatones de carbono, una cantidad seis veces mayor que la evitada en Estados Unidos (datos cruciales 5 y 6).
El texto también toca el tema de las tensiones geopolíticas en torno a esta transición energética. En lugar de colaborar con China para reducir las emisiones globales, países como Estados Unidos han impuesto aranceles sobre las tecnologías limpias chinas, con el objetivo de proteger sus propias industrias emergentes en el sector verde. Este enfoque refleja un reconocimiento de que China ha tomado una ventaja decisiva en la carrera global por la transición energética, lo que ha generado preocupaciones entre sus competidores geopolíticos.
A pesar de estos logros, el autor advierte sobre posibles riesgos. Si China decide reducir su apoyo a la industria verde, como lo hizo anteriormente con su burbuja inmobiliaria, podría desacelerar significativamente la transición energética global, dejando al resto del mundo en una posición vulnerable. Este temor surge del hecho de que China no solo está liderando la adopción de energías limpias, sino que también domina la producción de componentes esenciales, como las turbinas eólicas, los paneles solares y las baterías para vehículos eléctricos. En ese sentido, para 2023, 90 % de las obleas y celdas solares en el mundo fueron fabricadas en China, lo que deja a otros países con una dependencia significativa de sus suministros (dato crucial 7).
1.-En 2023, el mundo, incluida China, instaló 425 gigavatios de nueva energía solar; el mundo sin China instaló solo 162 gigavatios. China representó 263 gigavatios; Estados Unidos representó solo 33. Recientemente, en 2019, China estaba instalando alrededor de una cuarta parte de adiciones de capacidad solar global; En 2023 logró 62 % más que el resto del mundo combinado. Durante esos mismos cinco años, China aumentó su cantidad de nueva capacidad agregada más de ocho veces; el mundo sin China ni siquiera duplicó su tasa.
2.- La gráfica 1 muestra la capacidad fotovoltáica añadida anualmente en el periodo 2011-2023.
3.- Si sacamos a China de estas cifras, los números parecen mucho menos impresionantes: 90 gigavatios instalados en 2019, 93 en 2020, 100 en 2021, 133 en 2021. 2022 y 162 en 2023. Ha habido avances fuera de China: un aumento de 62 % en la nueva capacidad entre 2021 y 2023. Pero en China, el aumento fue 317 %.
4.- En conjunto, todas las potencias del Grupo de los 7 (Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Gran Bretaña) lograron apenas una cuarta parte de las nuevas instalaciones en 2023 que China. En 2023, China instaló 74 gigavatios de nueva capacidad eólica; el resto del mundo instaló 43 gigavatios y Estados Unidos solo 6. En 2023, se vendieron 8.1 millones de vehículos eléctricos en China, en comparación con 5.6 millones en el resto del mundo y 1.4 millones en Estados Unidos.
5.- En 2022 aproximadamente 90 % de las obleas y celdas solares en el mundo se produjeron en China. En 2023, 60 % de turbinas eólicas se fabricaron en China al igual que 60 % de los autos eléctricos. En 2023, más de 60 % de las turbinas eólicas del mundo se fabricaron en China y 60 % de las ventas mundiales de vehículos eléctricos provinieron de China. En 2004, la participación estadounidense en la fabricación mundial de energía solar era de 13 %, pero para 2023 había caído por debajo de 1%. La participación de China es ahora de 80 %.
6.-En China, los coches eléctricos evitaron 22 megatones de emisiones, más que en Estados Unidos (15 megatones), Unión Europea (14 megatones), Gran Bretaña (3 megatones) y 3 tanto como los nuevos vehículos eléctricos en el resto del mundo (7 megatones). La energía nuclear es una carrera un poco más pareja, pero incluso allí China evitó más emisiones (74 megatones) que Corea del Sur (20 megatones), Emiratos Árabes Unidos (15 megatones), Unión Europea (9 megatones) y el resto del mundo (44 megatones).
7.- En esta imagen se hace una clara apreciación entre el terreno dedicado por Estados Unidos a sus plantas solares en comparación de China .
A pesar de las restricciones de Occidente, China sigue avanzando en la descarbonización a pasos acelerados. Todo parece indicar que en el largo plazo, China se convertirá en la potencia mundial de energías verdes, irónicamente abandonando el papel del mayor generador de emisiones provenientes de energías fósiles. Esto representa una cachetada con guante blanco para los hegemónes de Occidente, pues su deuda histórica con el problema de las emisiones, apenas comienza a ser un tema de preocupación (y más que preocupación, un asunto de intereses económicos y geopolíticos); y en ese sentido, se han tardado mucho para generar la infraestructura necesaria para la transición energética que tanto discuten en las COP.