Keith Bradsher es Licenciado en Economía por la Universidad de Carolina del Norte y tiene una maestría en política pública en economía por la Universidad de Princeton. Se desempeña como periodista y jefe de la oficina de Beijing de The New York Times. Cubre temas relacionados con tendencias económicas, manufactura y energía referentes a China y el Sudeste Asiático. Desde 2009 ha trabajado el tema de la industria de energía solar de China.

En los últimos 15 años, China ha llegado a dominar el mercado global de energía solar. Casi todos los paneles solares del mundo, así como el equipo necesario para fabricarlos, provienen de China (dato crucial 1). Sin embargo, el autor sostiene que, detrás de este éxito aparente, a nivel doméstico, la industria de paneles solares en China está en crisis. Esto se debe al excesivo financiamiento gubernamental para la creación de nuevas fábricas, lo cual conduce a un exceso de competencia que deviene en un desplome drástico de los precios y estrategias radicales de reducción de costos (dato crucial 2). Asimismo, las fuentes de subsidios gubernamentales, particularmente en lo que respecta a los gobiernos locales, se están quedando sin fondos para continuar subvencionando la creación de nuevas empresas.

La reducción de precios en paneles solares ha afectado al mercado financiero, ya que están cayendo los precios de las acciones en este rubro (dato crucial 3). El autor resalta que estos problemas domésticos han surgido como consecuencia de que las prioridades de China radican en aumentar su capacidad fabril y liderar las exportaciones globales.

El gobierno de China actúa de una forma particular para impulsar sus industrias: brinda un apoyo amplio en el sector y después somete a las empresas a la libre competencia, sin ningún otro tipo de ayuda o incentivo (lo cual ha ocasionado que las empresas fracasen en gran número), tal y como ocurrió en 2009 cuando se destinaron vastos recursos gubernamentales a la energía solar.

Lo mismo ocurre en el sector automotriz. Las ventas anuales de automóviles en China alcanzan las cifras más altas que en cualquier otro país (dato crucial 4). Sin embargo, ello es apenas la mitad de la capacidad real del país para fabricar vehículos. Es por eso que los fabricantes de automóviles en China están siguiendo el mismo camino que el de la industria de paneles solares: reducen drásticamente sus precios y aumentan sus exportaciones.

El problema del enfoque de China radica en que las pérdidas financieras afectan los fondos gubernamentales; es decir, a los gobiernos locales, los fondos de inversión estatales y los bancos respaldados por el Estado. Esto genera problemas internos en un contexto en el cual la economía de China se está desacelerando; asimismo, al ser estas las fuentes de financiamiento de las industrias líderes, corren el riesgo de no ser sostenibles a largo plazo.

El autor explica lo anterior en base al caso del fabricante de paneles solares Hunan Sunzone Optoelectronics en Changsha, capital de la provincia de Hunan en el centro-sur de China. La empresa comenzó a operar en 2008 y se benefició al comienzo de múltiples subsidios gubernamentales. Pese a toda la ayuda financiera, la fábrica de Sunzone no logró perdurar en el tiempo.

Lo que los subsidios gubernamentales han generado es un exceso de capacidad de fabricación. Para mantener su participación en el mercado, las empresas de energía solar deben reducir drásticamente sus costos y, sobre todo, sus precios; además de que, de que están obligadas a implementar una capacidad de producción avanzada para mantener su competitividad. Sin embargo, en un contexto de libre competencia y de excesivo financiamiento gubernamental para la creación de nuevas empresas (potenciales competidores), surgirán muchas industrias, más grandes y con mejores estrategias de reducción de costos y eficiencia que vuelven obsoletas a muchas otras.

Así ocurrió con Sunzone. Sus rivales, entre los que se encuentran Tongwei y Longi Green Energy Technology, generaron economías a gran escala, lo cual les permitió reducir costos. Además de que sus paneles solares son cada vez más eficientes en la generación de energía.

Otros fabricantes de energía solar en China están recurriendo a estrategias como el despido de miles de trabajadores para reducir costos, quienes califican para meses de indemnización por despido. Otras grandes empresas recurren a tácticas como las vacaciones no remuneradas durante un año o recortes salariales de 30% para los empleados. Asimismo, algunas empresas despiden a sus trabajadores temporalmente, mientras se preparan para mayores aumentos de producción futuros.

Sin embargo, el enfoque de China sigue siendo claro: ser líder global en las industrias de alta tecnología, entre las cuales se encuentran las energías renovables (dato crucial 5). Así, los bancos chinos, siguiendo las instrucciones del gobierno, continúan prestando dinero para la construcción de nuevas fábricas, tal es así que la capacidad de producción solar del país es aproximadamente el doble de la demanda mundial. Sin embargo, las fuentes de financiamiento gubernamentales se están quedando sin fondos, sobre todo en lo que respecta a los subsidios locales. Los gobiernos locales enfrentan un problema de acumulación debido a la crisis de la vivienda, pues los arrendamientos a largo plazo en tierras estatales son difíciles de vender a promotores inmobiliarios, quienes eran la mayor fuente de ingresos.

Hay intentos de políticas para frenar el efecto contraproducente del exceso de subsidios, pero aun son insuficientes para resolver el meollo del exceso de capacidad (dato crucial 6). Frente a todo esto, Occidente está comenzando a tomar medidas restrictivas para los paneles solares provenientes de China. Europa prohibió su uso en proyectos de contratación pública a menos que las empresas chinas revelen sus subsidios. Por otra parte, en junio de 2024, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, renovó la aplicación de aranceles elevados a los productos solares importados del Sudeste de Asia que utilizan muchos componentes chinos. Asimismo, el Departamento de Comercio de Estados Unidos ha iniciado procesos comerciales contra los paneles solares importados, lo cual podría dar lugar a más imposiciones arancelarias para China.

Pese a todas las dificultades, los fabricantes de paneles solares en China continúan buscando nuevas formas de sofisticación de sus empresas y otras ventajas competitivas, confiando en la ayuda de los bancos y los gobiernos locales. Por ejemplo, Zhao Feng, fundador de Sunzone, está planeando volver a recuperar su empresa con ayuda de los subsidios gubernamentales con un nuevo giro: el de la inteligencia artificial y los coches eléctricos; objetivos a los cuales los dirigentes de China están dirigiendo todos sus esfuerzos.