The Mennonites Making the Amazon Their Home

Cita: 

Taj, Mitra [2024], "The Mennonites Making the Amazon Their Home", The New York Times, New York, 19 de agosto, https://www.nytimes.com/2024/08/19/world/americas/peru-amazon-mennonite-...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Lunes, Agosto 19, 2024
Tema: 
Enclave menonita en la Amazonía peruana genera preocupaciones sobre las presiones ambientales
Idea principal: 

    Mitra Taj es periodista independiente. Ha sido corresponsal en Perú de Thomson Reuters (conglomerado multinacional canadiense).


    La comunidad menonita se encuentra distribuida por el mundo en diáspora. En parte esto se debe a su particular forma de vida y a su búsqueda por mantener sus costumbres intactas, lejos de las civilizaciones. No obstante, debido a sus prácticas cotidianas han generado presiones ambientales en entornos ya de por sí amenazados por las empresas extractivas de minerales (incluido el oro ilegal), la agroindustria y la ganadería. Es el caso del enclave menonita en la selva amazónica de Perú.

    En 2017 los menonitas fundaron la colonia de Wanderland al interior de Amazonía (no es el único grupo de esta comunidad que se ha establecido allí). Los bosques fueron convertidos en un grupo de granjas que ahora alberga a 150 familias, una iglesia-escuela y una planta de procesamiento de queso. Frente a la deforestación generada, las autoridades de Perú han acusado a varias comunidades menonitas de talar el bosque sin los permisos necesarios. No obstante, las colonias no consideran que hayan cometido irregularidades, pues al final de cuentas “eso es lo que todos hicieron para tener un lugar para vivir”.

    La diáspora menonita desde Canadá hacia América Latina data de aproximadamente un siglo, cuando Canadá puso fin a sus exenciones en educación y servicio militar. En ese entonces, Álvaro Obregón, presidente de México en el período 1920-1924, otorgó a los menonitas tierras no cultivadas y les brindó la garantía de que podían mantener su estilo de vida. Esto porque necesitaba consolidar las regiones rebeldes del norte después de la Revolución Mexicana.

    Posteriormente, otros países latinoamericanos invitaron a las comunidades menonitas con el fin de expandir sus fronteras agrícolas. Fue así que la diáspora menonita en América Latina fue creciendo (dato crucial 1). De todos los países latinoamericanos, Bolivia ha experimentado el crecimiento más rápido de colonias menonitas. Además de las bondades que ofrecían los gobiernos, los menonitas se encuentran incentivados a fundar nuevas colonias en América Latina debido a las bondades que brinda asentarse en entornos biodiversos porque favorecen a la agricultura, una de sus principales actividades.

    Wanderland, es una colonia que combina rasgos de civilización con lo “salvaje”. Entre las casas de madera, las tierras de cultivos y los carruajes arrastrados por caballos, hay vestigios de la naturaleza que alguna vez estuvo allí. Monos, loros y pacas de las tierras bajas (un roedor amazónico valorizado por su carne) son atrapados y exhibidos como animales domésticos.

    Las prácticas culturales de la comunidad menonita de Wanderland se remontan a Chortitza, un asentamiento menonita en lo que ahora es Ucrania. Asimismo, siguen las enseñanzas de Memo Simons, un sacerdote holandés perseguido por oponerse al bautismo infantil y al reclutamiento militar. Para él, vivir apartado del resto del mundo y rechazar las nuevas tecnologías son características distintivas de la fe; asimismo, la migración es un medio para preservarlas.

    Wanderland es producto del crecimiento de los asentamientos menonitas en Bolivia, situación que ha ocasionado que la comunidad busque otros sitios donde construir nuevos asentamientos. Amazonas peruana fue el lugar idóneo para los menonitas que se mudaron de Nueva Esperanza, en Bolivia. A medida que las colonias menonitas se vuelven más pobladas y prósperas, el valor de las tierras cercanas aumenta y es difícil mantener su vida agrícola austera y por ello buscan tierras baratas alejadas de otras civilizaciones.

    Esa no es la única razón por la que la comunidad busca otros sitios para establecer nuevos asentamientos. Hernan Neufeld, líder religioso de Wanderland, destaca que es necesario el aislamiento en lugares remotos y mantener sus colonias poco pobladas para garantizar el cumplimiento de sus normas, ya que “las tentaciones mundanas, particularmente los celulares, se estaban infiltrando en la vida diaria a medida que las colonias bolivianas se volvían más pobladas”.

    Lo que genera preocupaciones frente a la expansión de la diáspora menonita hacia diversas regiones del Amazonas es la deforestación que han ocasionado para establecer sus asentamientos (que, por lo general tienden a expandirse) así como sus tierras de cultivo (dato crucial 2). Una fuerte preocupación de los ambientalistas es precisamente la deforestación general de Amazonía debido a la agricultura en pequeña escala, sobre todo si se considera que la selva tropical tiene un papel importante en la absorción de las emisiones de dióxido de carbono.

    No obstante, la comunidad menonita de Wanderland no se encuentra familiarizada con términos como el “cambio climático”, ni tienen presentes las consecuencias de los impactos ambientales que generan sus prácticas. Peter Dyck, agricultor menonita de Belice, considera que la tala del bosque para el establecimiento de una colonia es “muy poco” y que “el bosque es grande”, además de que la producción de soja, arroz y maíz por parte de las colonias “permite alimentar a la gente y hacer crecer la economía”.

    Las autoridades de Perú se encuentran investigando a Wanderland, Providencia y otra colonia menonita, acusadas de talar el bosque sin los permisos necesarios. Jorge Guzmán, abogado que representa al Ministerio de Medio Ambiente de Perú en el caso, señaló que las autoridades están pidiendo reparaciones y penas de prisión para los líderes de las colonias. Por su parte, Medelu Saldaña, un político local que asesora a las colonias argumentó que las colonias no han hecho nada ilegal porque no necesitaban permisos al tener títulos agrícolas de la tierra, emitidos por el gobierno regional, que habían comprado a una empresa maderera que taló los bosques.

    Sin embargo, expertos y funcionarios cuentan con imágenes satelitales que muestran cómo las colonias han talado el bosque y señalaron que, aún si ya existía una deforestación por parte de alguna empresa, los permisos y aprobaciones para continuar haciéndolo al establecer asentamientos seguían siendo necesarios.

    Por su parte, expertos en el estudio de las comunidades menonitas consideran que las colonias están siendo atacadas injustamente, ya que existen otras actividades en la Amazonía peruana que están destruyendo extensiones más grandes de bosque. Es el caso de las plantaciones de palma y cacao que abastecen a las empresas globales; además del tráfico de drogas, la tala ilegal y la minería de oro. En ese sentido, Kennert Giesbrecht —canadiense y ex editor en jefe de una publicación quincenal en idioma alemán muy leída por la diáspora menonita— señala que los menonitas han recibido muchas críticas sólo por ser un grupo de personas distinto.

    Por un lado, las autoridades se han dedicado a señalar las presiones ambientales que los asentamientos menonitas generan en la Amazonía. Por el otro, los miembros de la comunidad no son conscientes del impacto de sus actividades diarias dentro de sus colonias. No hay un esfuerzo por crear consensos entre ambas partes, ni la voluntad de reducir las afectaciones por parte de la comunidad.

    La diáspora menonita continúa expandiéndose en América Latina. Así como lo fue Brasil en el pasado, Perú también resulta atractivo para la comunidad. Salamanca es una nueva aldea que se está formando, río abajo de Wanderland. Su fundador es Cornelius Niekoley, agricultor y obispo nacido en Belice, de padre mexicano y madre canadiense, que viajó a Perú para buscar una propiedad para sus hijos y sus familias. El Sr. Niekoley se encuentra asentado en una colonia en Quintana Roo, en la cual algunos de sus habitantes ya se han establecido en Salamanca en busca de tierras más asequibles. Es una situación que, lejos de contrarrestarse, continúa en aumento.

Datos cruciales: 

    1) De acuerdo con un estudio de 2021 realizado por investigadores de la Universidad McGill en Montreal, en la actualidad, más de 200 colonias menonitas en nueve países de América Latina ocupan una superficie de 9.64 millones de acres, un área más grande que los Países Bajos.

    2) Desde 2017 los asentamientos menonitas han talado más de 17,000 acres de bosque en la Amazonía peruana, según un análisis realizado en 2023 por el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP). En total, se estima que en los últimos años, en Perú se han perdido 370.000 acres de bosque debido a diversas actividades, entre las que destacan la agricultura en pequeña escala.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    Amazonas es una de las regiones naturales más importantes por su contribución ecosistémica y biogeoquímica. Es, además, crucial preservarlo para el equilibrio de las fronteras planetarias. No obstante, las fronteras del capital continúan expandiéndose a costa de la destrucción de la naturaleza. Lo central en este caso del asentamiento de comunidades al interior del Amazonas radica en su visión antropocentrista de la naturaleza, que privilegia el bienestar humano y la acumulación de capital, aunque también es un discurso peligroso que podría emplearse para criminalizar a otras comunidades originarias cuya visión de la naturaleza parte de otras epistemologías no antropocéntricas.