Energy. The shale revolution helped make America's economy great
The Economist [2024], "Energy. The shale revolution helped make America's economy great", The Economist, London, 19 de octubre, https://www.economist.com/special-report/2024/10/14/the-shale-revolution...
En el tema de los combustibles fósiles, Estados Unidos pasó de ser un gran importador a ser el mayor productor del mundo. En esta entrega, The Economist analiza los efectos del boom en la extracción de petróleo y gas natural en el país americano, a partir de la década de 2000.
Lo anterior, se debe principalmente a la explotación del llamado petróleo de esquisto (el hidrocarburo que se encuentra en formaciones rocosas) encontrado en las zonas de Montana, Dakota del Norte, Texas y Nuevo México. Gracias a las inversiones en investigación tanto estatal como privada, en la segunda mitad del siglo XX, la obtención del combustible se extendió a la facturación hidráulica y la perforación horizontal. Con ello, la producción se disparó y Estados Unidos dejó de ser dependiente del crudo extranjero en 2008; para 2019, ya exportaba más energía de la que importaba (datos cruciales 1 y 2).
Los efectos económicos fueron positivos para su balanza comercial energética. Además, la reducción del precio de la energía local, permitió que aumentara el consumo, y con ello, continuaran las inversiones en el petróleo y gas no convencionales. Asimismo, se impulsó un mayor dinamismo económico en las zonas de explotación del esquisto, a pesar de que esto coincidió con la crisis financiera de 2007-2009. Si bien, las mejoras en el aspecto técnico también dieron paso a la reducción de la fuerza de trabajo humana, es verdad que se desarrolló un cluster energético que abarcaba desde la proveeduría de servicio técnico hasta una pequeña recuperación en el terreno de la manufactura (datos cruciales 3-5).
Una casa bien aislada
Aunque la fracturación hidráulica tiene mala reputación por la polución que genera (tanto de metano como de desperdicios tóxicos para el suelo), el hidrocarburo obtenido de ahí es más limpio que el que se obtiene por los métodos convencionales de perforación. Aunado a eso, el método requiere de poca energía, por lo que la generación de emisiones es relativamente baja. Esto último, señala la nota, es una de las razones por las que Estados Unidos ha disminuido sus emisiones desde hace dos décadas.
En términos económicos, el mayor logro derivado de la explotación del petróleo de esquisto, fue proteger a Estados Unidos de la volatilidad del mercado de los hidrocarburos a nivel mundial (demostrando además la riqueza geográfica que posee el suelo estadounidense). El medio británico recuerda muy bien el caso del periodo de estanflación experimentado luego del shock petrolero de 1970 (el incremento en los precios del petróleo, aumentó los precios en la economía y deprimió el crecimiento) que tuvo consecuencias desastrosas.
Hoy en día, la inestabilidad de este mercado no ha tenido efectos de gran magnitud en el territorio estadounidense, como si sucede en economías que no cuentan con una producción del hidrocarburo tan dinámica (o bien, nula); tal es el caso de los países europeos luego del recorte de gas ruso derivado de la intervención militar en Ucrania en 2022 (los precios de la energía fueron al menos cuatro veces superiores que los de Estados Unidos).
El hecho de que Estados Unidos permita la propiedad individual para quien encuentre en su terreno este tipo de mineral, permitió que se desarrollaran tanto grandes como modestas compañías, que impulsaron la exploración e investigación para localizar nuevas y mejores reservas. Esto es una gran diferencia respecto de las empresas petroleras estatales, y puede ser un obstáculo en el largo plazo para el impulso hacia las energías renovables; por ende es menester destacar que existe una contracción en inversiones (dato crucial 6): el gas natural y el esquisto pueden solucionar los problemas de ahora, pero no son la vía para el objetivo de cero emisiones, se destaca en la nota.
En detalle, esto último también es conocido como la “trampa del combustible fósil”. Existen dos riesgos que puede generar para la economía estadounidense:
1) Los rendimientos decrecientes: en la medida en que el mundo se empieza a descarbonizar, las inversiones en el esquisto se estancarán. Por el lado de los precios, aunque tanto las reservas como la producción estadounidense son buenas, no pueden competir con precios de los países productores del Golfo Pérsico. Esos dos factores pueden terminar por deprimir este mercado.
2) Inversiones no adecuadas en el largo plazo. Aunque Estados Unidos ocupa el segundo lugar en generación de componentes esenciales para sistemas de energía limpia, está muy por detrás de China. A eso hay que sumar que la energía de fuentes renovables es cada vez más barata, respecto de la fósil; y esa brecha, seguirá incrementado.
La ley de producción de innovación
La actual administración estadounidense implementa la también llamada Ley de reducción de la inflación, la cual impulsa con créditos y subsidios a todos los proyectos e inversiones en energías renovables, tanto para quien las produce como para quien las consume. La “revolución” en energías limpias que se experimenta puede hacer buena sinergia con las fortalezas del medio empresarial estadounidense; aunque por el momento -con todo y el respaldo del gobierno-, las energías renovables son opacadas por el esquisto.
1) Para 2024, Estados Unidos produce 13 millones de barriles de crudo al día y 3 mil millones de metros cúbicos de gas natural al día. Esto lo convierte en el mayor productor de ambos.
2) En 2023, Estados Unidos registró un superávit neto de energía por 65 mil millones de dólares.
3) La Reserva Federal de Estados Unidos, estimó que el boom energético agregó cerca de 1% al Producto Interno Bruto (PIB) de 2010 a 2015. Se estima que puede continuar estimulándolo.
4) De 2005 a 2015, la tasa de empleo en el rubro de la extracción de crudo y gas natural, en Estados Unidos, aumentó 60%.
5) La figura 1 señala el comportamiento del consumo y la producción del mercado energético proveniente de recursos naturales en Estados Unidos para el periodo 1950-2023.
6) En Estados Unidos, el número de patentes para proyectos con energías renovables cayó de 1.9% a 0.8%, dentro del periodo 2009-2016.
Lo más destacable de esta nota es la trampa del combustible fósil. Aunque se argumenta que los costos de la energía renovable son cada vez más accesibles, no se menciona que la electrificación de la economía mundial avanza lentamente y, en muchos casos, ni siquiera es viable o deseable. Esta es una de las razones por las que economías como la estadounidense y la mexicana continúan invirtiendo en combustibles fósiles.
El mercado del petróleo, al igual que en su momento ocurrió con el del carbón, no desaparecerá de inmediato mientras exista demanda. Eventualmente, esa demanda insatisfecha no podrá ser cubierta por la matriz renovable.
En este contexto, es crucial reflexionar que, mientras el capitalismo siga vigente, la transición energética solo beneficiará a ciertas industrias y se desarrollará en regiones específicas. Existe una gran brecha entre lo que es deseable y lo que realmente es posible.