Deep Adaptation opens up a necessary conversation about the breakdown of civilisation

Cita: 

Servigne, Pablo et al. [2020], Deep Adaptation opens up a necessary conversation about the breakdown of civilisation, Open Democracy, 3 de agosto, https://www.opendemocracy.net/en/oureconomy/deep-adaptation-opens-necess...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Lunes, Agosto 3, 2020
Tema: 
La adaptación profunda y el liderazgo frente al colapso social
Idea principal: 

    Pablo Servigne es ingeniero agrónomo y doctor en biología, nacido en Francia. Abandonó el mundo académico en 2008 para dedicarse a la docencia y la escritura. Es autor de numerosos artículos y libros sobre el colapso, la transición, la resiliencia, la agroecología o la ayuda mutua y actualmente es redactor jefe de la revista francesa Yggdrasil.

    Raphaël Stevens se licenció en Administración de Empresas, Gestión Medioambiental (Bélgica) y, más recientemente, en Ciencias Holísticas en el Schumacher College (Totnes, Reino Unido). En 2007 cofundó Greenloop (consultoría en sostenibilidad y resiliencia) y desde 2015 es investigador asociado en el Momentum Institute (París, Francia).

    Gauthier Chapelle es ingeniero agrónomo y doctor en biología (Bélgica), además de un naturalista apasionado y un orgulloso padre. Fue uno de los pioneros europeos en biomimética y cofundó Greenloop en 2007. Actualmente es profesor y coautor de varios libros.

    Daniel Rodary es ecologista, agricultor orgánico y coordinador de proyectos de reforestación. Imparte conferencias sobre cambio climático, límites planetarios y biomimetismo desde 2010 y es uno de los fundadores de un grupo de Adaptación Profunda en el sur de la India.


    El artículo cuestiona las críticas recientes hacia el movimiento de Adaptación Profunda, defendiendo que la ciencia que respalda la posibilidad de un colapso global es sólida y debe ser tomada en serio. A lo largo de los últimos cinco años, científicos destacados han abordado este tema, lo que ha transformado los debates y preparativos en el mundo francófono. El texto invita a los angloparlantes a participar en estos debates y analiza los impactos psicológicos del tema, desde el "miedo al miedo" generado por la situación climática, hasta los cambios liberadores que ha provocado en muchas personas. Se recomienda seguir profundizando en el tema, ya que no desaparecerá por el simple hecho de que algunos prefieran ignorarlo.

    Colapsología

    En 2015, un grupo de autores publicó el libro Cómo todo puede derrumbarse en francés, el cual fue un éxito de ventas y rápidamente se tradujo a seis idiomas, incluido el inglés. El libro aborda de manera exhaustiva los riesgos catastróficos globales y el potencial colapso de la civilización y la biosfera. Para ello, se basaron en decenas de publicaciones científicas recientes y en informes institucionales sobre los riesgos existenciales, con el objetivo de proporcionar un relato sistémico de la situación actual y fomentar un debate público sobre estos escenarios poco considerados.

    El enfoque del libro es claro: el análisis y la discusión de los riesgos catastróficos no deben ser ignorados o desestimados. Se propone como una necesidad urgente, ya que los riesgos como el cambio climático, las extinciones masivas de especies, las pandemias globales, la inteligencia artificial descontrolada, el fallo de los sistemas alimentarios o el invierno nuclear, entre otros, son cada vez más probables. Estos eventos no son manejables con las herramientas convencionales de gestión de riesgos, pues se trata de lo que se conoce como "riesgos catastróficos globales", aquellos capaces de causar la muerte de al menos el 10% de la población mundial. Es un campo de estudio que la comunidad científica toma cada vez más en serio, a pesar de las críticas de algunos sectores que lo consideran alarmista.

    El libro también introduce la idea de la "colapsología", un campo emergente de investigación transdisciplinaria que estudia estos riesgos existenciales, particularmente el colapso de la civilización. Los autores defienden que, si bien hay otros trabajos que abordan estos riesgos desde diversas disciplinas, no existe un enfoque integrado como el de la colapsología. Con la creación de este nuevo término, buscan invitar tanto a académicos como a expertos independientes y al público general a unirse al debate, pues consideran que la amenaza de un colapso global es tan urgente que debe ser tomada con la mayor seriedad posible.

    La perspectiva central del libro es que, aunque la ocurrencia de los riesgos catastróficos no es totalmente segura, deben ser considerados con seriedad y prepararse para hacerles frente. Los autores sugieren que, aunque no se puede predecir el colapso, debemos actuar como si fuera una posibilidad real, de manera similar a cómo nos prepararíamos ante el riesgo de un incendio en casa. Si bien no podemos estar seguros de que se produzca un incendio, tomar las precauciones necesarias reduciría las posibilidades de que se materialice. Aplicando este principio al colapso, la idea es que, si actuamos de manera preventiva, podríamos evitarlo o, al menos, mitigar sus efectos.

    La incertidumbre es un factor clave en este debate. Los científicos nunca tendrán una certeza absoluta sobre el futuro, especialmente cuando se trata de riesgos existenciales como el cambio climático o las crisis ecológicas. En ese marco, algunos científicos caen en dos actitudes problemáticas: o bien se enredan en discusiones interminables sobre la validez de estos riesgos sin tomar medidas, o bien se niegan a actuar fundados en la incertidumbre científica. Los autores del libro critican esta actitud y defienden que el "principio de precaución" exige que nos preparemos para estos riesgos, ya que no hacerlo sería irresponsable.

    En términos éticos, se considera inaceptable ignorar los posibles escenarios catastróficos. Al igual que un bombero no ignora la posibilidad de un incendio, sino que toma medidas preventivas, la sociedad debe actuar con la misma gravedad ante el colapso potencial. El filósofo Jean-Pierre Dupuy acuñó el término "catastrofismo ilustrado" para referirse a la paradoja de que, aunque los científicos no pueden predecir el futuro con certeza, es esencial actuar como si estos riesgos fueran probables, ya que de no hacerlo, las consecuencias serán devastadoras.

    El libro también aborda el dilema entre la preservación de la civilización industrial y la biosfera. Si se opta por salvar la biosfera, es necesario un cambio radical en la forma de vida actual, lo que implicaría un colapso social y económico intencional. Sin embargo, si se continúa persiguiendo el crecimiento material y energético de la civilización industrial, esto aceleraría la destrucción de los sistemas terrestres, lo que podría poner fin a la vida tal como la conocemos. Este dilema subraya la dificultad de la situación actual: cualquier opción parece llevar a un colapso de algún tipo, ya sea social, económico o ambiental.

    Los esfuerzos para mitigar el cambio climático, como los propuestos por el el Grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC), podrían, en última instancia, resultar en el colapso de la civilización termoindustrial (dato crucial 1). Las reducciones drásticas de las emisiones necesarias para frenar el calentamiento global podrían provocar una recesión económica prolongada, similar a los efectos del confinamiento por la pandemia de COVID-19, que afectó gravemente a la economía mundial. Sin embargo, los esfuerzos para lograr estas reducciones han demostrado ser extremadamente difíciles de implementar debido a las complejidades políticas, económicas y sociales involucradas.

    La pandemia de COVID-19 también ofrece una comparación válida con el riesgo de colapso social, ya que mostró cómo los sistemas globales pueden verse gravemente afectados por eventos inesperados. Aunque la pandemia fue un evento global que afectó gravemente la economía, el cambio climático y otros riesgos catastróficos tienen el potencial de ser mucho más devastadores a largo plazo (dato crucial 2).

    Cinco años después de la publicación del libro, la colapsología ha ganado más relevancia, especialmente en Francia, donde se ha integrado en los discursos políticos y sociales. La preocupación por el colapso de la civilización es ahora una cuestión más común discutida, y los resultados científicos sobre el cambio climático y otros riesgos catastróficos se han vuelto aún más sólidos. En una encuesta realizada en 2020, una mayoría significativa de personas en varios países (Francia, Reino Unido, Alemania, Estados Unidos) expresaron su creencia de que la civilización occidental está en riesgo de colapsar en el futuro cercano.

    Cada vez más científicos, como Joachim Schellnhuber, uno de los principales expertos en cambio climático, advierten que si no cambiamos el rumbo, la civilización tal como la conocemos podría llegar a su fin. Esta amenaza se ve amplificada por otros riesgos sistémicos globales, como el agotamiento de los recursos y la crisis financiera, que están interconectados con el cambio climático. El llamado "reloj del fin del mundo" ha avanzado a 100 segundos antes de la medianoche, debido a la incapacidad de los líderes mundiales para abordar adecuadamente estos riesgos, lo que refleja la gravedad de la situación.

    ¿Qué hacemos con esto?

    El apartado reflexiona sobre la necesidad de reconocer los riesgos catastróficos globales como una posibilidad concreta y organizar respuestas efectivas. Plantea dos interrogantes centrales: cómo lidiar emocionalmente con las malas noticias sobre mega amenazas y cómo organizarse para enfrentar estos riesgos de manera colectiva.

    La primera cuestión aborda el impacto psicológico de las malas noticias, señalando que estas generan emociones como miedo, tristeza, ira y desesperación. Sin embargo, estudios y experiencias demuestran que estas emociones, lejos de paralizar, pueden convertirse en motores de acción si se gestionan adecuadamente. La activista Joanna Macy sostiene que expresar y compartir estas emociones en comunidad libera energía y fomenta la acción. Por otro lado, emociones positivas como la esperanza y la compasión son indispensables para afrontar las adversidades, pero no deben excluirse las negativas, que alertan sobre los riesgos y generan urgencia.

    Investigaciones, como las del Observatorio de las Experiencias del Colapso (OBVECO), confirman que la angustia puede impulsar respuestas optimistas y activas. Asimismo, el movimiento Extinction Rebellion (XR) propone que la aceptación de la realidad, por dura que sea, puede motivar la acción colectiva, dejando de lado la negación como principal obstáculo.

    La segunda cuestión se centra en cómo organizar respuestas a riesgos catastróficos. El movimiento de Adaptación Profunda sugiere trabajar en las "4R": resiliencia, renuncia, restauración y reconciliación. Estas acciones preparar buscan a las comunidades para afrontar los desafíos del Antropoceno, incluyendo justicia social, descolonización y aprendizaje de comunidades indígenas que ya han enfrentado colapsos.

    La pandemia de COVID-19, descrita como una prueba de estrés global, expuso tanto las vulnerabilidades del sistema como la capacidad de adaptación de la naturaleza. La ONU advierte que fenómenos como este serán más frecuentes debido al cambio climático y la destrucción ambiental. Esto subraya la urgencia de políticas que mitiguen los impactos y preparen a las sociedades para las consecuencias inevitables.

    ¿Y qué pasa con la adaptación profunda?

    Se reflexiona sobre las ideas centrales del movimiento Adaptación Profunda (Deep Adaptation) , destacando su relevancia en la discusión de riesgos globales y posibles colapsos sociales. Aunque estas conclusiones son difíciles de aceptar, los autores celebran la creatividad y el compromiso creciente de quienes trabajan en campos como la colapsología y Extinction Rebellion (XR), reconociendo la importancia de abordar estas cuestiones de manera integral.

    La Adaptación Profunda propone un enfoque que combina la síntesis de datos científicos sobre riesgos, la concienciación masiva, el cuidado de los aspectos emocionales, psicológicos y espirituales, y la organización política. Desde su aparición en 2018, este movimiento se ha conectado con una amplia audiencia, promoviendo discusiones sobre el cambio climático, la injusticia, el colonialismo y el patriarcado. Si bien su rápida expansión ha sido una fortaleza, también ha revelado limitaciones al tratar temas complejos que requieren mayor profundidad y madurez.

    El documento original de Adaptación Profunda se centra principalmente en el cambio climático, dejando de lado otros problemas, pero su capacidad para actualizar datos y dialogar con la comunidad científica le otorga credibilidad. Aunque algunas críticas han señalado la falta de definiciones claras sobre el colapso social y sus mecanismos, se reconoce que el enfoque de Jem Bendell, autor del texto fundacional, ha evolucionado con el tiempo. Su estilo interdisciplinario y su valentía para abordar verdades incómodas han logrado captar la atención de un público amplio y motivar la reflexión sobre los riesgos que enfrenta la humanidad.

    La necesidad de cuidado y acción

    Aceptar la posibilidad de un colapso social inminente puede ser profundamente inquietante, pero las afirmaciones al respecto se basan en análisis creíbles de diversos campos, incluida la ciencia climática. Critican a quienes abordan esta posibilidad usando el prestigio de la ciencia para descalificar y promover falsedades, ya que no es posible probar científicamente si el colapso ocurrirá o no. Este debate no se resolverá y quedará en manos de los historiadores del futuro. La pregunta clave es: ¿Qué hacemos frente a los riesgos sistémicos, las emociones que esto genera y el fracaso colectivo al abordar estas amenazas?

    Es necesario liderar en tres frentes al mismo tiempo. Como plantean Rob Hopkins y Joanna Macy, debemos hacerlo con la cabeza, entendiendo lo que está sucediendo (colapsología); con el corazón , imaginando y creyendo en otros futuros posibles (colapsosofía); y con las manos , construyendo alternativas y enfrentando los poderes destructivos (colapsopraxis). La Adaptación Profunda contribuye a esta tarea, por lo que resulta esencial evitar divisiones dentro del movimiento climático y avanzar de la mano de esta visión y de todas las voces científicas comprometidas con un futuro compartido.

Datos cruciales: 

    1.-La reducción necesaria de las emisiones es de -7,6% anual durante 10 años para mantener una probabilidad del 66% de permanecer por debajo de 1,5 °C (-2,7% anual durante 10 años para mantener una probabilidad del 66% de permanecer por debajo de 2 °C). ¡Eso significaría prolongar (e incluso reforzar) el efecto económico más fuerte del confinamiento por COVID-19 durante 10 años continuos!

    2.- El Banco Mundial estima que la economía mundial se contraerá un 5,2% debido a la pandemia en 2020 (7% para las economías avanzadas), e indica que no tiene paralelo desde 1945, y quizás incluso desde 1870.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    El texto plantea una reflexión sobre la necesidad de enfrentar las crisis globales a través de alternativas civilizatorias que prioricen la sostenibilidad, la justicia social y la regeneración ambiental. Destaca la urgencia de adaptarse y combatir la destrucción del ambiente, regulando el poder de las empresas transnacionales y replanteando las dinámicas entre capital, estados y sociedad. Además, subraya la importancia de enfrentar riesgos existenciales con un enfoque integral que combina ciencia, emociones y acción colectiva, promoviendo un liderazgo transformador y soluciones colaborativas que garantizan un futuro más justo y sostenible.

    A diferencia de otros textos de la colapsología, se abandona el debate sobre la ocurrencia del colapso para enfatizar las acciones de preparación en caso de colapso, en acuerdo con el carácter pragmático de las reflexión en la esfera anglofona.