Estados Unidos va hacia una tormenta económica
Acemoglu, Daron [2024], "Estados Unidos va hacia una tormenta económica", The New York Times, New York, 18 de octubre, https://www.nytimes.com/es/2024/10/18/espanol/opinion/estados-unidos-inf...
Daron Acemoglu es profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, recibió el Premio Nobel de Economía en 2024.
La economía de Estados Unidos, aunque estable en inflación, empleo y salarios, enfrenta cambios profundos: el envejecimiento de la población, el avance de la inteligencia artificial y la reconfiguración económica global. Estos factores impactarán el mercado laboral, con posibles efectos similares a los de los años 70, cuando aumentó la desigualdad salarial y se estancaron los ingresos bajos.
El futuro del trabajo dependerá de cómo se gestionen estos desafíos. Un manejo adecuado podría impulsar la productividad y los salarios; uno ineficaz, generar escasez de empleos de calidad. Sin embargo, el sistema político, enfocado en el corto plazo, no ha presentado propuestas serias para abordar estos cambios, lo que representa un riesgo significativo para el futuro económico.
El envejecimiento de la población en Estados Unidos, impulsado por la baja fecundidad y la posible reducción de la inmigración, ralentizará el crecimiento de la fuerza laboral. Esto afectará especialmente a sectores que requieren fuerza física, como la industria y la construcción, y reducirá el dinamismo que aportan los jóvenes, más propensos a emprender y asumir riesgos.
Países como Japón, Alemania y Corea del Sur, que han envejecido más rápido, muestran que es posible mantener la competitividad económica. Estos países han apostado por la automatización y la capacitación laboral, reasignando trabajadores a tareas más especializadas, lo que ha impulsado la productividad y los salarios.
En Estados Unidos, la inversión en automatización ha crecido, pero sin una preparación adecuada de la mano de obra. Esto ha generado dificultades en sectores clave, como el retraso en la apertura de la fábrica de chips de TSMC por falta de trabajadores capacitados. Si no se cierra esta brecha, la industria manufacturera, fuente de empleos estables y bien remunerados, podría verse afectada negativamente.
La inteligencia artificial (IA) es una de las disrupciones tecnológicas más importantes, pero su impacto dependerá de cómo se integre en la economía. La IA no reemplazará tareas físicas ni funciones complejas, sino que automatizará actividades cognitivas y optimizará la toma de decisiones. Sin embargo, si Estados Unidos no invierte en la capacitación de los trabajadores, corre el riesgo de desaprovechar sus beneficios y aumentar las desigualdades laborales. Su verdadero impacto se verá hacia 2030.
Para que la IA impulse la economía sin desplazar a los trabajadores, se necesita una estrategia nacional que fomente su uso en la creación de nuevas tareas y competencias. La historia muestra que las innovaciones más exitosas, como las fábricas de Henry Ford, combinaron tecnología con formación especializada. Hoy, la IA puede potenciar tareas que requieren resolución de problemas, pero la industria tecnológica está más enfocada en desarrollar IA general o maximizar ganancias publicitarias que en integrarla de manera efectiva en la economía.
La verdadera promesa de la IA requiere modelos más especializados y alineados con el conocimiento humano, algo que no es prioridad para las grandes tecnológicas. Para enfrentar estos desafíos, es crucial invertir en la formación de trabajadores mediante incentivos como créditos fiscales. Además, el gobierno podría financiar el desarrollo de IA enfocada en aumentar la productividad y contrarrestar la escasez de mano de obra.
Por otro lado, la globalización está en transformación. Tras décadas de comercio sin restricciones, el futuro podría incluir alianzas estratégicas o un modelo más proteccionista. Políticas como la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chips y Ciencia buscan impulsar la inversión en sectores clave como la electrónica avanzada y las energías renovables. Sin embargo, la falta de preparación de la mano de obra podría obstaculizar esta renovación industrial.
Finalmente, la nota indica que el envejecimiento, la IA y la nueva globalización presentan desafíos interrelacionados que requieren atención urgente. Sin una acción decidida, estos cambios podrían manejarse mal, generando un futuro laboral más incierto y problemático.
1. En el año 2000, había aproximadamente 27 estadounidenses mayores de 65 años por cada 100 en edad de trabajar (entre 20 y 64 años). Para 2020, esta proporción había aumentado a 39, y se proyecta que llegue a 54 para 2040.
2. Hasta febrero de 2024, solo alrededor de 5% de las empresas en Estados Unidos han reportado el uso de inteligencia artificial en sus operaciones.
El texto destaca cómo los cambios tecnológicos, como la inteligencia artificial y la automatización, junto con la reconfiguración de la globalización, están redefiniendo la competencia mundial, las relaciones entre empresas y gobiernos, y el papel de la mano de obra en un capitalismo en transformación. Estos factores, interconectados, moldean las dinámicas de poder a nivel empresarial, estatal y social, mientras plantean desafíos urgentes, como el envejecimiento de la población y la brecha de habilidades laborales. Para aprovechar estas transformaciones, se requiere una estrategia integral que combine inversión en tecnología, capacitación de trabajadores y políticas industriales innovadoras, evitando que la falta de preparación profundice las desigualdades y frene el progreso económico.