Capitaloceno
Moore, Jason W. [2024], "Capitaloceno", Léxico crítico del futuro, https://unsamedita.unsam.edu.ar/lexicocritico/#calibre_link-186
El texto cuestiona la idea de que el cambio climático es responsabilidad de toda la humanidad por igual. Argumenta que esta afirmación, repetida por científicos y organismos internacionales, oculta que la crisis ha sido causada principalmente por sectores específicos —empresas, élites económicas y países industrializados— que han explotado los recursos naturales para su propio beneficio.
Desde esta perspectiva, el cambio climático no debería llamarse antropogénico (causado por la humanidad en general), sino capitalogénico, ya que es el sistema capitalista el que ha impulsado un modelo de desarrollo basado en la acumulación, la explotación y la degradación ambiental. Así como se han señalado responsables en otros momentos históricos, hoy también es posible identificar a quienes han lucrado con la contaminación.
Se propone el término Capitaloceno como alternativa al Antropoceno para describir la era actual. Esta categoría destaca cómo el capitalismo ha moldeado la relación con la naturaleza desde la colonización de América en 1492, construyendo una narrativa en la que la civilización debe dominar a una naturaleza considerada salvaje, lo que ha servido para justificar el colonialismo y la devastación ambiental.
Desde 1492, todo lo que la clase dominante no ha querido pagar ha sido considerada parte de la naturaleza y, por lo tanto, exento de reconocimiento económico. Esto incluye el trabajo no remunerado, la reproducción de la vida (como el trabajo doméstico y de cuidados), y la extracción de recursos naturales sin restricciones.
El texto explica que esta lógica también ha implicado la opresión de grupos sociales específicos. Para sostener el sistema, se necesitó trabajo barato y recursos accesibles, lo que llevó a construir categorías como el racismo y el sexismo modernos. Estas formas de dominación permitieron explotar sin consecuencias a mujeres, pueblos colonizados y comunidades racializadas.
Un ejemplo de esto es el concepto de femitariado, desarrollado por Silvia Federici, que describe cómo el capitalismo redefinió el trabajo de las mujeres como parte de la “naturaleza” y lo invisibilizó. Esto permitió obtener trabajo no remunerado esencial para la reproducción de la fuerza laboral sin asumir su costo económico, reforzando la subordinación de las mujeres.
La crítica del Capitaloceno va más allá de lo económico e incluye la dimensión ideológica del capitalismo, que ha instaurado dualismos como hombre/naturaleza, civilizado/salvaje, blanco/no blanco y hombre/mujer. Estos binarismos han sido claves para justificar jerarquías y opresiones que aún persisten. El texto señala que fenómenos actuales como el nacionalismo extremo y la militarización de fronteras continúan esta lógica de dominio y exclusión.
Finalmente, se plantea la necesidad de superar el capitalismo mediante un nuevo modelo: el Proletaroceno. Esta propuesta articula las luchas de los asalariados, el femitariado y el biotariado para construir un internacionalismo socialista que enfrente simultáneamente la crisis climática y la injusticia social. La solución no pasa solo por cambios ambientales, sino por una transformación radical del sistema económico y político.
El texto tiene que ver con lo que estudiamos debido a que lo hace dentro de una crítica estructural al capitalismo, mostrando cómo la crisis climática es inseparable de las dinámicas de explotación, expansión territorial y relaciones de poder entre empresas, estados y la sociedad. Su argumento central es que el cambio climático no es solo una cuestión ambiental, sino una manifestación de las desigualdades económicas y sociales que han definido la historia del capitalismo.