Economic output. American productivity still leads the world
The Economist [2024], "Economic output. American productivity still leads the world", The Economist, London, 19 de octubre, https://www.economist.com/special-report/2024/10/14/american-productivit...
Un eje central es el papel de agencias como la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA, por su sigla en inglés), cuya intervención ha sido clave para sentar las bases tecnológicas en sectores estratégicos como los semiconductores, internet y recientemente la IA. A través del financiamiento público a proyectos de alto riesgo, estas agencias han estimulado la convergencia entre investigación avanzada y aplicación comercial. Estas capacidades técnicas han tenido efectos de arrastre en toda la economía, desde la manufactura avanzada hasta los servicios digitales.
El contraste con Europa, Reino Unido y Japón permite observar cómo estas diferencias estructurales inciden en la competitividad global. Mientras otras regiones enfrentan rigideces institucionales, envejecimiento poblacional o rezago en la digitalización, Estados Unidos continúa renovando sus fuentes de crecimiento a través de la innovación y la movilidad económica. Así, se destaca que los niveles de productividad laboral en Estados Unidos tienen implicaciones directas sobre su posición geoeconómica, sobre los patrones de inversión internacional y sobre la configuración del crecimiento mundial en el largo plazo.
Estados Unidos mantiene una ventaja estructural en productividad gracias al dinamismo de su ecosistema tecnológico. Regiones como Silicon Valley y Seattle concentran capital de riesgo, talento y empresas líderes globales. En 2023, ciudades como San Francisco registraron un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita superior a 200 mil dólares, comparable al de países enteros (dato crucial 3). Este entorno alimenta la innovación continua y eleva la productividad media.
Horas laborales y vacaciones
Aunque los trabajadores estadounidenses tienen menos vacaciones y menor protección sindical que sus pares europeos, su productividad por hora trabajada sigue siendo superior. En 2023, Estados Unidos alcanzó los 84 dólares por hora, frente a 67 en Alemania, 65 en Francia, 61 en Reino Unido y 59 en Japón (datos cruciales 1 y 2). Este resultado contradice la noción de que jornadas laborales más largas garantizan mayor eficiencia. La comparación entre Estados Unidos y otras economías desarrolladas muestra que no necesariamente se requiere más tiempo trabajado para generar más valor. La clave podría estar en otros factores estructurales.
Uno de ellos es la fuerte inversión estadounidense en capital físico e intangible, especialmente en investigación, desarrollo e innovación tecnológica. Esta inversión ha elevado la eficiencia de los procesos productivos y ha permitido una mayor generación de valor por unidad de trabajo.
Además, el dinamismo empresarial en Estados Unidos reflejado en una alta tasa de creación y cierre de empresas permite que los recursos laborales se asignen con mayor rapidez hacia actividades más productivas. Este entorno competitivo, junto con un ecosistema favorable para el emprendimiento, impulsa una ventaja estructural de largo plazo frente a Europa.
Todo tiene su ciclo: rotación empresarial y laboral (churn)
Uno de los factores diferenciales del modelo económico de Estados Unidos es su elevada rotación empresarial y laboral, conocida como churn. A diferencia de Europa, donde las regulaciones laborales tienden a ralentizar los procesos de reestructuración productiva, el marco institucional estadounidense permite una reasignación ágil de capital y trabajo hacia sectores emergentes, lo que potencia la productividad agregada.
La rotación constante de empresas y trabajadores fomenta un entorno corporativo dinámico, donde la innovación y la adaptación rápida son fundamentales. Este dinamismo impulsa una mayor eficiencia en el uso de recursos y facilita la adopción de tecnologías de punta. Las diferencias entre Estados Unidos y Europa en cuanto a flexibilidad laboral y rotación empresarial tienen un impacto significativo en la productividad: en el modelo estadounidense, las barreras para cerrar o transformar empresas son menores, lo que permite renovar estructuras productivas con mayor frecuencia.
Sin embargo, este proceso también genera desafíos. El aumento en la concentración corporativa, con grandes empresas absorbiendo a competidores más pequeños, ha generado preocupaciones sobre posibles efectos adversos en la competencia y los precios. El gobierno estadounidense ha comenzado a responder a este fenómeno mediante políticas antimonopolio más estrictas y una vigilancia reforzada de las fusiones corporativas. Entonces, la alta rotación empresarial y laboral constituye una de las bases del ciclo de innovación y de la superioridad tecnológica estadounidense, pero plantea interrogantes sobre sus efectos distributivos y competitivos en el largo plazo.
La inversión en investigación y desarrollo es clave para mantener el liderazgo productivo. En 2023, Estados Unidos invirtió más de 700 mil millones de dólares en I+D, ubicándose solo detrás de China a nivel mundial (dato crucial 4). Este esfuerzo proviene tanto del sector público como del privado, especialmente en sectores como tecnología, salud y energía.
Productos nuevos y mejorados
Las empresas estadounidenses no solo producen más, sino que también mejoran constantemente sus productos y servicios. El dinamismo competitivo obliga a adoptar rápidamente tecnologías emergentes, mejorar procesos y elevar la calidad del output. Esta innovación continua impacta positivamente en la productividad total de los factores, diferenciando a Estados Unidos de economías más estables pero menos adaptativas.
La inteligencia artificial (IA), impulsada por avances de empresas como OpenAI, Anthropic o Google DeepMind, está marcando una nueva fase de innovación acelerada. Estados Unidos lidera su desarrollo, lo que refuerza su posición como epicentro tecnológico global. Se prevé que esta tecnología incremente la productividad en sectores intensivos en conocimiento, como los servicios financieros, legales, educativos y de salud.
Este panorama también plantea preguntas relevantes. A medida que las innovaciones se enfocan más en productos específicos que en sectores completos, la concentración económica puede intensificarse. La entrada de gigantes tecnológicos en nuevos mercados podría reducir la competencia local y nacional, generando barreras de entrada para nuevas empresas. Además, el dominio de grandes corporaciones sobre tecnologías clave como la IA puede limitar la innovación de base y exacerbar desigualdades en el acceso al conocimiento.
Existen también implicaciones geoeconómicas. Se proyecta que la IA contribuirá significativamente al crecimiento del Producti Interno Bruto global y, en particular, al estadounidense. En este proceso, entidades como DARPA han jugado un papel crucial al financiar proyectos pioneros que luego son adoptados por el sector privado, articulando un ecosistema de innovación público-privado que acelera la incorporación de nuevas tecnologías en la economía real.
1) La evolución de la productividad laboral por hora trabajada entre 1990 y 2024 en Estados Unidos, Reino Unido, la eurozona y Japón. En 2024, Estados Unidos alcanza casi 95 dólares internacionales por hora, mientras que la eurozona y Reino Unido se sitúan alrededor de 75 dólares, y Japón apenas supera los 50. La tendencia confirma el liderazgo estadounidense en productividad durante más de tres décadas consecutivas.
2) Entre 1999 y 2023, la productividad laboral en Estados Unidos aumentó más de 50 %, mientras que en la zona euro creció menos de 30 %, de acuerdo con datos del propio artículo.
3) En ciudades como San Francisco, el producto interno bruto per cápita supera 200 mil dólares anuales, cifra comparable con la renta promedio de economías desarrolladas completas.
4) En 2023, Estados Unidos invirtió más de 700 mil millones de dólares en investigación y desarrollo (I+D), posicionándose como el segundo país del mundo en este rubro, solo por detrás de China.
Este artículo permite discutir los determinantes estructurales de la productividad laboral desde una perspectiva comparada. En economía del trabajo y crecimiento, la productividad es clave para explicar el ingreso per cápita, la competitividad externa y la sostenibilidad del bienestar. El caso estadounidense evidencia cómo factores institucionales (flexibilidad laboral, asignación eficiente de recursos, incentivos a la innovación) impactan directamente en los niveles de productividad agregada. También ofrece un punto de partida para contrastar modelos económicos: uno basado en eficiencia dinámica pero alta desigualdad (EE. UU.) y otro más igualitario pero menos adaptativo (Europa). Esta tensión es central en los debates contemporáneos sobre modelos de desarrollo.