Wretched, refused. The global asylum system is falling apart

Cita: 

The Economist [2025], "Wretched, refused. The global asylum system is falling apart", The Economist, London, 12 de julio, https://www.economist.com/briefing/2025/07/10/the-global-asylum-system-i...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Julio 12, 2025
Tema: 
Crisis extrema de los sistemas migratorios y los dilemas que ello implica
Idea principal: 

    Riesgo de fuga

    La primera sección del artículo describe cómo los mecanismos de asilo han comenzado a quebrarse ante el creciente número de personas que huyen de sus países por razones de persecución, violencia, guerras civiles o colapso institucional. A través de los casos de Miguel, un joven latinoamericano que buscó protección en Reino Unido, y Sukra, una mujer que escapó del conflicto en Sudán, se evidencian los obstáculos que enfrentan los solicitantes: procesos administrativos lentos, restricciones legales, y un creciente escepticismo público frente a su legitimidad. En países desarrollados, el sistema de asilo está siendo percibido como una “puerta trasera” para la migración económica, y no como un derecho de protección, lo que ha impulsado reformas punitivas o de disuasión por parte de los gobiernos (datos cruciales 1-3).

    Además del volumen sin precedentes de solicitudes, hay un cambio cualitativo en la forma en que los países receptores conciben la figura del solicitante de asilo: ya no como víctima, sino como potencial transgresor. Esta narrativa erosiona el consenso político que había sostenido los regímenes de asilo durante la posguerra y tiende a criminalizar la movilidad humana, incluso cuando se ajusta a marcos jurídicos internacionales.

    Insensatez convencional

    Aquí el artículo traza una crítica a la arquitectura legal e institucional del sistema internacional de asilo, centrada en la Convención de 1951 y su Protocolo de 1967. Muchos países, incluso firmantes, han desarrollado mecanismos legales y políticos que les permiten evadir o reinterpretar sus obligaciones. Por ejemplo, China, pese a ser parte de la Convención, ha reconocido formalmente a menos refugiados que microestados europeos, y repatria sistemáticamente a ciudadanos norcoreanos en situación de riesgo (dato crucial 4).

    Al mismo tiempo, el artículo enfatiza que la distribución del esfuerzo humanitario es profundamente desigual. Mientras las naciones ricas construyen muros, externalizan sus responsabilidades o dilatan los trámites, países pobres y fronterizos como Chad, Sudán o Líbano han recibido millones de personas desplazadas con presupuestos ínfimos (datos cruciales 5 y 6).

    El autor sostiene que la incapacidad de las instituciones internacionales para financiar y coordinar la respuesta a los desplazamientos masivos está agravando la crisis. Con presupuestos humanitarios colapsados y una fuerte instrumentalización política del tema, el sistema no solo es disfuncional: se ha vuelto estructuralmente injusto.

    El tercer país es el encanto

    Frente a este panorama, el artículo explora soluciones alternativas y menos conocidas. Una de ellas es la integración de refugiados en el “primer país seguro”, es decir, en los países vecinos de donde huyen. Casos como los de Colombia con migrantes venezolanos, o Uganda con desplazados sursudaneses, demuestran que la integración no solo es posible, sino que puede generar beneficios económicos y sociales si se permite a los refugiados trabajar, alquilar vivienda y participar en la vida local (datos cruciales 5 y 8).

    Esta estrategia se apoya en dos principios: cercanía cultural y factibilidad operativa. Muchas veces, los desplazados comparten idioma, religión, historia o redes familiares con los países de primera acogida, lo que facilita la inclusión sin grandes tensiones sociales. Además, las experiencias comparadas muestran que el costo de atender a un refugiado en estos contextos es sustancialmente más bajo que en las grandes ciudades del Norte Global. La diferencia es tan abismal que, mientras Nueva York gasta cientos de dólares diarios por familia, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) opera en países africanos con menos de un dólar diario por persona (dato crucial 8).

    Por último, el artículo señala que el sistema de asilo actual favorece a los más privilegiados entre los refugiados: quienes pueden costear largos viajes, pagar traficantes o acceder a redes internacionales. Esto genera una “selección social inversa”, donde quienes llegan a Europa o América del Norte suelen tener más recursos o capital humano (dato crucial 9), mientras que los más vulnerables quedan atrapados en campos temporales o zonas de guerra.

    La conclusión: el sistema actual reproduce desigualdades, incluso entre quienes huyen.

Datos cruciales: 

    1- El número de personas desplazadas por conflictos, violencia o persecución se ha triplicado desde 2010, alcanzando 123 millones en 2024, según datos de ACNUR.

    2- En 2023 se presentaron 2.7 millones de solicitudes de asilo en países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), cifra que supera el pico de la crisis de refugiados sirios entre 2015 y 2016.

    La figura 1 muestra un repunte histórico en las solicitudes de asilo en 2023, con Europa concentrando la mayoría de los casos, seguida por Estados Unidos y otros países miembros de la OCDE.

    3- En Unión Europea, la tasa de aceptación de solicitudes cayó de 57% en 2016 a 42% en 2024. Alrededor de 50% de los solicitantes provienen de países con menos de 20% de probabilidad de éxito.

    4- En 2023, China admitió solo 296 refugiados, menos que Liechtenstein, y repatria de forma sistemática a ciudadanos norcoreanos, pese a estar obligada por tratados internacionales.

    5- Chad acoge a más de 1.3 millones de refugiados, lo que equivale a 55 veces más que Estados Unidos en proporción a su población, y 5 000 veces más en relación con su producto interno bruto.

    6- El presupuesto total de ayuda humanitaria de Naciones Unidas para 2025 está financiado en apenas un 15%, limitando gravemente su capacidad de respuesta en zonas como Sudán.

    7- En diciembre de 2023, las detenciones en la frontera sur de Estados Unidos alcanzaron un máximo de 300 000 personas; tras la implementación de la app CBPOne y acuerdos con México, cayeron 96%.

    8- El gobierno de Nueva York destina 380 dólares diarios por familia solicitante de asilo; ACNUR, en contraste, cuenta con menos de un dólar por día para atender a cada refugiado en Chad.

    9- Un estudio de 2015 sobre refugiados sirios reveló que quienes llegaron a Europa tenían 15 veces más probabilidades de contar con título universitario que quienes permanecieron en Turquía.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    El artículo expone cómo las instituciones jurídicas construidas en el siglo XX están desbordadas por una movilidad forzada que ya no es excepcional, sino parte constitutiva del orden global actual. A nivel normativo, permite examinar cómo los compromisos multilaterales han sido vaciados de contenido en la práctica, y cómo los países más ricos han optado por mecanismos de tercerización de responsabilidades, externalización de fronteras o selectividad encubierta. La crisis de legitimidad del asilo no solo refleja una crisis humanitaria: revela el agotamiento de un modelo de solidaridad desigual.
    Al mismo tiempo, la nota ofrece alternativas desde abajo: casos reales de acogida en países empobrecidos pero más cercanos geográfica y culturalmente a los desplazados. Esto abre la puerta a pensar un sistema más eficiente y justo, donde el financiamiento y la responsabilidad no estén concentrados, sino distribuidos, y donde el derecho a migrar no dependa del capital social o económico del solicitante. La movilidad, entonces, no como amenaza, sino como derecho.