Decrecimiento

Cita: 

Kallis, Giorgos, Giacomo D'Alisa y Federico Demaria [2018], "Decrecimiento", Giacomo D'Alisa, Federico Demaria y Giorgos Kallis, Decrecimiento: un vocabulario para una nueva era, CDMX, Icaria - Fundación Heinrich Böll, pp. 36-59, https://mx.boell.org/sites/default/files/decrecimiento_edicion_mexico.pdf

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Septiembre, 2018
Tema: 
El decrecimiento como un nuevo modelo social y económico
Idea principal: 

    Giorgos Kallis es un economista ecológico griego . Es profesor de investigación en la Universidad Autónoma de Barcelona , ​​donde imparte clases de ecología política . Es uno de los principales defensores de la teoría del decrecimiento .

    Federico Demaria es profesor de economía ecológica y ecología política en la Universidad de Barcelona e investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona. Es miembro del colectivo Research & Degrowth, dedicado a la investigación y divulgación del decrecimiento.

    Giacomo D'Alisa es ecólogo político y economista ecológico. Su investigación está orientada a la acción y, con un fuerte componente de servicio a la comunidad, contribuye a los estudios sobre sostenibilidad e impacto en la sociedad.


    El término “decrecimiento” fue utilizado por el filósofo francés André Gorz para cuestionarse si el equilibrio planetario, y su necesario decrecimiento de la producción material, es compatible con el capitalismo. Posteriormente, el término fue retomado por autores como el filósofo André Amar.

    Más adelante, Gorz reivindicó el término al citar al economista Nicholas Georgescu Roegen, el cual afirma que hay que disminuir el consumo para evitar el agotamiento de los recursos. Destacó además que los socialistas consumistas son capitalistas alternativos, y que la verdadera utopía está en pensar que el aumento de la producción social aún aporta al bienestar.

    Gorzs fue precursor de la ecología política, al considerarla sustancial para una transformación política radical. Georgescu-Rogen influyó a Gorz, y ambos fueron relacionados a través del término “decrecimiento”, utilizado en una compilación bibliográfica sobre Georgescu.

    A finales del siglo XX el interés sobre el decrecimiento decayó, pese a que se escribieron artículos al respecto. Fue hasta el 2001 que se lanzó el término “decrecimiento sostenible”, y un año después el movimiento despegó en Francia gracias a un artículo sobre el tema (dato crucial 1). Aquí inició el movimiento de decrecimiento actual.

    El desarrollo en el tema del decrecimiento comenzó con la idea de limitar los recursos e involucró el cuestionamiento de la idea de desarrollo sostenible, conferencias y coloquios internacionales, alianzas de activistas, creación de institutos y publicaciones literarias en varios idiomas.

    El decrecimiento, como activismo, surgió de las protestas sociales en Lyon, en el siglo XXI. A partir del 2004 fue ganando más audiencia debido a su difusión en varias partes de Europa a través de acciones directas e iniciativas, como medios impresos (dato crucial 2).

    En 2007 se fundaron colectivos académicos sobre decrecimiento, tal como la comunidad internacional de investigadores sobre el tema, misma que nació al usar el término degrowth. España aportó sus vínculos académicos y sus redes latinoamericanas de ecología y justicia ambiental. Asimismo, hubo más conferencias y grupos en Europa y América.

    Desde 2008, el término en inglés se ha usado en muchas publicaciones académicas. Además, el decrecimiento ha sido usado en la enseñanza y la política, y ha sido cubierto por varios medios.

    El decrecimiento hoy

    El decrecimiento critica el crecimiento económico como objetivo social y el acaparamiento del debate por unos cuantos. Además, representa la organización comunal a seguir. Aunque el decrecimiento se asocia con la disminución de la producción y el consumo, también implica cambiar las relaciones sociales y ambientales, los modos laborales, y el uso de la energía.

    De entre todas las ideas relacionadas al decrecimiento, las principales son las críticas al crecimiento y al capitalismo (dato crucial 3). También destacan las críticas al Producto Interno Bruto (PIB, por su sigla en español) y a la mercantilización de los aspectos sociales. Asimismo, el aspecto productivo del decrecimiento consiste en el trabajo cooperativo y el cuidado común. Aún no se sabe si la disminución del PIB, producto del decrecimiento, será sostenible en el contexto capitalista.

    El crecimiento económico se asocia con mejoría , y el decrecimiento se ve como algo malo. Los defensores del decrecimiento buscan desvincular el crecimiento del bienestar.

    Con el decrecimiento, las actividades menos lucrativas, como la educación y el cuidado, prosperarán, mientras que las actividades más rentables, pero contaminantes, se contraerán. Se espera que el cambio sea cualitativo.

    El concepto “desarrollo” inicialmente sugiere evolucionar hasta cierto punto. Pero el desarrollo moderno no tiene un fin, porque niega los fines colectivos y todo aquello que no implique crecimiento.

    El decrecimiento solo lo podrían hacer los países hiperdesarrollados del norte, y así favorecer el desarrollo que necesitan los países del sur. Sin embargo, uno de los objetivos del decrecimiento debería ser el florecimiento de las cosmovisiones de desarrollo del sur.

    El panorama del decrecimiento

    A continuación, se muestran los cinco temas relacionados al decrecimiento:

    Los límites del crecimiento

    El crecimiento es antieconómico e injusto, insostenible, insuficiente, y propenso al colapso.

    Es antieconómico porque los daños sociales y ambientales crecen más que la riqueza. El PIB incluye la reparación de estos daños para su aumento, mientras que los índices de bienestar están estancados. Por lo tanto, a mayores ingresos, la igualdad es bienestar.

    Es injusto, porque está sostenido por el trabajo doméstico no remunerado de las mujeres. También porque implica el abuso de las zonas marginales de la periferia. A pesar de esto, es sostenido porque los poderosos se benefician mientras que los marginados asumen las afecciones.

    La mercantilización disminuye el capital social, ya que las relaciones sociales y los comportamientos éticos y altruistas, como el cuidado, la hospitalidad o el amor, ahora siguen un beneficio personal mercantil.

    Un mayor crecimiento no implica más felicidad. Al contrario, los ingresos extras generan una competencia por posicionamiento a base de bienes. Esto genera insatisfacción, ya que nadie destaca en la sociedad y los bienes se encarecen.

    Es ecológicamente insostenible porque, a mayor PIB, mayor es el riesgo de sobrepasar los límites climáticos. Una economía en crecimiento no puede descarbonizarse lo suficiente con tecnología verde o servicios más eficientes (dato crucial 4). Aquellas que dicen haberlo logrado, realmente llevaron su contaminación a países en desarrollo. Además, el progreso tecnológico y los servicios no ayudan a reducir el uso de materia y energía, porque son grandes consumidores de los mismos.

    Es propenso al estancamiento y al colapso debido a la desaceleración económica causada por la disminución de rendimientos e innovaciones tecnológicas, y por las limitaciones para generar demanda e inversiones. También se desacelera por el agotamiento de los hidrocarburos y por el cambio climático. Las energías limpias tienen menos excedente energético, por lo cual hay que consumir menos energía para transitar a las energías verdes y, a su vez, al decrecimiento.

    Los límites del crecimiento causaron la crisis económica en Estados Unidos. El aumento del precio del petróleo afectó al comercio interno y a los trabajadores, los cuales no pudieron pagar sus hipotecas. Los préstamos eran la única manera de sostener el crecimiento, pero solo temporalmente.

    Decrecimiento y autonomía

    El decrecimiento implica alcanzar la autonomía. Esto significa liberarse de los sistemas tecnológicos y burocráticos, del trabajo asalariado en favor de la producción propia y el tiempo libre, o de las leyes divinas y económicas en favor de las decisiones comunales.

    El uso de combustibles fósiles favorece tecnologías complejas gestionadas por especialistas. Esto puede generar jerarquías antidemocráticas. Igualmente, el desarrollo de alta tecnología verde puede ser insostenible y reduciría la autonomía. En cambio, la autonomía requiere herramientas convivenciales, las cuales son más fáciles de usar, y son gestionadas por sus propios usuarios.

    Más que limitar el crecimiento, la autonomía requiere autolimitaciones colectivas para reducir la huella de carbono. También implica limitar las opciones, para reducir la escala del entorno y volverlo más igualitario y democrático. Por lo tanto, los límites no son externos, sino sociales, y los males derivados del crecimiento justifican la autolimitación colectiva.

    Algunos defensores del decrecimiento son neomaltusianistas anarco-feminista. Limitan su reproducción con el fin de luchar contra el uso del cuerpo femenino para producir humanos explotables. Es parte de un proyecto político y social para anticipar el mundo que quieren.

    Decrecimiento y repolitización

    El desarrollo sostenible evita el debate político sobre la ecologización de la sociedad, y promete una modernización beneficiosa, pero difícil de cumplir, para toda la sociedad y el ambiente. En cambio, el decrecimiento busca repolitizar el ecologismo para ofrecer visiones alternativas al desarrollo moderno.

    El decrecimiento propone politizar la ciencia, ya que la ciencia y la política van en conjunto cuando se trata de temas clave, como el cambio climático. Es por esto que se necesita de ciencia posnormal, en la cual los sectores involucrados en una decisión política evalúan la calidad de los aportes científicos a dicha decisión.

    El desarrollo sostenible apolítico es parte de una despolitización más grande del debate público, en donde la política solo busca soluciones tecnocráticas, en lugar de confrontar visiones alternativas. Aunque la ecología política atribuye esto al auge del neoliberalismo, el decrecimiento lo ubica aún antes, de modo que el socialismo también tenía la misma visión capitalista de crecimiento y desarrollo.

    En las economías modernas se invierte una parte de la plusvalía social en más producción. En consecuencia, se niega invertir el superávit en cuestiones no productivas, como se hacía en las antiguas civilizaciones. Actualmente este gasto está individualizado y mercantilizado. Los individuos demandan más crecimiento para satisfacer su búsqueda personal de sentido de la vida. Ignoran que se podría encontrar este sentido de manera social, a partir de gastos colectivos del superávit.

    Decrecimiento y capitalismo

    Los imperativos del capitalismo y la reducción de la huella ecológica de la economía son antagónicos. El crecimiento es mandato del capitalismo pero, a la vez, impacta negativamente en la biósfera debido a los flujos de materia y energía.

    Aunque, teóricamente, el capitalismo podría sobrevivir sin crecimiento, en realidad el crecimiento es esencial. Sin crecimiento, se desestabiliza el capitalismo y la democracia liberal. Por ejemplo, en los periodos temporales de bajo o nulo crecimiento, aumenta la explotación laboral y, con esto, la violencia.

    Las naciones capitalistas no van a elegir dejar de crecer en favor de respetar los límites ecológicos y sociales. Para que esto suceda, se debería redistribuir el poder, así como crear más herramientas económicas y de seguridad social que afecten a la élite. Esto solo podría darse con una revolución, cuyo sistema resultante podría no ser capitalista.

    Si bien es indiferente si el nuevo sistema que brinde la prosperidad será o no capitalismo, existe incertidumbre sobre cómo será la vida post capitalismo.

    El decrecimiento no sólo significa reducir el consumo, sino de ser diferente al capitalismo. Mientras el capitalismo usa sus instituciones, como el trabajo, la propiedad privada o los intereses, para acumular riquezas, el decrecimiento busca instituciones que vayan más allá de eso.

    La transición al decrecimiento

    Transitar al decrecimiento no sólo es descender en consumo, sino dirigirse a una nueva sociedad. Para esto existen diferentes propuestas.

    Prácticas económicas de base

    En tiempos de crisis e ineficiencia institucional se han creado comunidades y tipos de ingresos y mercado alternativos al capitalismo. Las nuevas formas de procomún tiene cinco características: La producción es para el uso, el trabajo es en forma de voluntariado, la circulación de bienes se da a partir del intercambio de dones, no hay acumulación, y las relaciones sociales tienen un valor intrínseco. Esto ayudaría a disminuir la propiedad privada y el trabajo asalariado.

    Estos sistemas también implican decrecimiento ya que limitan su escala al consumir menos recursos y emitir menos carbono. Aunque sean menos eficientes que su contraparte capitalista , favorece el empleo de toda la comunidad. Todo esto significa un beneficio ecológico y social.

    La puesta en común en los servicios públicos educativos y sanitarios ayuda a renovarlos, abaratarlos y evitar su privatización. La salud preventiva en donde se involucre al usuario también ayuda a abaratar y democratizar este servicio.

    Instituciones de prestaciones sociales sin crecimiento

    En el decrecimiento se necesitan instituciones de prestaciones sociales que garanticen empleo y el ingreso mensual básico y que repartan mejor el trabajo. Con esto se podrá desvincular el trabajo asalariado y el bienestar del crecimiento.

    Estas instituciones pueden ayudar a que más personas participen en actividades autónomas sin remuneración, ya que se cubrirán sus necesidades y tendrán más tiempo libre.

    Los servicios sociales pueden ser la clave para una nueva economía, independiente del crecimiento y con muy poco desempleo.

    Instituciones monetarias y de crédito

    El dinero en forma de deuda fomenta el crecimiento, por lo que el dinero y comercio intracomunal pueden limitar el crecimiento, además de facilitar el acceso a servicios vitales. Sin embargo, el dinero estatal aún se necesitará durante la transición al decrecimiento.

    Para transitar al decrecimiento, el estado podría tomar el control de la masa monetaria, para emitir dinero libre de deudas. Con esto las finanzas mejorarían, porque sería el estado quien decida el valor de emisión del dinero , y tendría más autonomía sobre el mismo.

    Actualmente, las deudas sostienen el crecimiento. En el decrecimiento, se podrían prescindir de las deudas y comenzar de cero. Para esto, se renegociarían las deudas y la ciudadanía determinaría cuáles sí son legítimas.

    Las políticas de una transición al decrecimiento

    En la política del decrecimiento, debería haber una transición institucional. Esto incluye defensores del trabajo no remunerado, así como varios movimientos políticos y sociales, nuevos y ya existentes, que realicen un cambio.

    Los actos decrecentistas son inciviles, los que no quieren ser gubernamentalizados, y los civiles, los que realizan desobediencia. La desobediencia consiste en protestas civiles, así como actos disruptivos monetarios.

    También se propone que la transformación se realice con agendas políticas decrecentistas, movimientos sociales que promuevan democracias más directas y expresiones políticas nowtopistas, así como prácticas políticas de asistencia y cuidado que desafíe la hegemonía capitalista.

    Es posible que el decrecimiento siga la misma dinámica de origen del capitalismo, la cual consistió en la creación de nuevas conexiones económicas e institucionales. Esto se podría realizar desde el interior de un sistema agónico, con las prácticas e instituciones decrecentistas ya existentes.

    El futuro del decrecimiento

    Aún se necesita investigar más sobre el decrecimiento para poder afianzarse en la sociedad, considerando las afecciones provocadas por el crecimiento capitalista. También se debe determinar cómo se adaptaría la gente y los estados sin crecimiento. Sin embargo, el decrecimiento fortalecerá la política y la democracia. Si bien, los estudios académicos pueden promover políticas de transición, siempre se necesitan nuevas narrativas para mantener vivas y reinventar la idea del decrecimiento.

Datos cruciales: 

    1) La edición de Silence sobre el decrecimiento vendió 5 mil copias y fue reeditada en dos ocasiones.

    2) La revista La Décroissance, le journal de la joie de vivre actualmente vende 30 mil copias cada mes en Francia.

    3) La figura 1 muestra todas las ideas clave relacionadas al decrecimiento. El tamaño se relaciona con su frecuencia de uso.

    4) La intensidad mundial del carbono en 2050 debería ser entre 20 y 130 veces menor que la actual, cuando la mejoría entre 1980 y 2007 fue solo de 23%.

Trabajo de Fuentes: 

Conill, J., Cardenas, A., Castells, M., Hlebik, S. y Servon, L. [2012]. Otra vida es posible: prácticas alternativas durante la crisis, Barcelona, Ediciones uoc.

Lawn, P. [2005].Is a democratic-capitalist system compatible with a low-growth or steady-state economy?, Socio-economic Review 3 (2), pp. 209-232.

Schneider, F., Kallis, G. y Martínez-Alier, J. (2010), «Crisis or opportunity? Economic degrowth for social equity and ecological sustainability», Special issue, Journal of Cleaner Production, 18(6), pp. 511-518.

Cattaneo, C., D’Alisa, G., Kallis, G. y Zografos, C. (Eds) [2012]. Degrowth futures and democracy, Edición especial, Futures 44 (6): 515-523.

Whitehead, M. [2013]. Degrowth or regrowth?, Environmental Values 22 (2), pp. 141-145.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    El decrecimiento puede verse como una estrategia para combatir y adaptarse a la crisis ambiental, debido a que plantea reducir la dependencia del crecimiento económico y reorganizar la sociedad hacia prácticas que aseguren la resiliencia ecológica y permitan la justicia social.

    Una de las justificaciones para el decrecimiento es que el crecimiento económico sin límites es lo que causa la degradación ambiental. Esto se debe a que acelera la sobreexplotación de recursos, la contaminación y el cambio climático.

    Las empresas y las élites se benefician del crecimiento económico, sin tomar en cuenta la desigualdad social y el daño ambiental. Se necesita una nueva gobernanza que limite la influencia empresarial en las decisiones políticas.

    Bajo el punto de vista del decrecimiento, el capitalismo busca expandirse fuera de sus fronteras, ya sean naturales, tecnológicas o sociales, lo cual ocasiona crisis en diferentes ámbitos. Es por eso que propone un modelo contrario, en donde se detenga esta expansión y se redefina el concepto de desarrollo.