Preparing for Collapse: The Concerning Rise of 'Eco-Survivalism

Cita: 

Katz-Rosene, Ryan y Julia Szwarc [2021], "Preparing for Collapse: The Concerning Rise of 'Eco-Survivalism'", Capitalism Nature Socialism, 33(1): 111-130, https://doi.org/10.1080/10455752.2021.1916829

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Miércoles, Abril 21, 2021
Tema: 
El pesimismo y desigualdad del ecosupervivencialismo
Idea principal: 

    Ryan Katz-Rosene es doctor por parte del Instituto de Economía Política de la Universidad Carleton. Trabaja como profesor asistente de estudios políticos en la Universidad de Ottawa. Es defensor de la presencia de la economía política en aspectos sociales, culturales y ambientales.

    Julia Szwarc es estudiante de maestría en el Departamento de Comunicación de la Universidad de Ottawa. Estudia políticas de radiodifusión indígena en Canadá y su campo de interés es la economía política, los movimientos sociales y la sociología ambiental.


    Introducción

    En 2018 se reportó que millonarios de Silicon Valley, como Peter Thiel, compraban terrenos en Nueva Zelanda para refugiarse ante una posible crisis global. Algunos instalaron búnkeres subterráneos y prepararon vuelos privados para escapar rápidamente. Este fenómeno reflejaba una visión elitista de la supervivencia frente al colapso ambiental o social.

    La idea de prepararse para el fin del mundo no es nueva. Desde Malthus, en el siglo XVIII, existen temores de que el crecimiento poblacional y la degradación ambiental provoquen el colapso de la sociedad. De esas ideas surge el “eco-survivalismo”, centrado en la creencia de que el daño ambiental hará inevitable una crisis global.

    En los años setenta, crisis como la del petróleo y el temor nuclear impulsaron el survivalismo moderno en Occidente. Movimientos de autosuficiencia y aislamiento, como los “back-to-the-landers”, y figuras libertarias o defensivas sentaron las bases del actual “movimiento prepper”, enfocado en sobrevivir mediante autodefensa y autosuficiencia.

    Hoy el eco-survivalismo se fortalece ante la crisis ambiental y el dominio del neoliberalismo, que promueve respuestas individuales en lugar de colectivas. Esta visión asume que el colapso es inevitable y que prepararse resulta más práctico que intentar evitarlo.

    Los autores advierten que el eco-survivalismo fomenta el derrotismo, agrava las desigualdades y despolitiza la acción ambiental. Consideran que su expansión es una señal de alarma para el ambientalismo, que debe priorizar soluciones colectivas y estructurales antes que estrategias individualistas de escape.

    Discursos de colapso y acción climática

    John Dryzek fue uno de los primeros en clasificar los discursos ambientales e intentó definir la “filosofía política del survivalismo”. Sin embargo, los autores del texto critican que Dryzek confunde el survivalismo con el neo-malthusianismo. Aunque ambos comparten preocupaciones sobre los límites del crecimiento, el survivalismo se distingue porque asume el colapso como inevitable y se enfoca en prepararse para él, mientras que el neo-malthusianismo busca evitarlo mediante acciones colectivas.

    El pensamiento malthusiano, originado en el siglo XVIII, advertía que el crecimiento poblacional descontrolado causaría hambrunas y conflictos. Esta visión influyó en autores como Garrett Hardin y Paul Ehrlich, quienes usaron la amenaza del colapso para impulsar reformas políticas y de control poblacional. Aunque ambos fueron pesimistas, su enfoque pretendía evitar la crisis mediante políticas públicas, no mediante el aislamiento o la autosuficiencia individual.

    Hardin, por ejemplo, defendía la regulación social para prevenir la destrucción ambiental, mientras que Ehrlich, en The Population Bomb (1968), alertó sobre la sobrepoblación y propuso medidas como la redistribución económica y los derechos reproductivos. A pesar de sus posturas polémicas, ambos deben entenderse como neo-malthusianos, no como eco-survivalistas, ya que su meta era impedir el colapso mediante intervención política y no adaptarse a él.

    El Club de Roma también fueron malinterpretados por Dryzek como survivalistas. En realidad, sus autores advertían sobre los límites del crecimiento económico y buscaban evitar el colapso global a través de un cambio estructural. Posteriormente, corrientes como el “eco-marxismo” y el “decrecimiento” retomaron el mismo diagnóstico, usando la idea de colapso para justificar transformaciones colectivas del sistema capitalista y de los patrones de consumo.

    En conjunto, tanto los neo-malthusianos como los partidarios del decrecimiento comparten la preocupación por un posible colapso ecológico, pero proponen soluciones colectivas y políticas. El eco-survivalismo, en cambio, se diferencia porque acepta el colapso como inevitable y centra su acción en la supervivencia individual o comunitaria, renunciando a la transformación estructural del sistema que podría evitar la catástrofe.

    Un método para identificar ecosupervivencialista(s)

    Los autores buscan identificar y clasificar nuevas formas de eco-survivalismo, distinguiéndolas de otros discursos ecológicos. Su interés surgió al analizar el movimiento “prepper”, integrado por personas que se preparan para desastres mediante la acumulación de recursos. Aunque la preparación ante emergencias puede ser razonable, los autores advierten que este enfoque individualista resta prioridad a la acción colectiva y a los cambios estructurales necesarios para enfrentar la crisis ambiental.

    Mediante búsquedas en línea, identificaron blogs, foros, libros y artículos de figuras destacadas del survivalismo contemporáneo. Aplicaron un método de muestreo tipo “bola de nieve” y realizaron un análisis cualitativo para describir los principales rasgos de este discurso emergente. Su objetivo fue situar el eco-survivalismo dentro de la tipología de los discursos ambientales.

    A partir de este análisis, los autores formularon preguntas clave sobre los principales actores, preocupaciones, clases sociales implicadas y tipos de acción que promueve cada corriente. Así, identificaron tres formas representativas del eco-survivalismo actual: el elite eco-survivalism, asociado con las élites económicas; el retrenchment eco-survivalism, centrado en el aislamiento y la autosuficiencia; y el communitarian eco-survivalism, basado en la creación de comunidades locales resilientes.

    Ecosupervivencialistas del siglo XXI

    Los autores distinguen tres formas de eco-survivalismo contemporáneo: el elite eco-survivalism, protagonizado por ricos que construyen refugios para aislarse de posibles crisis; el retrenchment eco-survivalism, integrado por clases medias que buscan autosuficiencia y seguridad en propiedades rurales ante el temor de un colapso ambiental; y el communitarian eco-survivalism, enfocado en la cooperación local y la adaptación colectiva inspirada en la idea de la profunda adaptación.

    Ecosupervivalismo de elite

    En los últimos años, diversos reportes han documentado cómo multimillonarios de Silicon Valley y otras élites globales han comenzado a adquirir propiedades en lugares como Nueva Zelanda o a invertir en búnkeres de lujo como medida preventiva ante un posible colapso social o ambiental. Este fenómeno, conocido como elite eco-survivalism, parte de la creencia de que la supervivencia puede comprarse y que la riqueza ofrece una forma de protección incluso frente a los peores escenarios climáticos. Con más de 47 millones de personas pertenecientes a "el 1%" más rico del planeta —quienes poseen casi la mitad de la riqueza mundial—, una porción significativa de la población global tiene la capacidad económica para financiar este tipo de “seguros” privados.

    Aunque no está claro si estos grupos realmente consideran inminente un colapso civilizatorio o si su preocupación ambiental es genuina, el simple hecho de que contemplen su supervivencia como un asunto individual o de clase revela una profunda desigualdad estructural. Su respuesta privada y excluyente ante la crisis ambiental no solo perpetúa las brechas sociales, sino que agrava las consecuencias que recaerán sobre la mayoría de la humanidad, al retirar capitales que podrían destinarse a la mitigación climática y a la resiliencia colectiva.

    Además, este tipo de planeación se desarrolla de manera opaca, en espacios cerrados y exclusivos, lo que refuerza su carácter elitista y segregador. Los refugios construidos por los más ricos no buscan únicamente protegerlos de desastres naturales o del caos social, sino también aislarlos deliberadamente del resto de la población. Así, el eco-survivalismo de élite simboliza una respuesta profundamente individualista ante una crisis global que, paradójicamente, exige soluciones colectivas.

    Ecosupervivalismo de repliegue

    El eco-survivalismo de repliegue está dirigido principalmente a las clases medias que buscan protegerse del colapso social y ambiental, a menudo como una vía de escape de la alienación urbana. Inspirados por autores como Chris Martenson y Adam Taggart, estos grupos promueven el abandono de la vida citadina para adoptar un estilo autosuficiente en el campo: cultivar sus propios alimentos, almacenar recursos y prepararse para emergencias. Esta visión, reflejada en obras como The Crash Course y Prosper!, sostiene que el sistema económico moderno es insostenible y que el colapso es inevitable, por lo que los individuos deben desarrollar resiliencia personal para sobrevivir y, en algunos casos, incluso beneficiarse económicamente del desastre.

    La propuesta de Martenson y Taggart gira en torno a acumular “ocho formas de capital” —financiero, social, material, cultural, entre otros— con el fin de prosperar en un futuro incierto. Aunque algunas de sus recomendaciones son inofensivas, como fomentar la salud y el aprendizaje de nuevas habilidades, otras son abiertamente individualistas y excluyentes, alentando la evasión fiscal o la búsqueda de ventaja frente al resto de la población durante una crisis. Este enfoque refleja una desconfianza hacia el Estado y hacia las soluciones colectivas, privilegiando la autosuficiencia como estrategia de supervivencia frente a la cooperación comunitaria.

    La geografía juega un papel central en este tipo de pensamiento: la huida hacia zonas rurales se asocia con pureza, control y seguridad. Movimientos como el American Redoubt, impulsado por James Wesley Rawles, promueven la migración de grupos conservadores a regiones aisladas del noroeste estadounidense, reforzando la conexión entre supervivencia, ideología y territorio. Este tipo de discursos, amplificados por fenómenos mediáticos como el programa Doomsday Preppers, han contribuido a normalizar visiones individualistas del colapso ambiental. El riesgo, advierten los autores, es que frente al agravamiento de la crisis climática, más personas adopten estas estrategias de repliegue que suponen, en última instancia, una forma de abandono de la sociedad.

    Ecosurvivalismo comunitario

    El eco-survivalismo comunitario, representado por la Deep Adaptation Agenda de Jem Bendell, parte de la convicción de que el colapso civilizatorio provocado por la crisis climática es inevitable. En lugar de enfocarse en evitarlo, propone prepararse para sus consecuencias mediante la reconstrucción de vínculos comunitarios, la redefinición de valores y la resiliencia colectiva. A diferencia de los enfoques elitistas o individualistas, esta corriente adopta una perspectiva más igualitaria y espiritual, orientada hacia la cooperación global y la reflexión sobre lo que la humanidad realmente necesita para sobrevivir y convivir en un escenario de disrupción ambiental.

    El Deep Adaptation Forum, impulsado por Bendell, funciona como un espacio de diálogo para que las comunidades determinen qué aspectos de su vida y cultura deben conservar o abandonar frente al colapso. Aunque comparte con otros tipos de eco-survivalismo la aceptación del desastre como un hecho inevitable, su énfasis recae en la adaptación conjunta y la solidaridad, no en el aislamiento o la huida. Esta visión busca fortalecer la resiliencia social antes que la supervivencia individual, promoviendo una ética de cooperación y responsabilidad compartida.

    No obstante, esta corriente también genera preocupación por su potencial vínculo con posturas de derrotismo ambiental y anticivilizacionismo. Sus ideas se intersectan con movimientos como el Dark Mountain Project o con pensadores anarcoprimitivistas que abogan por el fin de la civilización industrial. Aunque Bendell no llega a proponer la destrucción del sistema, su narrativa puede fomentar la resignación ante la posibilidad de un cambio estructural, descartando cualquier alternativa entre el capitalismo vigente y el colapso total.

    Discusión

    El auge del ecosurvivalismo se debe a la neoliberalización de la economía global, que no solo generó la crisis ambiental, sino que también moldeó las respuestas ante ella. El capitalismo ha impulsado un crecimiento ilimitado que agrava el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Aunque la ciencia sostiene que aún es posible evitar el colapso con transformaciones profundas, el dominio cultural del capitalismo ha hecho más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del sistema económico actual.

    Este “realismo capitalista” ha desplazado la responsabilidad colectiva hacia los individuos y el mercado. Bajo su lógica, la gestión ambiental se vuelve un asunto de consumo responsable, no de acción política. Así, la capacidad de imaginar alternativas estructurales se reduce, y el eco-survivalismo emerge como una respuesta individualista. En lugar de promover cambios sistémicos, se centra en la supervivencia privada dentro del mismo orden que provocó la crisis.

    El catastrofismo ambiental refuerza esa sensación de impotencia. Aunque los discursos apocalípticos a veces impulsan movimientos sociales, suelen provocar miedo y parálisis. Cuando el colapso se percibe como inevitable, disminuye la voluntad de actuar colectivamente para mitigarlo. De este modo, el eco-survivalismo contribuye a la resignación y debilita las posibilidades de construir futuros menos destructivos.

    La obsesión con el colapso también puede distorsionar el debate político. Al presentar los problemas ecológicos como apocalípticos, se ocultan sus raíces económicas y sociales, abriendo espacio a respuestas autoritarias como el eco-fascismo. Estas narrativas pueden ser utilizadas para justificar desigualdades o políticas excluyentes, en lugar de promover solidaridad o justicia ecológica.

    Finalmente, el ecosurvivalismo reproduce jerarquías de clase, raza y género, priorizando la supervivencia de unos pocos. Los más vulnerables seguirán sufriendo las peores consecuencias del cambio climático, mientras los privilegiados se preparan para resistir. Esta ideología acepta la desigualdad como destino y reduce la lucha ambiental a la autopreservación, en vez de a la transformación colectiva hacia un futuro justo y sostenible.

    Conclusiones

    El ecosurvivalismo se diferencia de otros discursos ambientales porque asume que el colapso es inevitable, sin importar las acciones que se tomen. Mientras otros enfoques utilizan la idea de colapso como un llamado a actuar, los eco-survivalistas se enfocan en cómo resistir la desestabilización del orden político y económico. Su preocupación no es prevenir la catástrofe, sino sobrevivirla, lo que representa un cambio en la manera en que se concibe la acción ambiental.

    Este fenómeno es producto del capitalismo neoliberal, que tanto originó la crisis ecológica como limitó la imaginación de sus posibles soluciones. Prepararse para el colapso puede parecer prudente, pero cuando sustituye la acción colectiva, fomenta la apatía y la despolitización. Además, concentra la supervivencia en quienes más contribuyeron al deterioro ambiental y tienen recursos para resistirlo. La verdadera respuesta debería ser transformar el sistema global hacia uno más justo y sostenible, donde imaginar el fin del capitalismo resulte más posible que imaginar el fin del mundo.

Datos cruciales: 

    Datos cruciales:

    1) La figura 1 muestra las características de las diferentes ramas del ecosupervivencialismo.

    2) Según Forbes, hay unos 2 153 multimillonarios en todo el mundo, pero hay muchas más personas que entran dentro de 1 % de las personas más ricas del mundo.

    3) Según el Informe sobre la riqueza mundial, hay 47 millones de adultos con un patrimonio neto superior a un millón de dólares que constituyen 1 % más rico.

Trabajo de Fuentes: 

Krueger, Alyson [2018]. Climate Change Insurance: Buy Land Somewhere Else. The New York Times. https://www.nytimes.com/2018/11/30/realestate/ climate-change-insurance-buy-land-somewhere-else.html.

Rowen, Ben [2017]. A Resort for the Apocalypse.The Atlantic. https:// www.theatlantic.com/magazine/archive/2017/03/a-resort-for-the-apocalypse/ 513869/.

O’Connell, Mark [2018]. Why Silicon Valley Billionaires Are Prepping for the Apocalypse in New Zealand. The Guardian, sec. News. https:// www.theguardian.com/news/2018/feb/15/why-silicon-valley-billionaires-are... for-the-apocalypse-in-new-zealand.

Pearl, Mike [2019]. Climate Despair’ Is Making People Give Up on Life. Vice (blog).. https://www.vice.com/en_us/article/j5w374/climate-despair-is-makingpeopl....

Moore, Jason W [ 2017]. The Capitalocene, Part I: On the Nature and Origins of Our Ecological Crisis. The Journal of Peasant Studies 44 (3): 594–630. doi:10.1080/ 03066150.2016.1235036.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    El ecosupervivencialismo parece ser una respuesta adaptativa ante el reconocimiento de que la crisis ambiental generará un colapso ambiental inevitable. Pero esta estrategia de resistencia puede llevar al pesimismo, con lo que se renunciará a cambios estructurales más radicales.

    Para el ecosupervivencialismo, la degradación ambiental no solo es probable, sino irreversible. Se hace énfasis en la gravedad de sus efectos, lo que lleva a imaginar escenarios de colapso social y ambiental causados por el cambio climático, pérdida de biodiversidad, y fallas sistémicas globales.

    El ecosupervivencialismo es una forma en la que el capitalismo se extiende y se aprovecha del movimiento ambiental. La emergencia ambiental y sus escenarios catastrofistas se vuelven una fuente económica para unos cuantos. Además, con esta corriente, el capitalismo determina quienes podrían sobrevivir ante la crisis, y quienes no.