China Is the Engine Driving Nations Away From Fossil Fuels, Report Says
Bearak, Max [2025], "'China Is the Engine' Driving Nations Away From Fossil Fuels, Report Says", The New York Times, New York, 8 de septiembre, https://www.nytimes.com/2025/09/08/climate/china-clean-energy-fossil-fue...
Max Bearak es periodista especializado en clima y medio ambiente para The New York Times. Con base en Nairobi, Kenia, su trabajo se centra en los impactos del cambio climático en África y Asia, así como en la transición energética global.
El texto presenta a China como el principal impulsor de la transición energética mundial, debido a su liderazgo en la producción y exportación de baterías, paneles solares y turbinas eólicas. Según el autor, el dominio chino en las industrias de energía limpia está generando las condiciones necesarias para reducir el uso de combustibles fósiles y modificar el panorama energético global (dato crucial 1)
El estudio señala que, desde 2010, la gran escala de producción china ha permitido reducir los precios de las tecnologías (dato crucial 2), haciendo que la electricidad solar y eólica resulte más barata que la generada a partir de combustibles fósiles. Esta ventaja ha impulsado a países como México, Bangladesh y Malasia a incrementar su adopción de energías renovables, llegando incluso a superar a Estados Unidos en algunos sectores.
A nivel económico, la inversión y producción de energía limpia aportaron alrededor de 10% de su Producto interno bruto (dato crucial 3). Este crecimiento demuestra el papel estratégico del sector energético en la economía china, tanto por razones económicas como de seguridad nacional, al disminuir la dependencia de las importaciones de petróleo.
Sin embargo, el informe también destaca que China sigue siendo
el mayor consumidor mundial de carbón y el principal emisor de gases de efecto invernadero. China continúa consumiendo más carbón que todos los demás países juntos. Es decir, emite más gases de efecto invernadero que Estados Unidos y Europa juntos, lo que refleja la fuerte dependencia a este recurso de su modelo energético.
Aunque el país cubrió 84% de su crecimiento en demanda eléctrica con energía solar y eólica, su sistema energético mantiene una fuerte dependencia del carbón, el cual se utiliza como respaldo en momentos de alta demanda (dato crucial 4)
China se posiciona como el motor de la transición hacia energías limpias, promoviendo una reducción global en el uso de combustibles fósiles. Sin embargo su papel muestra dos caras, impulsa la adopción de tecnologías renovables en otros países pero continúa dependiendo del carbón en su propia economía. El liderazgo tecnológico chino transforma la estructura económica global y plantea nuevos desafíos geopolíticos, especialmente para las naciones con menor capacidad de inversión en energías limpias.
1) La gráfica 1 presenta que los combustibles fósiles se estancaron en China, en cambio la energía solar y eólica crecieron significativamente desplazando a los combustibles fósiles.
2) La reducción de costos se explica por la enorme escala de producción alcanzada por China, lo que permitió que, para 2010, los precios de las tecnologías eólicas disminuyeran entre un 60 y 90 %.
3) El sector energético aportó cerca de 2 billones de dólares a la economía china el año pasado, cifra comparable al Producto Interno Bruto de Australia. Además creció 3 veces más rápido que la economía china en general, mostrando su gran peso en el crecimiento nacional.
4) La gráfica 2 muestra que China pasó de depender mayoritariamente de combustibles fósiles para su crecimiento eléctrico a que las energías renovables sean la fuente principal que satisface su nueva demanda.
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China redefine la geopolítica energética global mediante su dominio en tecnologías renovables. Esto ilustra las desigualdades en las transiciones socio ecológicas: mientras China impulsa cambios globales, mantiene dependencia interna al carbón, y los países en desarrollo enfrentan nueva dependencia tecnológica.
Siguiendo los análisis de las transiciones hegemónicas, se observa que China tiene el comportamiento del hegemón ascendente, con avances significativos en todos los campos estratégicos. Sin embargo, la incógnita que persiste es la destrucción ambiental que se agudiza y acelera más que los avances de China.

