Greenhouse Gas Emissions of Major Meat and Diary Companies
Foodrise, Friends of the Earth U.S., Greenpeace Nordic e Institute for Agriculture and Trade Policy [2025], "Greenhouse Gas Emissions of Major Meat and Diary Companies", Roasting the planet: Big meat and dairy's big emissions, octubre, pp. 12-24, https://foodrise.org.uk/RoastingThePlanetReport
El informe presenta una evaluación exhaustiva de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generadas por las principales corporaciones globales de carne y lácteos. Analiza a 45 empresas transnacionales que procesan carne bovina, porcina, aviar y leche, comparando su impacto climático con el de países y empresas petroleras. Se utiliza el modelo GLEAM 3.0 de la FAO, que calcula las emisiones derivadas de la ganadería a partir de factores como el tipo de animal, el sistema de producción y la región geográfica (dato crucial 1). El informe busca visibilizar la magnitud del sector ganadero industrial en el calentamiento global y señalar la falta de transparencia de las empresas sobre sus verdaderas emisiones.
Estimaciones totales de emisiones de gases de efecto invernadero
Las emisiones conjuntas de las 45 empresas evaluadas alcanzaron 1.02 mil millones de toneladas de CO2 equivalente (MtCO2eq) durante 2023. Esta cifra sitúa al sector por encima de las emisiones nacionales de países industrializados como Alemania o Arabia Saudita. Las cinco corporaciones más contaminantes —JBS, Marfrig, Tyson, Minerva y Cargill— concentraron casi la mitad del total, superando incluso a grandes petroleras como Chevron o BP (dato crucial 1).
76% de las emisiones totales provino de las 15 mayores empresas, lo que revela un alto grado de concentración y poder de mercado. En particular, JBS, de origen brasileño, generó 24% del total, mostrando el papel de los conglomerados agroindustriales del Sur global en la expansión del modelo de ganadería intensiva.
La composición de gases muestra que el metano (CH₄) representa la mayor proporción, con 51% del total de emisiones, seguido del dióxido de carbono (CO₂) con 34% y el óxido nitroso (N₂O) con 15%. Estos gases provienen principalmente de procesos biológicos del ganado, de la deforestación para pastoreo y de la producción de piensos agrícolas (dato crucial 6).
Desglose de las emisiones por tipo de animal y sistemas de producción
El informe identifica al ganado bovino como el principal responsable de las emisiones, con 80% del total, mientras que el porcino y el aviar aportan 11% y 9% respectivamente. Esta distribución responde a las particularidades fisiológicas del ganado vacuno, cuyos procesos digestivos generan grandes volúmenes de metano, además de requerir más tierra y agua (dato crucial 4).
El modelo productivo dominante es la ganadería industrial o “factory farming”, caracterizada por la cría masiva de animales en confinamiento, con alta dependencia de granos, soya y maíz cultivados en monocultivos. Este sistema implica deforestación masiva, pérdida de biodiversidad, contaminación del agua y emisión de residuos altamente tóxicos, además de contribuir a la desigualdad rural y a la pérdida de soberanía alimentaria (dato crucial 2).
La FAO estima que una gran proporción del suelo agrícola mundial se destina a la producción de alimento para animales en lugar de cultivos para consumo humano, lo que agudiza la crisis alimentaria global. El texto subraya que, mientras la producción de carne y lácteos se incrementa, la eficiencia energética y nutricional del sistema disminuye, dado que se consumen grandes cantidades de recursos para generar una cantidad limitada de proteínas animales.
Emisiones de Metano
El metano, gas con un potencial de calentamiento 80 veces superior al CO2 en un periodo de 20 años, constituye el núcleo del problema climático de la ganadería. En 2023, las 45 empresas analizadas emitieron alrededor de 525 MtCO2eq de metano, superando las emisiones conjuntas de Unión Europea y Reino Unido (dato crucial 5).
Las cinco mayores empresas del estudio emitieron más metano que países enteros como Pakistán, lo que señala la importancia de las emisiones corporativas. JBS encabeza la lista como el mayor emisor de metano, con emisiones que superan a las de muchas naciones y que, en términos comparativos, exceden las combinadas de ExxonMobil y Shell (dato crucial 2).
El informe también critica las estrategias de “neutralidad de carbono” que estas empresas utilizan en su publicidad. En el caso de JBS, su promesa de alcanzar cero emisiones netas para 2040 fue calificada como engañosa por autoridades regulatorias en Estados Unidos, debido a la falta de evidencia verificable y a la persistencia de sus prácticas contaminantes (dato crucial 5).
Medición del metano en periodos de 20 y 100 años (GWP20 vs GWP100)
El potencial de calentamiento global (Global Warming Potential, GWP por su sigla en inglés) se usa para comparar el impacto de diferentes gases sobre el clima. En el marco de 100 años (GWP100), las emisiones totales de las empresas alcanzan 1.02 mil millones de toneladas de CO2eq , pero en un horizonte de 20 años (GWP20) —cuando el efecto del metano es más potente— las emisiones se duplican, llegando a 2.05 mil millones de toneladas (dato crucial 5).
Algunas corporaciones promueven métricas alternativas al GWP, con el argumento de que el metano “biogénico” de los animales forma parte de un ciclo natural y no contribuye al calentamiento de largo plazo. Sin embargo, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas ha desmentido esta idea, señalando que el metano ganadero tiene efectos inmediatos y significativos sobre el clima, por lo que su mitigación es urgente.
El texto alerta sobre la presión de los lobbies agroindustriales en países como Nueva Zelanda e Irlanda, donde las metas de reducción de metano se han debilitado ante la influencia política de las grandes empresas, lo que pone en riesgo los compromisos globales de mitigación climática.
Conclusiones
Las grandes corporaciones de carne y lácteos deben ser reconocidas como actores equivalentes a las petroleras en términos de su contribución al cambio climático. Su modelo de producción intensiva impulsa la deforestación, la pérdida de suelos fértiles y la emisión de gases de efecto invernadero, en especial de metano (datos cruciales 3, 4 y 6).
Los autores sostienen que la transición hacia un sistema alimentario sostenible requiere reducir drásticamente la cría industrial de animales, fomentar la producción agroecológica, promover dietas basadas en vegetales y establecer políticas públicas de regulación y transparencia.
De continuar con el actual modelo de producción, advierten, la industria de la carne y los lácteos obstaculizará cualquier esfuerzo global por limitar el calentamiento a 1.5 °C. Además, la falta de regulación y la captura corporativa de las políticas ambientales mantienen a estas empresas fuera del escrutinio climático internacional (dato crucial 5).
El texto finaliza enfatizando la necesidad de una gobernanza alimentaria mundial que considere la justicia climática y los derechos humanos como ejes centrales de la acción frente al colapso ambiental.
1) La gráfica 1 muestra las 45 principales empresas de carne y lácteos generaron 1.02 mil millones de toneladas de CO2 equivalente (MtCO2eq) en 2023, cifra que coloca al conjunto por encima de las emisiones nacionales de países como Alemania o Arabia Saudita.

2) Las cinco corporaciones más contaminantes —JBS, Marfrig, Tyson, Minerva y Cargill— concentraron 48% de las emisiones totales.
3) El metano (CH₄) representa 51% de las emisiones totales del conjunto analizado, seguido por CO2 con 34% y N₂O con 15%.
4) Ganado bovino genera 80% de las emisiones, porcino 11% y aviar 9%. Se asocia la magnitud de emisiones con la fisiología del animal y los sistemas de producción intensiva, mostrando la dependencia estructural de la ganadería global hacia los bovinos.
5) En la gráfica 2 se muestra el potencial de calentamiento global medido a 20 años (GWP20) duplica las emisiones estimadas a 100 años (GWP100), pasando de 1.02 a 2.05 mil millones de toneladas de CO2 equivalente.

6) El metano (CH₄) representa 51% de las emisiones totales del conjunto analizado, seguido por CO2 con 34% y N₂O con 15%. La desagregación por tipo de gas subraya el papel del metano como componente central del calentamiento global a corto plazo y como punto ciego en las políticas de mitigación actuales.
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El informe incluye un anexo metodológico sobre el cálculo de emisiones.
Helen Harwatt, Matthew N. Hayek, et al. [2024], Options for a Paris-Compliant Livestock Sector: Timeframes, Targets and Trajectories for Livestock Sector Emissions from a Survey of Climate Scientists, Brooks McCormick Jr. Animal Law & Policy Program, Harvard Law School, https://animal.law.harvard.edu/wp-content/uploads/Paris-compliant-livest....
Michael A. Clark et al. [2020], "Global Food System Emissions Could Preclude Achieving the 1.5° and 2°C Climate Change Targets", Science, 370(6517): 705–708, https://doi.org/10.1126/science.aba7357
Maximilian Kotz et al. [2024], "Global Warming and Heat Extremes to Enhance Inflationary Pressures", Communications Earth & Environment, 5(1): 116, https://doi.org/10.1038/s43247-023-01173-x
Our World in Data, "Annual Greenhouse Gas Emissions Including Land Use", a partir de los datos de Jones et al., National Contributions to Climate Change Due to Historical Emissions of Carbon Dioxide, Methane and Nitrous Oxide
Greenpeace Nordic [2024], Turning Down the Heat: Pulling the Climate Emergency Break on Big Meat and Dairy, https://www.greenpeace.org/static/planet4-malaysia-stateless/2024/10/bf4....
Xiaoming Xu et al. [2021], "Global Greenhouse Gas Emissions from Animal-Based Foods Are Twice Those of Plant-Based Foods", Nature Food 2(9): 9, https://doi.org/10.1038/s43016-021-00358-x.
Chris Bryant et al. [2024], "The Dublin Declaration Fails to Recognize the Need to Reduce Industrial Animal Agriculture", Nature Food, 5(10): 799–801, https://doi.org/10.1038/s43016-024-01054-2.
C.M. Godde et al. [2021], "Impacts of Climate Change on the Livestock Food Supply Chain; a Review of the Evidence", Global Food Security, (28): 100488, https://doi.org/10.1016/j.gfs.2020.100488.
FAO [2023], The Impact of Disasters on Agriculture and Food Security 2023, https://doi.org/10.4060/cc7900en.
Oliver Lazarus et al. [2021], "The Climate Responsibilities of Industrial Meat and Dairy Producers", Climatic Change, 165(1): 30, https://doi.org/10.1007/s10584-021-03047-7.
El artículo establece una relación directa con la línea de investigación del LET sobre la destrucción del ambiente. Los autores documentan cómo la expansión de la ganadería industrial constituye uno de los principales motores del cambio climático contemporáneo. La acumulación de emisiones de metano, dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno revela una crisis ecológica estructural que no responde solo a dinámicas productivas, sino a un modelo de desarrollo orientado por la maximización del lucro y la expansión constante de la frontera agroindustrial. Esta lógica de acumulación, sostenida por la deforestación, la pérdida de suelos y la degradación de ecosistemas, coincide con los procesos de destrucción ambiental impulsados por capitales concentrados a escala global.
En cuanto a empresas transnacionales y gobernanza mundial, el texto evidencia cómo un número reducido de corporaciones controla gran parte de la producción cárnica y láctea del planeta, operando con poder político y económico equiparable al de los estados. Estas corporaciones —JBS, Tyson, Cargill, entre otras— imponen sus propias narrativas de sostenibilidad, influyen en la regulación ambiental e intervienen en la formulación de políticas climáticas. El estudio denuncia la ausencia de mecanismos internacionales de transparencia y rendición de cuentas, lo que refuerza la asimetría entre las estructuras corporativas globales y las instituciones encargadas de la mitigación del cambio climático. La gobernanza climática se presenta, por tanto, capturada por intereses empresariales, reproduciendo las lógicas extractivas que el propio sistema busca corregir.
Respecto a las geografías del capital, el informe muestra cómo la industria ganadera se expande territorialmente sobre regiones de alta biodiversidad, desplazando comunidades rurales y transformando ecosistemas en zonas de producción intensiva. Este proceso redefine la relación entre economía y territorio: las fronteras agroindustriales se convierten en zonas de sacrificio ambiental, donde el capital reconfigura el espacio rural como recurso explotable. Esta expansión, además, conecta con el eje del LET sobre el papel de las CTN alimentarias en el colapso sistémico, ya que la sobreproducción cárnica y láctea no busca satisfacer necesidades alimentarias, sino mantener el crecimiento corporativo en un sistema global que prioriza el rendimiento económico sobre la resiliencia ecológica.
El texto también se vincula con la línea sobre combate y adaptación frente a la destrucción del ambiente, al subrayar que los compromisos de neutralidad de carbono y las políticas de “mitigación” adoptadas por estas empresas son estrategias de legitimación antes que acciones efectivas. Su discurso de sostenibilidad opera como mecanismo de contención social y política, desplazando el debate hacia soluciones tecnológicas o compensatorias que no cuestionan la raíz estructural del problema: la industrialización del sistema alimentario y su dependencia energética y territorial.
Finalmente, los vacíos analíticos del informe abren nuevas rutas de investigación para el LET. El estudio no profundiza en los efectos socioeconómicos de la concentración agroindustrial sobre los pequeños productores ni en las alianzas financieras entre el sector cárnico y los fondos de inversión globales. Tampoco aborda los mecanismos de captura regulatoria y diplomática a través de los cuales estas corporaciones condicionan las negociaciones climáticas internacionales. Explorar estos vínculos permitiría ampliar la comprensión de cómo las transnacionales del alimento operan como agentes centrales en la arquitectura del colapso ambiental, así como en la disputa por las futuras formas de gobernanza planetaria.

