La SEC (Securities and Exchange Commission, Comisión de valores y cambio de Estados Unidos), reformó el reglamento financiero que regula las empresas, estableciendo que a partir de 2017 deberán publicar la proporción que guardan los sueldos de sus jefes ejecutivos con los salarios promedio que pagan.

En el fondo, el tema tiene que ver con la delegación de poder de los accionistas a la alta gerencia. El que las compensaciones de los altos ejecutivos sean muy altas sirve como pretexto para dejar en manos de la SEC el tema. Se dice que las nuevas disposiciones se cabildearon con los sindicatos cuyo objetivo es poner en evidencia esos altos salarios y más allá, poner en evidencia la creciente desigualdad.

Quienes apoyan las nuevas disposiciones argumentan que aportarán información acerca del trato que se le brinda al capital humano en las empresas, la gobernabilidad y la salud de la empresa misma, ayudando a las decisiones de los accionistas sobre las remuneraciones de los ejecutivos. Por otro lado los disidentes argumentan que dichas medidas son para proteger a un sector en particular y deja totalmente de lado los intereses de los inversionistas, además de poner en cuestión la factibilidad de las eventuales mejoras.

Los posibles efectos de la nueva regulación es un debate abierto.