El artículo hace un balance de los avances y los retos que enfrenta la agricultura africana subsahariana recientemente.
La agricultura de países como Etiopia, Malí, Zambia y Ruanda ha experimentado un crecimiento reciente (2000-2014). Esto no significa que los campesinos están experimentando un aumento acelerado de sus ingresos, sino sólo que pueden enfrentar sin consecuencias devastadoras las condiciones climáticas adversas.

El clima de paz ha ayudado en la producción y la comercialización de granos, y el resultado es que la innovación en la agricultura ha crecido. Ha habido una explosión de empresas productoras de semillas genéticamente modificadas, resistentes a la sequía y plagas.

Sin embargo, es necesario hacer más reformas:

*Los gobiernos africanos deben desmontar las barreras a la innovación agrícola ya que en algunos países toma años aprobar la creación de nuevas semillas. El continente africano, con pocas excepciones como Sudáfrica, se está oponiendo a las semillas híbridas.

*Se requiere más avance en la utilización de tecnologías móviles. Por ejemplo, los subsidios deben entregarse en monederos electrónicos y no en especie, pues los campesinos pueden ser fácilmente robados.

*Mejorar el transporte y los caminos es fundamental para llevar los productos a las ciudades. El costo del transporte en África es tres veces más alto que en Asia. Además, la falta de inversión en los caminos rurales eleva el costo del fertilizante e impide que los alimentos perecederos lleguen a los mercados.

*Clarificar los derechos de propiedad sobre la tierra aumentaría la inversión a largo plazo y aumentaría el acceso al crédito al utilizarla como garantía de préstamos. Este es un tema delicado, pues muchos de los países tienen propiedades comunales o se rigen por derechos consuetudinarios.

El resto del mundo puede ayudar, si los países ricos reducen los subsidios a sus propios agricultores, particularmente en los productos que África puede producir exitosamente, como el algodón.