Business in Africa. Making Africa work. The continent’s future depends on people, not commodities
The Economist [2016], "Business in Africa. Making Africa work. The continent’s future depends on people, not commodities", The Economist, London, 16 de abril, http://www.economist.com/news/leaders/21696933-continents-future-depends...
Un giro en curso en la economía africana mantiene preocupados a los inversionistas. En el corto plazo enfrentan varias dificultades, pero en el largo se ve prometedor el crecimiento demográfico de la población clase mediera africana.
Del petróleo en los engranajes a la arena en las ruedas
La economía de África, sujeta por largas décadas a las fluctuaciones de las materias primas, presenta hoy una desaceleración. La baja reciente ha provocado una caída del 16% en la África subsahariana en los términos de intercambio –la relación entre el precio de sus exportaciones a la de sus importaciones–.
El texto les recuerda dos cosas respecto la caída de precios en los procesos de las commodities: i) la caída no dura para siempre y ii) no le afecta a todos. Se destaca que los costos bajos en la energía traerán ganancias netas a varios países africanos. Entre otras grandes tendencias positivas, se menciona que África, en general, ha disminuido sus altos niveles de inseguridad y violencia, podría decirse que hoy es más tranquila, pese a algunos casos excepcionales – Somalia, Sudán del Sur y la República Centroafricana–. Por otra parte, la participación democrática en los estados africanos ha ido creciendo positivamente, con significativas mejoras en la inclusión y participación ciudadana transparente.
La nota además señala los impactos positivos del impulso de las reformas de apertura y liberación comercial para incentivar los negocios privados en la zona. La proporción de los africanos que viven en la pobreza absoluta se ha reducido del 58% al 41% desde el año 2000.
Hay un miedo latente de que estos avances positivos se reviertan. La principal causa de esto son varios errores políticos con altos costos: niveles significativos de corrupción, violaciones a la Constitución e incluso algunos otros líderes democráticos que se aferran al poder ahora en sus manos, dejando una alta posibilidad de conflictos armados –Congo–, o en algunos otros países –Sudáfrica o Nigeria– la fuerte intervención estatal en la política monetaria y fiscal, ha conllevado problemas de inflación, fuga de capitales y estancamiento.
Pero errores masivos como estos ahora son la excepción y no la regla. La mayoría de los países de África están siguiendo políticas económicas sólidas: el control del déficit público y mantener la inflación bajo control. En general hay un fuerte impulso a las reformas económicas en el continente africano, destacando Sudáfrica, Nigeria, Etiopia, Costa de Marfil, Ruanda, entre otros.
Mentes, no minas
Ambas situaciones son posibles, la recuperación económica o el estancamiento, la guerra o la autocracia. El texto señala dos objetivos: el primero, en los grandes países hoy afectados por la disminución de ingresos por la mala racha de los precios en materias primas (minerales) deben ajustar sus monedas y reformar la política fiscal para aumentar los ingresos vía impuestos. Y el segundo, fortalecer reformas, invirtiendo en infraestructura, luchando contra la corrupción política y reduciendo las barreras arancelarias al interior de África.
El futuro está en la productividad de su gente.
El impacto de la caída de los precios de las materias primas en las commodities ha tenido un impacto significativo en África, una región altamente dependiente de los ingresos por sus exportaciones –extractivas principalmente–. La desaceleración de estas industrias tensa el ambiente político, social y de la inversión. Ésta última, procedente de extranjeros, podría encontrar atractivos lugares para asentarse y acumular, en función de las libertades concedidas por las reformas en proceso, y por la creciente mano de obra barata en África.
¿África podría ser la gran manufactura del siglo XXI?