Estados Unidos aún no se enfrenta a un desafío directo ni de China ni de Rusia. Pero, como poder dominante debe ser capaz y estar dispuesto a mantener el sistema, la pregunta es ¿tiene la capacidad? Los componentes de la supremacía estadounidense son: el poder militar, el poder económico y el poder de los valores.
La principal amenaza para las fuerzas armadas de Estados Unidos son los recortes presupuestarios. Las grandes invasiones pueden ya no estar a la orden del día, pero Estados Unidos puede recurrir a las fuerzas de reacción rápida, la fuerza aérea y a los barcos; más allá de defensa convencional tiene un formidable arsenal nuclear y medios para la guerra cibernética.
Estados Unidos ha llevado adelante importantes operaciones militares: la guerra en Irak; la guerra con Afganistán; entre 1989 y 2001, Estados Unidos intervino en el extranjero en promedio una vez cada 16 meses. Una de las razones por las que se prefieren las fuerzas armadas, es porque piensan que la guerra es un atajo hacia el éxito.
Ahora la guerra es un acto más político de lo que solía ser, en la guerra moderna no se define con claridad a un solo enemigo, el acto sale de los campos de batalla y llega a la población civil: hay muchos más actores en disputa y las alianzas son frágiles y cambiantes. Más que destruir físicamente al enemigo se trata de destruir su legitimidad. Es difícil tener éxito en las campañas contrainsurgentes, debido al alto número de recursos que demandan (se estima que se necesitan 20 soldados por 1000 ciudadanos).
Se dice que Estados Unidos podría limitarse a "guerras de necesidad" de Estado a Estado, pero incluso en una guerra no podrían obligar a un enemigo a combatir en sus términos. En ausencia de un ataque directo contra el territorio estadounidense o sus intereses, la "necesidad" de las guerras es poco clara. Aunque las guerras no se pueden evitar, en el futuro Estados Unidos debe tener como objetivo luchar con menos frecuencia y con más sabiduría.