Crisis e imperialismo

Cita: 

Saxe-Fernández, John [2012], “Crisis e imperialismo. Reflexión inicial”, John Saxe-Fernández (editor), Crisis e imperialismo, México, UNAM, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, pp. 9-30.

Fuente: 
Libro electrónico
Fecha de publicación: 
2012
Tema: 
La construcción social alternativa como un imperativo ético frente al colapso social y ecológico
Idea principal: 

John Saxe-Fernández es Doctor en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente se desempeña como docente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales e investigador del Programa “El Mundo en el Siglo XXI» del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM. Articulista del periódico La Jornada y autor de varios libros y artículos.


Uno de los objetivos no sólo del texto en cuestión, sino de la propia intención de editar este libro es estimular la reflexión, la investigación y los planteamientos teórico-prácticos en torno a la construcción social alternativa, lo cual es un imperativo ético ante el colapso que enfrenta la humanidad y la biota global.

Desde los años de 1960 se ha venido configurando una crisis y un deterioro estructural y sistémico del capitalismo, cuya expresión más reciente la observamos en la gran recesión de 2007-2008 y que siguió en curso hasta el 2012. Se trata de un “descalabro multidimensional de orden mayor, por su carácter ‘terminal’, en cuya etiología está imbricado el funcionamiento ‘normal’ del capitalismo” (p. 9).

Fue después de Hiroshima y Nagasaki y del advenimiento de la cohetería balística intercontinental que apareció la certeza de nuestra capacidad de autoextinción. Este carácter “terminal” deriva de la destrucción generalizada que representan miles de bombas nucleares, lanzadas desde tierra, mar y aire (p. 10).

La irracional expansión capitalista es acompañada, por un lado, de respaldos corruptos de “gobernanza” financiera y policial-militar y, por otro, de los límites atmosféricos y un inminente agotamiento de recursos naturales. Frente a estas dos situaciones se presentan diversos tipos de conflictividad doméstica, regional e internacional, de características y dimensiones inéditas y potencialmente catastróficas (p. 14-15).

Ante este escenario, Saxe-Fernández considera que el imperativo ético “es vital cuando, además de una Tercer Guerra Mundial estamos ante una crisis de civilización burguesa y un deterioro/colapso ambiental acumulado, de origen ‘antropogénico’, que acompaña al irrestricto crecimiento industrial capitalista proceso multisecular de más de 200 años. Ese imperativo se visibiliza y se expresa en saltos cuánticos en la expansión de la explotación humana y de los recursos naturales” (p. 14).

De igual forma, es necesario, ante esta debacle económica, hegemónica y ecológica de los últimos años, asumir una actividad académica con un carácter de imperiosa necesidad para la praxis científica y política (p. 15).

Saxe-Fernández define de la siguiente manera este imperativo ético, “no sólo [es] una construcción social alternativa ante un sistema que agota su periodo de tolerancia histórica sino ‘algo’ todavía mayor: un esfuerzo para contener y eventualmente revertir, neutralizar o frenar, los efectos del sistema sobre el marco de referencia bioquímico y atmosférico que ha sido el fundamento material para el ejercicio de la historia –y de la conciencia- sobre la corteza terrestre” (p. 15).

Por otra parte, es necesario apuntar que no se trata simplemente de un proceso relacionado con el crecimiento de la población; este fenómeno se vincula con un esquema de modernización y expansión fundado en la codicia y la ganancia sin límite, que asume la existencia de un planeta con recursos ilimitados, donde los centros del capitalismo (con una población aproximadamente del 15% del total mundial) concentran y derrochan la tajada mayor de toda la energía y recursos naturales disponibles para sostener a todas las especies de la Tierra (p. 16).

No es “la humanidad”, sino su “gobernanza” por el alto capital, que viene aparejado con el fenómeno imperialista, el que, al querer apoderarse de todo, en el proceso lo perderá todo. Ahí es necesario el imperativo ético, que incluye de manera notable la equidad en el acceso a los recursos naturales, para la Construcción Social Alternativa (pp. 16-17).

Estamos ante un proceso profundamente imbricado en la gestación de lo que sólo puede calificarse como una conmoción antropogénica, climática y biológica, lo cual es producto del desenvolvimiento “normal” de una civilización atada la quema de combustibles fósiles, sin considerar todos los procesos socioeconómicos y políticos que podrían desembocar en una guerra mundial, en la que si se utiliza el arsenal nuclear y de balística intercontinental estaríamos ante una catástrofe inmediata, fulminante y “terminal” (p. 18).

Es por ello que este imperativo ético debe tener un marco de referencia interdisciplinario, de convivencia e interrelación de la ciencia social y de las humanidades, con las ciencias naturales, incluyendo los diversos avances en muchas de las nuevas disciplinas (p. 18).

Por otra parte, Saxe-Fernández considera que, a partir de las diversas discusiones que se han realizado en el marco del Programa el Mundo en el Siglo XXI, el término “crisis” no ofrece una cabal descripción que lo que está en curso. Se necesita una reconceptualización, que sin abandonar los aportes históricos de las crisis del capitalismo, incluya las manifestaciones de su agravamiento y extensión, posterior a la gran ofensiva de clase de los años setenta (p. 20).

El concepto de “crisis” tienen límites frente a lo que hoy enfrentamos. Para ello, Saxe-Fernández ha empezado a trabajar la noción de “colapso”, es decir, las “destrucciones social y ecológica ya alcanzan dimensiones de ‘colapsos’ […] pero la solución que buscan imponer quienes provocan esos colapsos, que son los ricos y poderosos, es hacer permanente la guerra, militarizando el planeta y organizando su administración con un sistema policiaco totalitario (Leviatán). Esta estrategia corresponde a un actor desesperado, que infructuosamente busca hegemonía como forma para sobrevivir” (p. 20).

La crisis capitalista y la crisis de la pax americana ingresaron a un estadio cualitativamente nuevo, donde se presentará un largo periodo de continuos conflictos, convulsiones y traumas militares, potencialmente devastadores, en el centro y la periferia capitalistas. Estamos frente a una nazificación de la política exterior de Estados Unidos, que ha tenido sus brutales manifestaciones en América Latina (p. 22).

A pesar de ello, en esta misma región latinoamericana es que se ha dado lo que Chomsky ha denominado la “radicalización de la imaginación”: experiencias como la Revolución Cubana, que acompaña procesos de construcción social alternativa, como en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina, el ALBA, la UNASUR y la CELAC (p. 23).

El autor considera que América Latina ha ingresado a la era de los “indignados”, decenios antes de que este fenómeno se hiciera manifiesto en Oriente Medio, Europa o Estados Unidos, “porque ya esos ‘indignados’ han venido afirmando, en los hechos en Cuba, a sólo 134 kilómetros de Estados Unidos, que la resistencia, la revolución y la construcción social alternativa es una opción no sólo real sino necesaria” (pp. 24-25).

Finalmente, el “aspecto nodal de la construcción social alternativa lo constituye el análisis, crítica y planteo de las fortalezas y vulnerabilidades, de los aciertos y yerros de las experiencias no capitalistas, con la viabilidad histórica y la no-repetición de los errores pasados que desembocaron en desfiguros de gran costo social y político” (p. 25).

Datos cruciales: 

Desde finales del siglo XX, la humanidad ya consumía el 40% de la productividad primaria neta (PPN) del planeta, es decir, el 40% de la energía total contenida en los procesos fotosintéticos de todo el mundo, menos la que necesitan las mismas plantas para su supervivencia (p. 15).

En 1992 se calculaba que el 20% de la población mundial consumía dos terceras partes de los metales y tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo (p. 17).

Se ha dado un aumento al subsidio federal del sector nuclear en Estados Unidos. De 8 mil millones de dólares (mmd), en 2009 pasó a 18.5 mmd y en 2011 a 54.5 mmd (p. 27).

Cápitulos relevantes para el proyecto: 

1. La especificidad de la etapa actual del capitalismo: los límites materiales del crecimiento y sus consecuencias geopolíticas.

2. El comienzo del invierno global.

5. Ante el colapso del centro, reavivar la imaginación radical.

9. Nueva derecha y control de los recursos naturales estratégicos en América Latina.

Trabajo de Fuentes: 

Richard Leakey y Roger Lewin (1997), La Sexta Extinción, Barcelona, Tusquets.

Samir Amin (2009), “¿Debacle Financiera, Crisis Sistémica?”, Memoria, núm. 234, febrero-marzo.

Saxe Fernández, Eduardo (2005), Colapso Mundial y Guerra, Heredia, Editorial Amo al Sur,Global Academy.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Este texto nos aporta una nueva categoría científica para entender y analizar los procesos que estamos padeciendo como consecuencias de las transformaciones del capitalismo contemporáneo. Para Saxe-Fernández el término “crisis” presenta ciertos límites frente a la complejidad de la realidad sociopolítica. De ahí que utilice el término “colapso” para referirse a esta “crisis multimodal”.

Otra cuestión esencial para el pensamiento crítico es complementar la crítica del capitalismo con la elaboración de diagnósticos y prospectivas para la superación de las relaciones sociales actuales.