BASF es la compañía química más grande del mundo y es una de las empresas manufactureras más importantes de Europa. Es un gran productor y proveedor de productos químicos y derivados para otras grandes firmas –Adidas, BMW, Nestle, Procter & Gamble, entre otras–. De acuerdo con The Economist, BASF llama la atención por dos razones: el alto impacto de lo que hace (dado su tamaño) y su enfoque sistemático de innovación.

Grande y audaz

Una de las ventajas de BASF, según su Director Kurt Bock, es su gran tamaño que le permite hacer grandes inversiones en innovaciones a largo plazo. A lo largo de su historia la empresa ha destacado por importantes innovaciones –producción en masa de fertilizantes (1913), cintas de cassettes (1935), maíz tolerante a la sequía (2013)–. Actualmente su gran apuesta está en el desarrollo de baterías para carros eléctricos que sean ligeras con alta capacidad de energía y a un bajo costo.

Una de las estrategias principales de BASF es tratar de anticipar el funcionamiento de los mercados, innovando productos para las nuevas demandas del consumidor. Su táctica en la I&D se fundamenta en una red extensa, trabajando conjuntamente con 600 universidades, institutos de investigación y empresas. Además cuenta con su propio equipo de capital de riesgo (venture-capital) para buscar nuevas asociaciones con empresas (joint ventures) y realizar adquisiciones de empresas nacientes. También ha incrementado su participación como inventor bajo contratación para necesidades específicas de sus clientes.

En el artículo también se hace mención de sus recientes desarrollos en productos “sustentables” para la creciente demanda de este tipo de productos por algunos de sus clientes. Otro rasgo fundamental de BASF es su capacidad para eliminar rápidamente aquellos negocios que ya no valen la pena, como fue el caso de la industria textil-química, papelería, fertilizantes, cafeína y plásticos estandarizados, industrias saturadas dónde es difícil competir.

Firme como va

Para la revista no todo pinta bien, a pesar de su estructura de integración vertical, su capacidad de innovar y el crecimiento del precio de su acciones en la última década, The Economist señala que la oleada de adquisiciones también puede operar en contra de ella. La reciente adquisición de Bayer, un gigante de la industria química, de Monsanto, el más grande productor de semillas, podría desplazar a BASF del sector agroindustrial por carecer de su propio productor de semillas y depender de otros. La agroindustria representa un fuerte mercado para BASF, sus productos químicos en los cultivos abarcan 6.6 millones de dólares en ventas y consume el 26% de sus recursos destinados a la I&D. Otra de las preocupaciones de BASF es la creciente regulación en los gobiernos europeos sobre los productos químicos que alteran el sistema endocrino (endocrine-disrupting chemicals).