Las relaciones entre BAE Systems, la empresa europea más grande de defensa, y Arabia Saudita, uno de sus principales clientes, datan desde hace más de 30 años, pero desde 2008 que inició el mandato del director ejecutivo, Ian King, la empresa ha sido objeto de grandes escándalos de corrupción. Recientemente se le acusa de coalición con Araba Saudita por suministros y ataques aéreos en sus campañas contra los rebeldes en Yemen. Activistas de derechos humanos ganaron una revisión judicial en la Suprema Corte de Inglaterra mediante la ratificación de un Tratado de Armas en 2014, pero desde que la coalición tiene el respaldo legal de las Naciones Unidas y apoyo del gobierno británico, la Corte poco puede hacer al respecto.

La revista señala que en los últimos años Arabia Saudita y sus aliados del Golfo han sido buenos clientes de BAE en la medida en que el gasto en defensa occidental ha disminuido. No obstante el actual panorama mundial pinta un futuro prometedor para las compañías de defensa –tanto por la agitación en Medio Oriente como por las fricciones de Rusia y China con Occidente–. El gasto en defensa de los Estados Unidos está a punto de entrar en un nuevo ciclo de crecimiento en la medida en que los controles presupuestarios serán relajados y se renovara su equipo militar. En Gran Bretaña el gobierno planea un programa de re-equipamiento de gran alcance –donde BAE está bien colocada–.

Arabia Saudita seguirá siendo importante para BAE, en las próximas semanas se espera que firmen la extensión de su acuerdo de apoyo y mantenimiento por cinco años más, con un valor de $8.7 miles de millones de dólares. La tarea del nuevo director ejecutivo, Charles Woodburn, es lograr un mayor crecimiento de la empresa, ganando proyectos en nuevos mercados, particularmente en Asia y continuar con los proyectos ya adquiridos –Programa F-35 modernización de las fuerzas aéreas occidentales por 25 años–.

El tercer desplazamiento

La revista también señala que a largo plazo la empresa BAE podría enfrentar mayores retos de innovación tecnológica al competir con sus rivales estadounidenses que están implementando la estrategia del “tercer desplazamiento” –un intento modernización tecnológica para contrarrestar la erosión militar de Occidente ante la fuerza creciente de China y otras naciones–. Esto se debe principalmente a una falta de recursos destinados a la investigación y desarrollo, pues el gobierno británico únicamente destina 4% de su presupuesto en Defensa a este rubro. A esto se le suman las presiones por seguir manteniendo dividendos y cumpliendo con las demandas de su fondo de pensión. Y ahí radica la necesidad de tener grandes clientes como Arabia Saudita, asumiendo los altos riesgos de una región inestable. Actualmente están diseñando en conjunto un proyecto de nuevas tecnologías para un futuro post petrolero en Arabia Saudita, buscando crear cientos de miles de trabajos en nuevas tecnologías e ingenierías para los habitantes locales.