La gobernanza de las múltiples partes interesadas: la ofensiva corporativa hacia una nueva forma de gobierno global

Cita: 

Gleckman, Harris [2016], “La gobernanza de las múltiples partes interesadas: la ofensiva corporativa hacia una nueva forma de gobierno global”, Nick Buxton y Deborah Eade (editores), Estado del poder 2016, Amsterdam, Transnational Institute, 90-105 pp.

Fuente: 
Libro electrónico
Fecha de publicación: 
2016
Tema: 
Los peligros de establecer un tipo de gobernanza mundial dirigida por las corporaciones
Idea principal: 

Harris Gleckman es miembro del Center for Governance and Sustainability de la Universidad de Massachusetts, y director de Benchmark Environmental Consulting, una consultora privada medioambiental.


En 2009, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) acordó la creación de un grupo de expertos internacionales para proponer la Iniciativa de Rediseño Global (IRG), un sistema de gobernanza de intereses múltiples (multi-stakeholder governance) o corporativa, que reemplace la toma intergubernamental de decisiones, como hsta ahora ocurre en el seno de Naciones Unidas (p. 92).

Dentro la iniciativa IRG, se crearon 40 consejos para tratar problemáticas globales y construir propuestas de gobernanza específicas. Cada consejo podía estar integrado por empresarios, académicos, funcionarios de gobierno, personajes del entretenimiento, religiosos o de la sociedad civil. Sus propuestas conforman el marco analítico del sistema de gobernanza de intereses múltiples impulsado por el WEF (p. 92).

Las actividades de los grupos de intereses múltiples tienen como objetivos: “ampliar la discusión e identificar necesidades públicas, introducir el elemento del interés global en las negociaciones intergubernamentales, ayudar a superar los conflictos en espacios políticos difíciles y expandir el conocimiento al reunir a actores con diferentes puntos de vista” (p. 93).

La participación de actores privados que propone la IRG, hace tiempo que aparece en la solución de problemas globales: como asociaciones público privadas, a través del financiamiento, como implementadores de acuerdos intergubernamentales, para dar asesorías técnicas, etcétera. El WEF está promoviendo que esos avances formen parte del sistema de gobernanza corporativa (p. 94).

El autor hace notar que existe escepticismo en torno al sistema de gobernanza de múltiples intereses. Esta desconfianza se basa en “el reconocimiento de que hay una asimetría de poder en las actividades de las corporaciones multinacionales y la variedad de formas y estructuras de gobernanza usadas por los grupos de intereses múltiples. También está el reconocimiento de que cualquier trato con las transnacionales sobre un problema global tiene el potencial de desplazar a los gobiernos y los sistemas internacionales de su papel protagónico en la gobernanza global” (p. 95).

La visión del WEF de la gobernanza de intereses múltiples

Para el WEF, el concepto de intereses múltiples está centrado en la corporación y los accionistas como sujetos asociados a ella. Los tres elementos fundamentales de lo que significa múltiples intereses son: 1) la estructura de intereses múltiples no significa participación igualitaria de todos los interesados; 2) la corporación está en el centro del proceso, y 3) las partes interesadas están primordialmente relacionadas con la empresa: clientes, acreedores, proveedores, colaboradores, propietarios y economías nacionales, cualquier otro interesado potencial está agrupado en la categoría gobierno y sociedad (p. 96).

De consultorías de intereses múltiples a gobernanza de intereses múltiples

El objetivo del WEF es convertir las reuniones de Davos, y otras formas experimentales de gobernanza de intereses múltiples (grupos de partes interesadas, asociaciones público privadas, coaliciones de voluntarios, etcétera), en una forma explícita de gobernanza global. Al concentrar a diversos sectores de la sociedad, liderados por las corporaciones, no tienen que esperar al consenso intergubernamental para buscar soluciones (p. 97).

Cuestiones en juego

Hay 8 cuestiones de la gobernanza de múltiples intereses que generan preocupación entre los diferentes actores de la sociedad:

1. Selección (y exclusión) de categorías de participantes

En el sistema multilateral o intergubernamental, las decisiones están centralizadas en los estados nación. En la gobernanza de intereses múltiples no existen guías para designar a los actores que se ocuparán de determinado tema, sólo se busca que sea idóneo. Esto excluye inmediatamente a quienes no tengan participaciones accionarias en la empresa que se encargará del tema o quienes no estén de acuerdo con su propuesta (p. 98).

2. Balancear el poder entre los actores

A diferencia de los foros multilaterales, donde se ha avanzado en la creación de mecanismos para balancear el poder de ciertos grupos vulnerables, en el sistema de gobernanza de intereses múltiples no existe claridad acerca de cómo se logrará compensar las asimetrías de poder (capacidad de financiamiento, poder de negociación, conocimientos técnicos) entre los diferentes sectores participantes (p. 99).

3. Selección de las organizaciones representativas

El tema crucial es quién tiene la autoridad para seleccionar o aprobar organizaciones individuales, empresas o instituciones para formar parte de los consejos operativos. Actualmente, el espectro de grupos participantes es relativamente amplio: hay consejos creados por empresas transnacionales, universidades, organizaciones intergubernamentales, la secretaría de la ONU, y también es común encontrar a consultorías que se han propuesto para formar parte de los consejos de gobernanza.

Para el WEF, la secretaría de la ONU es la encargada de invitar a los próximos participantes para construir la agenda global, aunque el WEF selecciona a los participantes de cada consejo (p. 100).

4. Estándares mínimos para la selección de representantes individuales de cada categoría de participantes

El autor propone que el criterio para la selección incluya que la organización -desde empresas transnacionales hasta organizaciones civiles- trabaje en consonancia con la carta de la ONU, y no bajo preceptos financieros o morales (p. 101).

5. Definir el problema y alcance de un tipo de gobernanza de intereses múltiples

Otra de las incógnitas que surgen es la relativa a la definición del problema. Este no es un tema menor, pues de la definición del problema dependen en gran medida los resultados, las obligaciones y las expectativas de los participantes.

El WEF propone que la definición de los problemas globales quede en manos de un grupo de intereses múltiples que actúe con rapidez para dar salida al problema del proceso multilateral (p. 101).

6. Fuentes y usos del dinero por y para el grupo de intereses múltiples

Este tema va desde el conocimiento de las instituciones que financian los consejos hasta quienes implementan las recomendaciones. Obtener una legitimidad básica implica claridad y buenas prácticas de transparencia y rendición de cuentas (p. 102).

7. Procesos internos de toma de decisiones y relación con el estado de derecho

Durante décadas, el sistema multilateral de Naciones Unidas ha desarrollado reglas y procedimientos de votación. En contraste, los grupos de gobernanza de intereses múltiples trabajan con un alto nivel de confidencialidad acerca de la toma de decisiones. Un nuevo sistema de gobernanza de intereses múltiples tendría que dejar claro cuáles son las obligaciones, responsabilidades y compromisos de los órganos encargados de tomar decisiones (102-103).

8. Obligaciones externas de los participantes

Los acuerdos tomados en un sistema multilateral suelen tener etapas claras de implementación y financiamiento. Sin embargo, en un sistema de gobernanza de intereses múltiples, no existe certeza de que los recursos para llevar adelante las propuestas existan ni de que las propuestas sean debatidas ampliamente. Se trata de oportunidades que pueden ser tomadas o no. La cláusula opcional es un componente esencial del enfoque de gobernanza global del WEF (p. 103).

Observaciones finales

Para el autor, la propuesta del WEF es una prueba de que el sistema de toma de decisiones globales ya no puede centrarse únicamente en los gobiernos, sino que cada vez más otros actores reclaman participación. Actualmente, las empresas transnacionales están empujando hacia un sistema de gobernanza en el que tendrían un papel protagónico. Por esta razón, el autor señala que los gobiernos, organizaciones civiles y otros grupos no estatales juegan un papel fundamental para limitarlas y evitar los peores efectos de la globalización (p. 104).

El autor propone cuatro medidas para revertir la tendencia a una gobernanza de intereses múltiples:

1) prohibir la participación de las transnacionales en la formulación de políticas globales;

2) rehacer el sistema de la ONU dando a los temas ambientales, económicos y sociales el mismo estatus del Consejo de Seguridad, de tal modo que el multilateralismo pueda gobernar la globalización;

3) reconocer legalmente el estatus de facto de la sociedad civil y las empresas transnacionales para que su influencia sea equilibrada, pero dentro del sistema de la ONU, y

4) reformular el instrumento de derecho internacional de los tratados entre estados, la Convención de Viena, para que especifique las reglas para que la gobernanza de interés múltiple pueda operar complementariamente al multilateralismo (p. 105).

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto es relevante por dos cuestiones:

1) pone en evidencia el avance de las empresas transnacionales en el establecimiento de un orden empresarial a nivel mundial, y

2) cuestiona, superficialmente, el papel de los estados nación como nudos articuladores del orden mundial.

La gobernanza de múltiples partes interesadas (multi-stockholder governance) representa un intento, existoso hasta ahora, de las empresas de tomar el liderazgo en el análisis de problemas globales, como el cambio climático, los conflictos y procesos de paz, la energía, alimentación, etcétera.

Los principios de la ganancia y la minimización de costos son privilegiados desde esta óptica, por lo que cualquier "solución" que se proponga será enmarcada en los mecanismos del mercado. Un ejemplo claro es el capitalismo verde, que pretende corregir, o retrasar, el problema climático a partir de la venta de bonos de carbono o del pago de servicios ambientales. En lo que respecta al papel de los gobiernos, el autor tiene una visión limitada al considerar que los gobiernos actuales y el mecanismo de coordinación intergubernamental, Naciones Unidas, no han sido ya rebasados por las empresas, por lo que apela a un fortalecimiento de la institucionalidad intergubernamental. Sin embargo, su análisis acierta al evidenciar los éxitos del sector empresarial en el establecimiento de las directrices del orden global.