El método CRISPR-Cas9 consiste en una proteína que puede cortar ADN y una pequeña cadena de ARN que identifica dónde hacer el corte, lo que representa un gran avance en la identificación de genes y la edición de genomas para resolver problemas desde el control de pestes al diseño de medicamentos de alta precisión y sin el inconveniente de dolorosas mutaciones.

La patente por el descubrimiento y su explotación comercial ha sido dividida. La primera fue otorgada a Jennifer Doudna, de la Universidad de California, y la segunda a Feng Zhang, del Broad Institute y del MIT. El argumento de algunos científicos del McGovern Institute for Brain Research del MIT para reclamar la comercialización del CRISPR-Cas9 es que el equipo de Doudna no realizó edición de genes sino que analizó las propiedades de una proteína pura en un tubo de ensayo, mientras que el de Zhang puso en funcionamiento el CRISPR-Cas9 en células de mamíferos en 2014. Doudna argumenta que la innovación de su trabajo, realizado en 2012, fue localizar un editor de genes con la habilidad de cortar ADN en ubicaciones específicas.

A pesar de que la pelea legal se mantiene en curso, la comercialización de la técnica CRISPR-Cas9 sigue avanzando. La empresa que posee la patente disputada, Editas, anunció que comenzará a cotizar en la bolsa de valores y otras empresas como Caribou Biosciences, CRISPR Therapeutics e Intellia Therapeutics, están buscando aplicaciones comerciales de la técnica.