Competition and choice. Getting more consumers to switch. Regulators keep on trying to persuade consumers to shop around for cheaper providers

Cita: 

The Economist [2017], "Competition and choice. Getting more consumers to switch. Regulators keep on trying to persuade consumers to shop around for cheaper providers", The Economist, London, 4 de marzo, https://www.economist.com/news/britain/21717813-regulators-keep-trying-p...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Marzo 4, 2017
Tema: 
Las acciones de las entidades reguladoras en materia de energía y de telecomunicaciones en Gran Bretaña
Idea principal: 

Las agencias reguladoras británicas han presentado el cambio entre distintos proveedores de servicios por parte de los consumidores como el Santo Grial y como una evidencia de que los consumidores están ahora eligiendo de forma más sensata –como resultado de una mejor competencia– servicios con precios más bajos. En el léxico de la política de competencia, se dice que los consumidores están “ligados con el mercado”. Es así que Ofgem, la reguladora de energía, anunció orgullosamente que el número de hogares que cambió su proveedor de gas y electricidad alcanzó en 2016 un máximo en los últimos seis años con 7.7 millones de cambios.

Después de haber sacudido el lado de la oferta –se ha estimulado la entrada de nuevos competidores al mercado, principalmente en energía y la banca–, las agencias reguladoras se han centrado en el lado de la demanda, buscando habilitar a los consumidores (por medio de propaganda oficial sobre sitios web para la comparación de precios, entre otros) para ejercer la mayor cantidad de elecciones posibles, de tal forma que se genere presión competitiva sobre los proveedores. A pesar de estas molestas campañas publicitarias, mucha gente sigue atada en planes inconvenientes, usualmente ofrecidos por los llamados proveedores “heredados”.

La relevancia de los cambios de proveedores debe ser matizada, pues aun cuando muchos usuarios han modificado la empresa que les provee sus servicios, la evidencia apunta a que los consumidores menos propensos a cambiar de compañía son quienes más se beneficiarían de dicho cambio: los pobres y los adultos mayores. Para ayudarlos, los reguladores están llevando adelante medidas más fuertes. Las empresas reguladoras han ordenado reducir las tarifas en algunos de los servicios. Por ejemplo, Ofcom, el regulador en materia de telecomunicaciones, está planteándose forzar a BT para que reduzca sus tarifas en al menos 5 libras al mes por su servicio de telefonía terrestre. Cerca del 80% de los consumidores que sólo tienen una línea terrestre son clientes de BT, y casi tres cuartos de estos consumidores no han cambiado nunca a su proveedor. “Casi la mitad de estos consumidores tienen más de 75 años y un tercio de ellos pertenecen a hogares de ingreso bajo”.

Este recurso a la intervención por parte de los reguladores manda un mensaje claro: “si los consumidores no pueden hacer algo por ellos mismos, los reguladores no vacilarán en meterse para hacerlo por ellos”.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Fieles al dogma liberal, The Economist refiere las tímidas medidas regulatorias para fomentar la competencia: incidir en las preferencias de los consumidores, rebajas de precios y estimular la presencia de empresas competidoras. En cambio, poco o nada se hace por estimular las energías renovables y sobre todo para atacar la altísima concentración que caracteriza tanto la producción de energía como la banca.

La economía convencional –y las medidas de política económica que de ella se derivan– concibe a la competencia como la panacea por medio de la cual se solucionarán todos los problemas que pudieran suscitarse en la economía capitalista, y a la formación de monopolios como un mal ajeno a la marcha del desarrollo capitalista que trae consigo distorsiones e ineficiencias. Su horizonte teórico y epistémico les impide captar no sólo que la concentración y centralización del capital es algo inherente al devenir capitalista sino también que monopolio y competencia, lejos de ser términos antinómicos y ajenos entre sí, son las dos caras de la misma moneda: la competencia produce al monopolio; el monopolio produce y presupone a la competencia.