El rápido avance de la tecnología inalámbrica es patente y aunque la tecnología de cuarta generación (4G) sigue siendo novedosa en algunos países, ya se está trabajando en la siguiente (5G). Los mayores operadores móviles, Verizon y AT&T, anunciaron que comenzarán a probar los prototipos de circuitos 5G. Además, Corea del Sur y Japón han dicho que esperan tener una red 5G funcionando para los juegos olímpicos de invierno y verano en 2018 y 2020, respectivamente.

Es probable que el desarrollo de la tecnología 5G desate grandes inversiones, pues se busca que cualquier dispositivo tenga este tipo de conexión inalámbrica: desde autos que se conduzcan solos, hasta máquinas industriales y electrodomésticos, lo que se conoce como Internet de las Cosas (IoT).

Sin embargo, las empresas de telecomunicaciones sólo se han puesto de acuerdo en algunos temas. El más importante es el de elevar la velocidad de conexión por encima de 10 gigabits por segundo y reducir el tiempo de latencia o respuesta a menos de 1 milisegundo.

Del lado de la demanda también se han generado cambios. Según la Universidad de New York, el tráfico de datos móviles aumentará mil veces hacia la primera mitad de la década de 2020, lo que requiere una mejora en la infraestructura de redes inalámbricas.

Las empresas más interesadas en el desarrollo de la red 5G son las de tecnología de la información. Algunas como Apple, IBM y Samsung no sólo ofrecerán nuevos dispositivos móviles, sino también IoT. Otras, como Google pueden extender la red de comunicaciones de alta velocidad. De hecho, Google compró en 2014 una pequeña empresa, Alpental Technologies, que estaba desarrollando un servicio de comunicaciones súper veloces, usando servicios de alta radiofrecuencia, conocidos como onda milimétrica.

La principal competencia que enfrentará la red 5G será en los espacios donde haya WiFi, pues los usuarios de teléfonos inteligentes usan cada vez más este tipo de conexión para llamadas y mensajes, independientemente de lo rápida que pueda ser la conexión móvil.

The Economist señala dos tendencias divergentes al interior de la industria: 1) que la tecnología inalámbrica tome un rumbo evolucionista, es decir, que se use lo que hay y que se mejore, y 2) que se tome un camino revolucionario y se trabaje en tecnología de frontera, por ejemplo, al abandonar la estructura convencional de las redes móviles o que se utilice análisis de los datos móviles para predecir el tipo de conectividad que el usuario requeriría.

Algunas empresas, como China Mobile, aboga por un cambio profundo debido a la insostenibilidad de las redes inalámbricas, es decir, el incremento de la energía necesaria para transmitir cada megabit extra.

Otras características que se espera tengan las futuras redes 5G son: la reducción en el consumo de energía necesario para su funcionamiento y que sean completamente controladas a través de software.

La transición a la red 5G podría acentuar otra tendencia ya en marcha: la alta concentración en la industria, debido a las empresas de servicios móviles, como las aplicaciones de Facebook, están ganando mayor participación en el mercado que los operadores móviles. Se espera también una convergencia completa entre los fabricantes de computadoras y los de equipo de telecomunicaciones. El año pasado Ericsson formó alianzas estratégicas con HP y Cisco, quizá en el futuro, se hagan fusiones completas.