Manufacturing industry. Politicians cannot bring back old-fashioned factory jobs. They don’t make ’em like that any more

Cita: 

The Economist [2017], "Manufacturing industry. Politicians cannot bring back old-fashioned factory jobs. They don’t make ’em like that any more", The Economist, London, 14 de enero, http://www.economist.com/news/briefing/21714330-they-dont-make-em-any-mo...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Enero 14, 2017
Tema: 
El cambio en el proceso productivo desde finales del siglo XX
Idea principal: 

En la fábrica de Mercedes AMG en Brixworth, una ciudad en Inglaterra, el mundo es diferente al de las líneas de producción antiguas. Mecánicos expertos manejan herramientas de alta tecnología en medio de la limpieza de un quirófano, mientras trabajan en algunos de los mejores motores de coches de carreras del mundo. El único vestigio de las líneas de producción antiguas son los tornillos; hay uno en cada mesa de trabajo.

La manufactura ejerce un poderoso control sobre los políticos en el mundo rico, lo que permite entender la promesa de Donald Trump para crear millones de empleos en esa industria.

El principal problema es que la manufactura en realidad no ha desaparecido. El tornillo no ha sido reemplazado, pero en casi todo lo demás el cambio ha sido muy grande. Algunos procesos que solían estar estrechamente unidos ahora se llevan a cabo en diferentes partes del mundo, y algunos procesos que solían realizarse en diferentes lugares ahora son tan cercanos como los trabajadores y diseñadores que comparten la planta de producción en Bruxworth.

El montaje de piezas en los coches, lavadoras o aeronaves agrega menos valor de lo que alguna vez lo hizo; el diseño, la gestión de suministros, el mantenimiento y actividades similares agregan ahora mucho más valor.

Comparada con otros sectores, la industria manufacturera es más propensa a exportar, y tomando en cuenta las exigencias de competir en un mercado más amplio, las empresas que exportan tienden a ser más productivas que las que no lo hacen. Estas empresas también tienden a ser más intensivas en capital, porque la venta en los mercados más amplios permite a las empresas reducir los costos de capital por unidad vendida. Un sector que tiene una productividad más alta que la media y alta intensidad de capital, es capaz de ofrecer mejores salarios.

La estructura de fabricación del siglo XX ayudó a asegurar que mejores salarios fueran ofrecidos. Las fábricas atrajeron mucha gente modesta pero experta junto con bienes de capital que fueron muy costosos cuando se volvieron ociosos por las huelgas. La sindicalización ayudó a que los trabajadores ganaran una gran parte del valor generado por la industria.

En la última parte del siglo este sistema se deshizo. La tecnología ha aumentado la eficiencia de los procesos, y como resultado muchos empleos en la manufactura desaparecieron en los países de primer mundo.

Decenas de millones de puestos de trabajo se han desvanecido, y como la fabricación se hizo más productiva y los precios cayeron, la participación de la manufactura en el PIB también disminuyó.

Al mismo tiempo, el número de personas en la manufactura en los países en desarrollo aumentó, con muchas de ellas trabajando directa o indirectamente para las mismas empresas que comenzaron a emplear menos gente en los países desarrollados. El trabajo de rutina, que no es particularmente escaso, se ha movido fácilmente a los países pobres.

El mayor valor agregado pre-producción proviene de investigación y desarrollo, además del diseño de los procesos industriales necesarios para fabricar los productos. La legislación ambiental está obligando a las empresas a asumir la responsabilidad de sus productos después de que hayan cumplido su propósito mediante el reciclaje de los componentes.

Jaguar Land Rover (JLR), un fabricante de automóviles británico, entregó gran parte de la gestión de su logística a la cadena de suministro DHL en 2009. Es difícil no ver como parte del proceso de producción el servicio que DHL está ofreciendo. Así, muchos aspectos de investigación, desarrollo, diseño y pruebas técnicas son atendidas por empresas de servicios, e incluso la producción misma puede ser subcontratada también.

Apple y ARM, una compañía de chips británica, no poseen fábricas propias. Ellos generan todas sus ganancias desde el diseño, la distribución y los servicios asociados a sus productos.

Las máquinas industriales y los bienes que resultan de ellas cada vez están más integrados con el internet. Por lo tanto, ahora los fabricantes son capaces de reunir datos sobre el funcionamiento de sus máquinas en todo el mundo. Un fabricante de automóviles, por ejemplo, puede utilizar los datos de cada uno de sus productos para resolver problemas en ellos, logrando aumentar el valor que tienen para los usuarios, que pagan cada vez más por el servicio que ofrece el objeto manufacturado que por el propio objeto.

La tecnología y los métodos de producción rediseñados podrían ser utilizados para llevar el montaje y algunas otras formas de producción de nuevo a los países ricos. La impresión en 3D, aunque sea más cara que la fabricación tradicional, se utilizaría para hacer mercancías más lujosas y costosas.

Algunas empresas reconocen que la subcontratación de la producción en lugares más baratos ha afectado la innovación. Cuando la producción se trasladó a otra parte, la oportunidad de aprender de todo el proceso se perdió.

Los gobiernos deberían partir de expectativas modestas para la manufactura según James Manyika del McKinsey Global Institute, un centro de estudios. Las políticas que podrían ayudar son muy obvias. Una de ellas es mejorar la educación para asegurarse que los ingenieros y técnicos están bien preparados.

Los trabajadores tienden a hacer mejor su trabajo cuando se les permite formar parte de empresas rentables, más que como empleados de empresas de servicios que son contratadas por empresas de la manufactura. Además, los trabajadores se desempeñan mejor cuando pueden mejorar su poder de negociación por medio de un sindicato.

Datos cruciales: 

Una gráfica muestra los empleos en la manufactura como porcentaje del empleo total en países desarrollados y en desarrollo, así como el valor generado como porcentaje del PIB en países de ingresos bajos, medios y altos, desde 1981 hasta 2010.

La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) calcula que en 1991, 234 millones de personas en los países en desarrollo trabajaron en la manufactura. Para el año 2014 el número fue de 304 millones, y había sólo 63 millones de puestos de trabajo de fabricación en los países ricos. Sin embargo, la sexta parte de los trabajadores en los países desarrollados añadió dos tercios del valor final.

Una gráfica muestra las industrias avanzadas como porcentaje de las empresas totales durante 2015 en Estados Unidos, siendo el sector privado de investigación y desarrollo el que mayor porcentaje presenta.

Nexo con el tema que estudiamos: 

A partir de los cambios tecnológicos y sociales es relevantes cuestionar los anacronismos y declaraciones propagandísticas por los políticos de la derecha dura, especialmente Trump, que pretenden ganar apoyos políticos a partir de la idea de un "renancimiento" de la manufactura. Sin cambiar la lógica de competencia ninguna base nacional podría hacer frente a la producción globalizada. En otra perspectiva, cabe preguntarse si estos debates pueden suscitar reacciones de vida entre la población de los países "desarrollados", en el sentido de cuestionar la sociedad de la ganancia y replantear la necesidad de hacer frente a las carencias sociales.